Pactos preexistentes
El consenso es la única forma de alcanzar la paz interna y abrir camino hacia un futuro promisorio; es un trabajo en el que deben actuar como convocantes organizaciones interdisciplinarias
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Últimamente observo con mucha esperanza que todo el arco político, incluido el oficialismo, comenzó a aceptar que si queremos una verdadera convivencia democrática y plural, la única salida que tiene nuestro país es mediante un consenso nacional.
Estoy haciendo referencia a una práctica nada novedosa para nuestra historia. Con sólo releer el Preámbulo de la Constitución Nacional –tan bien utilizado en 1983 por Raúl Alfonsín para comenzar a transitar nuestro retorno a la democracia- podremos observar que se destacan los “Pactos Preexistentes”, esos acuerdos que fueron firmados entre las provincias entre finales de 1820 y antes de 1853. Estoy hablando del Tratado del Pilar; el Tratado de Benegas; el Tratado del Cuadrilátero; el Pacto Federal; el Protocolo de Palermo y el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos. Todos, y cada uno en su tiempo, tuvieron un denominador común: promover la forma federal de gobierno, promover la realización de una convención constituyente cuando la paz y la tranquilidad de los pueblos lo permita y reafirmar la misma nacionalidad Argentina.
Creo que llegó la hora de honrar a aquellos patriotas que entendieron que sólo en la unión se podía alcanzar la paz interna. Estamos en el momento justo para dejar de hablar del pasado, ayer ya es pasado, por eso tenemos que esforzarnos para sólo hablar del futuro, punto de partida para trabajar por un 2023 promisorio. Pero ojo, porque también creo que nuestra dirigencia política se está equivocando de metodología. No son ellos los que deben llamar al diálogo.
Nunca un gobierno, ni su oposición circunstancial, deben hacer una convocatoria de ésta índole. Un consenso -de enorme importancia para nuestro futuro- debe ser promovido por organizaciones interdisciplinarias de lo contrario, estará destinado a fracasar si sólo está motivado por la política.
Recordemos lo que fue el Diálogo Argentino, clave fundamental para encauzar la crisis social que estalló en 2001. En aquel momento, y sin mezquindades, se logró elaborar acuerdos y coincidencias básicas bajo la iniciativa y el respaldo moral y estratégico de la Iglesia Católica y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Hoy estamos nuevamente a las puertas de una gran oportunidad. El próximo 3 y 4 de noviembre las 10 religiones más importantes se reunirán para apoyar la paz y la unión de los argentinos. Estoy convencido de que la cuarta edición del Congreso Mundial de Diálogo Intercultural e Interreligioso será un buen momento para iniciar esa tarea que nos unirá en pos de nuestro futuro.
Se trata de organizaciones que llevan años trabajando por insertarnos en una senda hacia la paz, este año bajo la consigna “Pensando la transformación de Argentina 2023-2053″.
Que el Dios de todas las religiones nos acompañen en el camino de la paz y la unidad de los todos argentinos.
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Expresidente de la Nación (2002-2003)