Panorámica. Escenario y acción: contrastes para una distopía
Pekín, China. El esqueleto industrial de una ciudad gris enmarca la rampa de los Juegos Olímpicos de Invierno
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Finn Bilous, de Nueva Zelanda, compite en una carrera de calificación de esquí estilo libre durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Sale disparado de la rampa tapizada de nieve artificial y queda congelado en el aire en esta foto tomada el lunes, en el Big Air Shougang. Si él viera la imagen, seguramente, repararía en los metros de su elevación, la técnica de su pose: por algo es un esquiador acrobático. Como el salto de un bailarín que en un solo virtuoso quiere ganarse el cielo de los aplausos, el rider también tiene sus objetivos y recompensas. Sin embargo, más allá de la hazaña, lo que al resto de los mortales llama la atención a simple vista son los contrastes: no hay detrás de él un cordón natural de montañas heladas sino el recorte gris y desvencijado de un parque industrial con chimeneas que contribuyeron al calentamiento, aunque ahora estén apagadas.
Coronado por dos torres, el escenario urbano podría despertar todo tipo de suspicacias y consagrarse como locación ideal para una distopía. En las redes sociales, que propagaron las atractivas imágenes de estos días en Pekín, algunos se preguntaban si era posible pensar en una planta nuclear como telón de fondo de los juegos, a la vista de todo el mundo. Enseguida trascendió en medios internacionales que estos hornos y torres pertenecieron a una vieja siderurgia, que ya dejó de funcionar, y que contribuyó a la visible contaminación del cielo chino. “La planta –publicó CNN–, fundada en 1919, dejó de operar hace más de 15 años, como parte de los esfuerzos para despejar el aire en la capital antes de los Juegos Olímpicos de Verano de 2008″.
China es el mayor responsable los gases de efecto invernadero que alimentan la crisis climática del mundo (27%, seguido de los Estados Unidos, con el 11%). Su “plan de recorte”, paradójicamente, compromete alcanzar su pico de emisiones antes de 2030, para a partir de ese momento comenzar a reducirlas.