Panorámica. Es un partido de fútbol y, a la vez, una fiesta global
Liverpool, Reino Unido. Policías a caballo en la previa del partido entre el Liverpool y Wolverhampton Wanderers
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El espectáculo está aquí. En las bengalas, en el aire disfrazado de melaza fucsia, en los policías que emergen de esa niebla sonrosada como los habitantes de las antiguas leyendas atravesaban la bruma de los bosques.
El espectáculo está allí, por entre la respiración de los caballos entrenados para estas lides, y en cada visor de cada uno de los celulares que capturan la escena y la reenvían, multiplicada al infinito, a las redes. Y de allí a los muros, y luego a los medios, ida y vuelta, en círculos y en parábola; la fiesta global, el fútbol, capturas y memes, todo enrevesado, acelerado, vitoreado y disfrutado en lo que dura un clic, un posteo, un scroll.
Lo que muestra esta foto son los minutos previos al partido entre el Liverpool y Wolverhampton Wanderers en Anfield, al noroeste de Inglaterra. Primera Liga, máxima categoría del fútbol británico, seguidores locales y globales; jugadores y entrenadores que –como ocurre en tantas otras ligas del mundo– son de aquí y de allá, conocidos por todos, hijos de las viejas colonias o no tanto, seguidos puntillosamente –en sus aciertos y caídas, hazañas y golpes bajos– desde cada rincón de la corriente nerviosa, estridente como un zumbido continuo, que fluye a través de internet.
Hace rato que se extinguieron los viejos dioses, esos que habitaban los bosques alguna vez predominantes allí donde ahora se encuentran caballos, policías e hinchas. También, según contaba un tal Nietzsche, murieron los otros dioses, uno y en singular según qué monoteísmo los nombrase. La era tecnológica quedó algo huérfana de deidades, a menos que se piense que el mercado, y la tecnología misma, lo sean. Y entonces, si no dioses al menos héroes de nuevo cuño (¿Hércules pasteurizados?), asoman los futbolistas: magos de la pelota, hacedores de prodigios, físicos enaltecidos por la gloria, el star system y un mundo tan sediento de brillos y emoción como de sentido.