Panorámica. Juego de luces sobre un mar de petróleo
CARACAS, Venezuela. Iluminación nocturna de las torres del complejo urbanístico Central Park
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En una canción de comienzos de la década del noventa, Gustavo Cerati le cantaba a una luna roja que brillaba sobre el Mar Negro.
Más que roja, la que vemos asomar en este retrato nocturno de la ciudad de Caracas es una luna rosa (habrá que esperar a mayo para poder ver, desde América del Sur, una auténtica “luna de sangre”). Pero así y todo, aquel tema que Cerati cantaba en los años gloriosos de Soda Stereo bien podría ser la banda de sonido de la foto que se despliega en estas páginas. Porque hay un mar negro, un mar de petróleo, que implícita o explícitamente mece cada cosa, cada persona y cada acontecimiento que tenga lugar en Venezuela.
La luna, sonrosada o roja, se asoma sobre Caracas y su color acompaña el de las luces que iluminan el complejo urbanístico Central Park. Amarillo y azul: hoy por hoy, esa combinación tiene un sentido casi unívoco en todo el mundo. Un sentido llamado Ucrania.
En ese país, “todo se trata del petróleo”, suele decir la historiadora venezolana Margarita López Maya. Así lo expresaba en una entrevista realizada por LA NACION hace unos años (“Desde hace un siglo, el petróleo ha moldeado la economía y la sociedad del país; Venezuela no vive de promover una industria con una mano de obra que dinamice la economía, sino de una economía rentística”). Y en términos similares se lo confirmó recientemente a la BBC, en un artículo publicado tras el inesperado acercamiento entre los gobiernos de Joe Biden y Nicolás Maduro.
La luna, sonrosada o roja, se asoma sobre Caracas y su color acompaña el de las luces que iluminan el complejo urbanístico Central Park. Amarillo y azul: hoy por hoy, esa combinación tiene un sentido casi unívoco en todo el mundo. Un sentido llamado Ucrania. Difícil que semejante iluminación sea casual en una ciudad en la cual, durante los recientes festejos por Semana Santa, hubo quien arrojó al fuego –en la tradicional “quema de Judas”– muñecos con el rostro de Putin.
Homenaje al país invadido o alusión a la carambola geopolítica que quizás abra la puerta a nuevos juegos: las luces están allí; los finales siguen abiertos.