Panorámica. Amor, gentío y rock en el verano boreal
Pilton, Inglaterra. Hoy finaliza el Festival de Glastonbury, uno de los más importantes del Reino Unido
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No son hippies, no está lloviendo, no es Woodstock. Pero cómo no pensar en aquella foto, la de la pareja envuelta en unas mantas –ella con anteojos oscuros, él de espaldas–, ambos como recién amanecidos y rodeados de la muchedumbre, el caos y esa ráfaga furiosa de guitarras, voces, verano y carteles convocando a la paz y el amor que inundó una localidad del estado de Nueva York en agosto de 1969.
En esta foto hay amor. Podría decirse que también hay paz, o al menos deseos de poner entre paréntesis el frente de guerra que viene sacudiendo al mundo. Y gente que se quiere regalar, durante los cuatro primeros días del verano boreal, al menos una buena dosis de rock.
Se trata del Festival de Glastonbury, que hoy tendrá su cierre en Pilton, Reino Unido. Unas ciento cincuenta mil personas se congregaron en el bucólico paisaje de esa zona de Inglaterra.
No es Woodstock, el hippismo hace rato murió, pero en Glastonbury también se respiran los ecos de cierta fiesta pagana, el gesto indie, la cercanía de las organizaciones de defensa del medio ambiente y ese halo de pequeña y trashumante comunidad que siempre traen las tiendas de campaña (incluso las más sofisticadas).
No es Woodstock, el hippismo hace rato murió, pero en Glastonbury también se respiran los ecos de cierta fiesta pagana, el gesto indie, la cercanía de las organizaciones de defensa del medio ambiente y ese halo de pequeña y trashumante comunidad que siempre traen las tiendas de campaña (incluso las más sofisticadas)
El verano británico comenzó con conflictos: una de las mayores huelgas del sector tranviario en 30 años afectó alrededor del 80 por ciento de los servicios de trenes en Inglaterra, Escocia y Gales.
La incertidumbre con respecto a los traslados amenazó ensombrecer un festival que venía postergándose desde hace dos años, cuando el inicio de la pandemia de Covid obligó a suspenderlo.
Glastonbury tiene un creador: el granjero Michael Levis (Pilton, 1935), que en 1969 –al año de Woodstock de un lado del océano y del Bath Festival of Blues del otro– decidió impulsar un festival en Worthy Farm, su granja. Así lo hizo, así siguió haciéndolo. Y, a juzgar por esta foto, son muchos los que se lo agradecen.