Oración y búsqueda
Una utopía religiosa cobrará renovado impulso cuando un centenar de delegados de las religiones históricas y otros tantos representantes de los más diversos movimientos espirituales se congreguen entre hoy y el viernes en San Francisco, Estados Unidos, con el propósito de acordar los pasos para redactar la Carta de Religiones Unidas.
Se trata de una iniciativa plural que abreva en no pocos esfuerzos interreligiosos y que reconoce su surgimiento cuatro años atrás cuando también en San Francisco un grupo encabezado por el obispo William Swing, mientras se preparaba un servicio interconfesional en conmemoración del cincuentenario de las Naciones Unidas, propuso, precisamente, la creación de Religiones Unidas.
Su declarado propósito es reunir a las religiones y tradiciones espirituales en una mesa común, en una asamblea permanente, diaria y global en la cual,respetando las diferencias, se procurará "la pacificación entre los distintos credos con el objetivo de lograr un trabajo conjunto para el bien de todas las formas de vida y la sanación de la Tierra".
Los propiciadores de la Iniciativa Religiones Unidas comparten una profunda preocupación por las crisis mundiales, como la guerra, la pobreza y la destrucción del medio ambiente y la creencia de que "si nos unimos en un diálogo de oración cotidiano y elevamos una única voz en favor de los valores y una ética global" es posible compartir trabajos en favor de la paz y la justicia. Así escribieron en septiembre último el obispo Swing, de la diócesis de California; Juliet Hollister, fundadora de Temple of Undersstanding, y el doctor Roberto Muller, de la UN Peace University.
Con esos mismos principios, semanas atrás se realizó en el Centro Cultural Recoleta un encuentro interreligioso organizado por la Asociación Intercultural Diálogo, capítulo argentino del Temple of Understanding, institución ecuménica dirigida en Nueva York por el padre Luis M. Dolan,sacerdote católico argentino, con una reconocida y prolongada actuación en el campo del diálogo interconfesional. En sus periódicos aunque fugaces retornos a Buenos Aires, el padre Dolan exhortó a la formación de un organismo fundado en principios que alientan a buscar la paz y la armonía entre los hombres a través del mutuo conocimiento y de la práctica del respeto a la manifestación de Dios en las diversas culturas.
La Asociación Intercultural Diálogo, con sede en Córdoba 1233, octavo piso, que impulsó aquel encuentro, ha quedado formalmente constituida en estos días con el fin de promover el diálogo entre religiones y corrientes espirituales. La preside el padre Dolan y, entre otros, integran su comisión directiva Alejandro Ponieman, Abdelkader Ismael, Emilia B. de Terzano, Marita Fontanarossa, María C. de Olivera, Luis María Flynn, Rafael Kohanoff y Roque Grunauer. Integran su consejo consultivo los pastores Ricardo Couch y Juan Gattinoni, monseñor Kissag Mouradian, el rabino Bernardo Plavnick, Swami Pareshananda y los padres Alejandro Ferrari y Horacio Varela Roca.
Fueron más de medio centenar los participantes del encuentro celebrado en el Centro Recoleta: católicos, budistas, islámicos, anglicanos, metodistas, judíos, presbiterianos y miembros de otras confesiones cristianas, devotos de Sai Baba y miembros de la Universidad Brahma Kumaris, entre otros, ensayaron el esfuerzo del diálogo y la comprensión también con representantes de comunidades indígenas ranqueles, collas y tobas. "Rezamos juntos siguiendo plegarias de diferentes creencias, debatimos en pequeños gruposÉ Somos herederos de muchos siglos de estar separados debido a nuestras creencias pero la tarea común y la convivencia abrieron nuestros corazones", testimonió un asistente al encuentro.
Otro tanto sucedió en encuentros regionales y también entre quienes desde hoy asistirán al cónclave de San Francisco encaminado a sentar las bases para que a finales del siglo la carta que entonces se suscriba pueda ser simiente de algo así como la versión religiosa de las Naciones Unidas. Se trata, claro, de lograr algo más que un texto bien elaborado; el desafío apunta a suscitar un movimiento cuyos debates y acciones generen el profundo deseo de vivir en un mundo que refleje el amor divino por cada ser. "Un mundo donde la gente se respete y se honre, se ocupe de los carenciados y custodie la Tierra y toda la vida que hay en ella; un mundo donde la religión ya no conduzca al odio y a la violencia, sino al diálogo, la celebración de la diversidad y la acción solidaria para el bien común."
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