Panorámica. Aunque no lo veamos, en San Fermín el toro siempre está
Pamplona, España. Celebración en la plaza, con una banda musical, durante el “Chupinazo” de San Fermín
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Salir del Teatro Colón, donde hasta el jueves presentaron una nueva versión del ballet Carmen, y encontrarse con las fotografías de esta semana, que ponen el foco en un nuevo San Fermín, encierra (no hay mejor verbo si vamos a hablar de toros) un potencial juego de mímesis. Ante todo porque la acción transcurre en una populosa plaza de España –sin importar demasiado en qué momento del último siglo–, con la música atravesando la multitud enardecida y la presencia latente del toro que, aunque no lo veamos, siempre está.
La foto refiere al “Chupinazo” en la ceremonia de apertura del famoso festival y llama a releer las descripciones que en sus novelas hacía Hemingway, difusor de las ferias taurinas, que varios 7 de julio le hizo caso a la canción: “A Pamplona hemos de ir de ir”. Un habitué. Este año, la lluvia no aguó la tradición en el norte de ese país –ya no en el sur gitano de Bizet– y resulta especial porque marca el regreso después de dos ediciones postergadas por la pandemia.
Miles de hombres (y algunas mujeres), de camisa blanca y pañuelo rojo, participarán hasta el 14 de este mes de los encierros, en los que intentan evitar a los grandes toros y bueyes que sueltan por las estrechas calles del casco antiguo. En suma los 875 metros a la carrera se pasan volando en unos tres minutos, con corredores expertos a gran velocidad por delante de las astas y otros menos avezados (en general turistas) que se animan al desafío. Las estadísticas refieren que ocho personas fueron corneadas en 2019, antes de la pausa por el coronavirus, y que desde 1910 murieron dieciséis (la última en 2009). Por ahora sólo se contabilizan fracturados y pisoteados. Sin ocultar sus ganas de largarse a llorar, Ryan Ward, de California, declaró al final de la primera jornada que la experiencia bien valía la pena. “Son demasiadas emociones acumuladas. Corrí con mis amigos. No sé donde están. Los perdí a todos”. Él salió ileso.