Otro punto de vista. Algunos mitos y verdades sobre la generación Z
Ideología joven: quienes hoy tienen entre 16 y 24 años se interesan en la política, aunque a su modo
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¿Cuántas peleas familiares hubo porque un tío pícaro llegó al sanatorio con una camisetita del club contrario al que son hinchas los padres de la criatura y se la calzó al flamante bebé? Ese apuro responde a la idea de que quien llega primero tiene más capacidad de imprimir en la criatura una lealtad que durará toda la vida.
Lo mismo ocurre con los partidos políticos. Por eso, las campañas electorales suelen hacer foco en los jóvenes: convencer a nuevos votantes, no identificados aún con ningún partido, es más fácil que hacer que alguien que ya votó de determinada manera cambie de barco en la mitad del río. Además, es más fácil que quien ya apoyó una vez a una fuerza política lo vuelva a hacer en el futuro.
Las campañas electorales suelen hacer foco en los jóvenes: convencer a nuevos votantes, no identificados aún con ningún partido, es más fácil que hacer que alguien que ya votó de determinada manera cambie de barco en la mitad del río
En esto pensó el kirchnerismo cuando en 2012 amplió el derecho a votar para incluir a los jóvenes de 16 y 17 años que, en ese momento, se entusiasmaban con el proyecto nacional y popular.
Nueve años más tarde, los votantes de entre 16 y 24 años, que forman parte de la generación Z o zoomers, están divididos casi en partes iguales entre el Frente de Todos y Cambiemos.
¿Qué pasó? ¿Por qué no mantuvieron su identificación con el kirchnerismo?
Si bien los jóvenes son los que menos sufrieron en términos de muertes como consecuencia de la pandemia de Covid-19, un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestra que las secuelas para ellos fueron profundas, sistemáticas y desproporcionadas. Casi tres cuartos de los jóvenes se vieron afectados por el cierre de escuelas y universidades y uno de cada seis jóvenes que estaba trabajando antes de la pandemia dejó de hacerlo.
Así, esta generación vio incrementos dramáticos en los síntomas de ansiedad y depresión.
No debería sorprendernos que una generación que enfrenta cambios de tal envergadura también altere su preferencia electoral. Sobre todo, cuando las decisiones las toma una clase dirigente de la que muy pocos jóvenes forman parte y, como consecuencia, envía mensajes basados en estereotipos sobre esta generación, que los caracterizan como apolíticos, de izquierda y contradictorios. Todos supuestos basados en mitos que, al hacer zoom en los zoomers, empiezan a desmoronarse.
Mito #1: los jóvenes son apolíticos. Si bien los jóvenes suelen conocer menos a los líderes políticos y su posicionamiento ideológico, las nuevas generaciones están más politizadas que las anteriores. De hecho, en un estudio reciente realizado en nuestro país por Dynamis Consulting, los zoomers son la generación que tiene menos amigos que no comparten su visión política (5%) y la que más se relaciona con pares con quienes sí coincide (29%). Esta generación de nativos digitales se vincula a través de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, donde es más fácil expresar y conocer las opiniones políticas de sus amigos, al tiempo que es más difícil interactuar con personas de opiniones diferentes a las propias, como consecuencia de los algoritmos que nos muestran noticias que replican lo que ya pensamos.
Mito #2: si a los 20 años no sos de izquierda, no tenés corazón; y si a los 40 no sos conservador, no tenés cerebro. Esta frase falsamente atribuida a Winston Churchill tiene un componente falso y otro totalmente cierto. La parte falsa es que los jóvenes se inclinan necesariamente por ideas de izquierda. Hay muchos ejemplos de elecciones en las que los jóvenes optaron por candidaturas de derecha como las llevadas a cabo recientemente en Perú, donde los menores de 24 años se inclinaron por Keiko Fujimori.
Las generaciones más jóvenes tienen menos apego al statu quo y más libertad para explorar nuevas alternativas electorales. Y esto también se pone de manifiesto en la Argentina de hoy, donde la generación Z es la más abierta a votar por una opción que no sea ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio
Lo que sí es cierto es que las generaciones más jóvenes tienen menos apego al statu quo y más libertad para explorar nuevas alternativas electorales. Y esto también se pone de manifiesto en la Argentina de hoy, donde la generación Z es la más abierta a votar por una opción que no sea ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio.
Mito #3: los jóvenes no saben lo que quieren. Hay muchas ocasiones en las que las opiniones y actitudes de estos votantes pueden parecer inconsistentes, como en el caso de Chile, donde los jóvenes pidieron un cambio con protestas en las calles, aumentaron su participación en el referéndum constitucional de 2020 y luego mostraron una alta abstención en la elección constituyente de este año. La primera conclusión es que estos votantes desinformados no saben lo que quieren. Pero una segunda mirada nos debería interpelar acerca de la incapacidad de la oferta política vigente para dar respuesta a las demandas de este electorado.
Los más jóvenes tienen un interés profundo en el cuidado del medio ambiente, la igualdad de género y hasta el uso del lenguaje inclusivo.
Los más jóvenes tienen un interés profundo en el cuidado del medio ambiente, la igualdad de género y hasta el uso del lenguaje inclusivo. Y estas causas, aunque de manera marginal puedan estar más asociadas con algún espacio político, no se alinean automáticamente con las categorías de izquierda o derecha: la lucha contra el patriarcado no encastra linealmente con la lucha de clases, ni las opiniones sobre la responsabilidad del ser humano en el calentamiento global encajan inequívocamente con la posición de los jóvenes sobre las libertades individuales. No se trata de contradicciones. Estos jóvenes tienen intereses y causas que cruzan las categorías políticas existentes.
Quizás el ir desarticulando estos mitos sea un buen primer paso para entender que los jóvenes de entre 16 y 24 años –que representan el 15% de la población mundial– no son un conjunto uniforme sino que, también aquí, los matices dicen presente. Entonces, la próxima vez que alguien quiera simplificar la visión de esta generación como apolítica, de izquierda y contradictoria, podemos responderle al mejor estilo zoomer: ¡Ahre! .
Politóloga, directora de Dynamis Consulting