Omnívora intensidad
Sobre Desmonte, de Gabriela Massuh
Desmonte, la última novela de Gabriela Massuh, está construida a partir del cruce de dos líneas narrativas que hacen fintas hasta que se tocan y se cohesionan: la historia de Catalina, una escritora en crisis, y la del arrasamiento de una zona salteña por una compañía canadiense. Llegado este punto, la masa narrativa madura hasta la implosión; es decir, avanza con paso seguro y logra el clímax con la mayor naturalidad. Ya en su primera novela, La intemperie –donde lo verosímil se afirma en la intersección de dos planos: el sentimental y el social–, los narradores de Massuh echan mano a esta estrategia para lograr con éxito un potente efecto de verdad.
Tres de las claves en las que se afirma Desmonte son el desencuentro, la ausencia y la espera, que se articulan con una lógica implacable –se encastran y dan lugar a una sustancia única– y soportan una intriga propia de la literatura de género, que se mantiene tensa desde la primera oración hasta el desenlace final. Éste es uno de los factores de la intensidad del relato de Massuh. Otro es la carnadura de sus protagonistas. Son artefactos extremos en los que se cruzan cables de alta tensión, granadas sin espoleta a punto de activarse. Catalina, la protagonista de Desmonte, es el mejor ejemplo. Tiene que escribir, para el suplemento cultural del diario con el que colabora, un artículo sobre la escena literaria argentina, sus discusiones, su futilidad, las camarillas. Está presionada por la fecha de entrega; sin embargo, otros asuntos la corren de foco. Por una parte, su hijo Antonio, con el que conformaba una "unidad autosuficiente", se escapó de su casa y no le escribe; por otra, ocupa su cabeza con las historias que de verdad le interesan ("especie de catálogo de personajes reales: paradigma de la globalización y sus disparates") pero que el jefe del suplemento se niega a publicar. Catalina funciona como un catalizador en el que discuten las preocupaciones estéticas con la impotencia frente a la violencia de un capitalismo brutal y charro: la salida más inmediata es el estallido personal.
Desmonte es una novela omnívora. Incorpora y digiere variados registros y, a partir de ese contrapunto de tonos, alcanza la textura de lo genuino. La prosa de Massuh va directa al grano, nombra sin eufemismos, con la palabra exacta, por momentos rabiosa. Apuesta a un realismo exasperado y minucioso. En eso radica su eficacia, pero también –y sobre todo– la enunciación se vuelve certera debido a la atmósfera de la prosa, su temperatura. Un verdadero ejercicio de alquimia. ß
Desmonte
Por Gabriela Massuh
Adriana Hidalgo
306 páginas
$ 193