Origami: por qué este hobby debería enseñarse en las escuelas primarias
En los últimos dos años creció el interés por plegar papeles según la tradición japonesa; para unos arte, para otros una terapia y para muchos una actividad que debería formar parte del diseño curricular
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Fausto Desimone asegura que practica el origami desde que era chiquito, cuando su papá lo ayudó con algunos trabajos. En un cumpleaños anterior recibió de regalo un libro de origami que lo entusiasmó más. Ahora, que acaba de cumplir 9 años, se lo tomó más en serio y le pidió a su mamá Verónica asistir a clases. “Me encanta el origami porque soy creativo, lo prefiero a los videojuegos, puedo hacer peces, corazones, mariposas, pájaros y ahora estoy intentando que me salga un gato, que es más difícil”, cuenta desde Escobar, donde vive.
A pesar de que los videojuegos y las redes sociales captan la mayor cantidad del tiempo libre de los chicos, cada vez son más lo que encuentran en el origami una pasión, un pasatiempo impensado en plana era digital. Los adultos también se volcaron durante los meses de pandemia a este arte de tradición japonesa de plegar papeles y hacer creaciones sorprendentes y continúan con esta práctica ahora que el coronavirus va quedando atrás. Aumentaron las ventas de papeles especiales, la oferta de cursos y también los influencers que muestran tutoriales con diferentes figuras.
Incluso Kazunori Kosaka, presidente de la Fundación Cultural Argentino Japonesa, se propuso como objetivo que la práctica del origami forme parte de los contenidos curriculares en las escuelas. Tuvo hace varios años charlas con el ministerio de Educación de la Nación, donde se mostraron interesados, pero en ese entonces no se pudo implementar. Ahora quiere lograr finalmente su propósito. Primero serán pruebas piloto en escuelas de Tucumán, donde ya dieron varios talleres y tienen avanzadas las conversaciones y luego presentarán un nuevo proyecto integral para todo el país. En Japón forma parte de los contenidos educativos.
¿Por qué es tan importante el origami? ¿Qué beneficios tiene esta actividad en la que sólo se necesita un papel cuadrado y las manos para plegarlo?
“Mi deseo es que el origami sea incluido dentro de los diseños curriculares de las escuelas primarias porque favorece que los chicos usen las manos y el cerebro. Que recuerden los distintos pasos que se tienen que dar y que puedan crear nuevas figuras. También es beneficioso para aprender geometría”, explica Kosaka.
La lista de beneficios del origami es larga: facilita la concentración y la atención, favorece la motricidad fina, activa la memoria, refuerza la paciencia y la constancia. Es una actividad relajante, que facilita la meditación activa.
La lista de beneficios del origami es larga: facilita la concentración y la atención, favorece la motricidad fina, activa la memoria, refuerza la paciencia y la constancia. Es una actividad relajante, que facilita la meditación activa.
María Soledad Juan, profesora de origami, se explaya sobre el tema: “No es sólo importante como actividad práctica para los chicos. El origami es una herramienta que permite, por ejemplo, que materias como matemáticas sea mucho más comprensible, porque se hacen tangibles un montón de conceptos. Es más fácil entender lo que es un ángulo doblando un papel que agarrando un transportador. Cuando se dobla de determinada manera se logra un ángulo exacto. También para entender fracciones y otras cuestiones.”
Soledad logró hacer del origami su profesión. Cuando era chica descubrió un libro de origami que era de su mamá. Intentó hacer sola, sin ayuda, algunas figuras, pero no pudo. Y ahí quedaron esos libritos abandonados muchos años hasta que hace 14 años decidió retomar. Hizo un pequeño curso con una sensei, se e fue metiendo en el tema y hace más de 10 años que da clases.
“Los chicos se superenganchan, cada vez hay más interés. Internet ayuda muchísimo a aprender primero figuras sencillas y después, más complejas. Los chicos están tan acostumbrados a seguir tutoriales que les resulta más fácil que a los adultos”, cuenta. Su cabello rubio enrulado, los ojos claros y el no tener ningún vínculo con la cultura japonesa no fueron impedimentos para lograr el cargo de directora de origami del Jardín Japonés. En el tradicional parque, donde los fines de semana suelen ofrecer talleres muy demandados por chicos, están realizando la campaña “Un millón de origamis por una Argentina mejor”. Ya recibieron 300.000 figuras realizadas por visitantes, que luego serán exhibidas en contenedores de acrílico en el parque. Para los que no saben cómo hacerlo, junto a las urnas ofrecen papelitos y tutoriales para hacer uno en el momento.
Los chicos se superenganchan, cada vez hay más interés. Internet ayuda muchísimo a aprender primero figuras sencillas y después, más complejas. Los chicos están tan acostumbrados a seguir tutoriales que les resulta más fácil que a los adultos
“¿Por qué hay un boom? Yo creo que va de la mano del boom de las actividades culturales orientales, que pueden ser japonesas, chinas, coreanas. El manga, el animé llevan a querer conocer más cosas de las culturas orientales. Asociado con esto viene el origami. Las figuras con las que primero arrancan los chicos, como dragones y figuras del animé, son muy diferentes a las que hacen los grandes, que suelen preferir la variante modular, que permite con pequeñas piezas iguales formar figuras geométricas”, explica.
Vanesa Salas también enseña origami y desde hace muchos años se dedica a la docencia en escuelas primarias. De manera recurrente incorporó esta práctica a sus clases de tecnología: “El resultado es asombroso, los chicos se enganchan mucho en las clases y además, después de hacer origami los noto mucho más tranquilos en el recreo, más calmados. Es como una terapia”.
De Japón al mundo
Se cree que el origami nació en China, pero se desarrolló y arraigó en Japón y muy rápidamente pasó a Europa, donde se diversificó. El país en el que más prendió fue España donde se lo llama papiroflexia, que tiene algunas pequeñas variantes como aceptar el uso de tijera y pegamento, que el origami tradicional no permite. Aunque poco se sepa, el famoso escritor Miguel de Unamuno fue uno de los grandes impulsores del plegado de papel en Europa. Apuntes para un tratado de cocotología (como también se llama la papiroflexia), escritos por Unamuno como parte del epílogo de su novela Amor y Pedagogía dan cuenta de su afición a esta práctica.
Uno de los precursores en la Argentina fue el médico español Vicente Solórzano Sagredo, que nació en Burgos en 1883, pero vivió muchos años en la Argentina y publicó varios libros con nuevas bases que amplió el repertorio clásico de figuras que se conocían hasta el momento. En ese entonces creó un museo en Las Heras y Pueyrredón donde mostraba su arte.
Hace 10 años se creó la asociación Origami Argentina que agrupa a personas de distintas partes del país que venían plegando de manera autodidacta. Organizan encuentros educativos, intercambian diseños, socializan este arte.
Hace 10 años se creó la asociación Origami Argentina que agrupa a personas de distintas partes del país que venían plegando de manera autodidacta. Organizan encuentros educativos, intercambian diseños, socializan este arte.
“Con la pandemia se acercó mucha gente al origami y se duplicó la cantidad de asociados en Origami Argentina. Hay miles de personas que pliegan y muchas tienen voluntad de encontrarse con otros. Me gustaría que sea considerado un arte más”, dice Alejo Wilkinson, el presidente. Explica que para muchos es un hobby, para otros una terapia, otros lo hacen de manera educativa y que les gustaría que esté dentro de la currícula escolar. Para Wilkinson, de 36 años, plegar es parte constitutiva de su vida: “Pliego mucho estando en el taller, pero también en el transporte público, por ejemplo. A veces paso cuatro horas plegando. Además de que me gusta, me ayuda a pensar. Cuando estoy plegando me aparecen preguntas no solo sobre el plegado, sino más generales. Me ayuda a vincular áreas que no tenían vinculación ente sí, me ayuda a pensar”, reflexiona.
Mimi Nohara es algo así como una influencer del origami, una creadora de contenidos, en este caso figuras, que comparte en su cuenta @tiendayoshiyoshi, con miles de seguidores. Además, produce y vende los papeles especiales, siempre cuadrados de 75 gr, que no tienen olor y que no se ajan, indicados para esta práctica, con estampas japonesas.
Con la pandemia comenzó a hacer vivos en Instagram con origamistas reconocidos de otras partes del mundo, que mostraban diferentes figuras y su cuenta y sus ventas crecieron rápidamente: “Con la pandemia se difundió mucho el origami, se duplicó la venta de papeles, mucha gente se puso a plegar y continúa ahora, no fue solo durante la cuarentena”, cuenta Mimi, que es descendiente de japoneses.
Sus abuelos paternos trajeron en el barco el arte del origami. Mimi aprendió de chiquita, guiada por su abuela, que la cuidaba y entretenía mientras sus padres trabajaban en la tintorería familiar. Lo dejó unos años y durante su etapa universitaria volvió a plegar, recordando esos juegos con la abuela. “Soy origamista, pliego todos los días, me fascina porque se puede hacer en cualquier lado, no se necesita más que un papel. También soy creadora, autora por ejemplo, de un Papá Noel que nunca nadie había hecho. El diseño se viralizó y se publicó en Origami USA una importante revista de Estados Unidos, como diseño revelación”, finaliza.