"Ofreceré más de mi dinero personal"
El empresario suizo es presidente de Avina, una entidad sin fines de lucro que aporta fondos a los particulares que ponen en práctica proyectos destinados a mejorar la sociedad. De este modo, el año último invirtió 30 millones de dólares en América latina. En la Argentina, la institución apoya a 28 personas
Stephan Schmidheiny, suizo, es uno de los empresarios internacionales de vanguardia en el circuito de los hombres de negocios que reflexionan y actúan para llevar adelante el cambio que se intenta realizar en la estructura socioeconómica global.
Reconocido en la Cumbre de la Tierra(Río de Janeiro, Brasil, 1992) como líder de ese nuevo paradigma mundial llamado "desarrollo sustentable", para cumplir su sueño de colaborar en el logro de un mundo mejor creó Avina, una entidad sin fines de lucro que aporta dinero y conocimientos a personas que ponen en práctica proyectos dirigidos a hacer una comunidad económicamente más justa, socialmente más responsable y cuidadosa de la biodiversidad del planeta. Es decir, se trata de un industrial-filántropo que promueve una transformación global a partir de acciones locales y específicas en la sociedad.
- ¿Qué significa "desarrollo sustentable" y qué se necesita en América latina para lograrlo?
-En esencia, uno puede llamar sustentable al desarrollo que puede perdurar en el tiempo porque protege los recursos naturales y humanos. En América latina es más fácil precisar aquello que no es sustentable. El modelo de administracióny planeamiento aplicado en la década del setenta y en la del ochenta resultó significativamente no sustentable. Fue reemplazado por modelos más democráticos, basados en estructuras de mercado y de propiedad privada, lo cual mejoró la situación, pero si tenemos en cuenta el aumento de la desigualdad en el ingreso y en la distribución de la riqueza, el progreso trajo consigo un costo muy alto.
En términos de igualdad social, América latina ahora no parecería sustentable ya que si la creciente mayoría de la población se considerara marginada del progreso y sin oportunidad para crear riqueza, la gente se volcaría en contra de las políticas actuales y votaría por los líderes que prometieran "rectificar" las distorsiones ocasionadas por el libre mercado. El triunfo electoral del presidente Hugo Chávez, en Venezuela, podría considerarse una señal de alerta en este sentido. Por último, están los desafíos ambientales.
-Gran parte de los recursos naturales se han destrozado. ¿Qué hay que hacer para que esto no siga ocurriendo?
-América latina es un continente dotado de recursos naturales de todo tipo. Pero si éstos son utilizados en un mayor grado que su capacidad reproductiva_como sucede en gran medida con la pesca y la tala de bosques tropicales_ y destruidos por manejos y tecnologías inapropiadas _llamativas en la industria, la minería y el deficiente planeamiento urbano_ se destruirá mayor valor que aquel que se supone se debería haber creado. ¿Alguna vez escuchó hablar de una familia que se enriqueció por vender su platería?
-¿Cuáles son los beneficios y las oportunidades de una compañía socialmente responsable?
-En la actualidad, la tarea corresponde a todos los integrantes de la comunidad y a la educación. Los empresarios nos hemos favorecido con la apertura de los mercados, las privatizaciones y la reducción del Estado, pero aún necesitamos probar que podemos asumir los correspondientes deberes y responsabilidades. Dar trabajo, producir bienes y servicios útiles, así como pagar los dividendos a los accionistas y los impuestos a los gobiernos constituyen contribuciones valiosas y esenciales de las compañías a la comunidad, pero eso no es todo.
Mientras los gobiernos merman su presencia y su peso en la economía, otros protagonistas toman su lugar. No cabe duda de que la libertad de un empresario emprendedor ha crecido en la última década, lo cual a su vez produjo un aumento en la innovación y la competitividad.
-Pero el sector de los negocios no es el único que ganó en importancia o en iniciativa.
-No. Lo mismo vale para los diferentes tipos de organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil (ONGs). En el pasado, en algunos países las únicas fuerzas que se oponían a las empresa eran los sindicatos, los cuales, en muchos casos, se entremezclaban con el gobierno central. Hoy hay varios grupos distintos trabajando por una variada gama de intereses en un contexto más amplio para el bien común.
El concepto de la responsabilidad social de la empresa intenta abordar estos temas de una manera amplia, atendiendo los reclamaciones de los empleados y sus familias, vecinos, clientes y demás grupos. Mientras la fuerza y destreza de las ONGs crece, la debida y eficiente atención a sus reclamos constituye cada vez más un factor de competitividad.
Hace poco hemos sido testigos de que aun las empresas más grandes y poderosas del mundo (recuerdo a Shell en el caso Brent Spar) han debido ceder ante la presión de los diversos grupos de interés que logran obtener el respaldo de la gente a sus reclamos. El dinero y el poder económico ya no son suficientes para comprar la aceptación y el apoyo del público.
-¿Cuál es el principal obstáculo para llevar adelante los cambios que necesita el mundo?
-El cuello de botellano es la falta de capital, de tecnologías o de mecanismos económicos. En realidad, se necesita un liderazgo en la sociedad humana. Un liderazgo definido por gente con coraje, convicciones y honestidad, que piense a largo plazo y tome la iniciativa de hacer algo.
- ¿Qué significa para usted Avina?
-Es un compromiso íntimo. Mi respuesta personal al desafío del desarrollo sustentable. Avina no sólo persigue un propósito ecologista sino de dignidad. Y como se requieren oportunidades en todas las áreas para hacer las transformaciones que se necesitan, actúa como proveedora de oportunidades para que las personas se desarrollen. Avina es una creación por la cual mis hijos veinteañeros me respetan mucho más que por hacer buenos negocios.
-¿Cómo trabaja en la comunidad?
-Realizamos joint-ventures con líderes de la sociedad civil que tienen una idea, un proyecto y un plan respecto de cómo mejorar una situación o una tendencia. Colaboramos con ellos _siempre que compartan nuestros valores esenciales_ mediante conocimientos que tenemos sobre desarrollo sustentable, organización, management y captación de fondos. Intentamos aplicar modelos profesionales similares a los utilizados en los negocios a nuestras actividades.
Avina conecta a los líderes de las mismas especialidades de diferentes regiones o países y, previo a decidir una labor en común, negocia con cada uno el objetivo, también acerca de la cantidad de metas por cumplir durante la puesta en práctica de sus proyectos. Avina aporta dinero para hacer los cambios, también da herramientas para efectuarlos y acompaña hasta que cada una de las propuestas se torna sustentable. Queremos retirarnos sin que lo sientan, de ahí que también les enseñemos a buscar fondos.
-Es decir, ha cambiado totalmente el concepto de filantropía.
-La filantropía clásica ya no resulta suficiente. Dar ya no es la solución. La diferencia entre el viejo y el nuevo concepto es importante: en un caso es posible aliviar destinos; en el otro, prevenirlos.
-¿Qué esperan del líder?
-Invertimos en su iniciativa y a cambio esperamos que él, o ella, use nuestro dinero sabia y eficientemente para crear valor humano en términos de educación, servicios comunitarios, participación ciudadana y calidad de vida, como puede ser el fin de lograr un ambiente más limpio y sano. A partir de estos valores, que son muy importantes para las personas, pero no cuantificables económicamente, Avina obtiene un retorno sobre su inversión. No se trata de un retorno en dinero, pero sí un retorno en términos de progreso, de cambio y mejora de la calidad de vida y en oportunidades que son de importancia fundamental para las personas.
Los líderes elegidos se convierten en nuestros maestros. De ellos aprendemos los problemas y desafíos más importantes que han percibido en la sociedad. En muchos casos, antes que nosotros en los negocios, detectan tendencias importantes y las fuerzas de la sociedad que las moldean y empujan. Los líderes nos enseñan a obtener un alto impacto con escasos recursos y aspectos de una sociedad (especialmente en comunidades muy pobres) que no podríamos conocer por su condición de marginalidad y, en muchos casos, aislamiento de los sitios donde vivimos los que estamos mejor económicamente.
-¿Cuántos proyectos apoyan en Argentina?
-En 1999, Avina apoyó a 28 personas que actúan en diferentes áreas de la comunidad y lugares geográficos. Una de nuestras líderes está en la puna jujeña. Se trata de Rosario Quispe, una colla que ha formado la organización Mujeres Wami Sayajsunqo e intenta que en 50 comunidades de la zona se desarrollen proyectos que abarquen desde la producción de papas hasta la de fibra de camélidos. En la Argentina estamos a través de Iniciativas de Desarrollo Sustentable, con Pedro Tarak en Buenos Aires y Germán Castellanos en Córdoba.
-Si el objetivo de la organización es el bienestar global, ¿por qué concentra su tarea en América latina?
-Desde hace más de seis décadas mi familia realiza exitosos negocios en los rubros cemento, caños para agua e industria maderera, segmentos en los cuales durante los últimos cinco años el grupo invirtió más de mil millones de dólares. A través del tiempo, en momentos de prosperidad o de dificultad, aprendimos a participar en el desarrollo del enorme potencial del pueblo latinoamericano, y cómo enfrentar desafíos específicos. En el ámbito de los negocios, nosotros la denominamos un área know-how compuesta de la suma de experiencias sobre cómo aprovechar las singulares oportunidades en la región mientras asimilábamos sus problemas particulares y los riesgos.
Los negocios de la familia han provisto necesidades básicas al mercado, necesidades que continúan incrementándose en América latina debido al aumento de la población y, en parte, al poder adquisitivo de la gente. En Europa, estas tasas de crecimiento son algodel pasado ya que su poblaciónestá estancada, y hasta declina y envejece por demás.
-¿Cómo ve el futuro de América latina y del Mercosur?
-Para nuestras inversiones es muy prometedor, también lo es para Avina. El Mercosur es un gran proyecto que no debe caerse. Si fracasara, sería un gran golpe, en especial un gran golpe psicológico para la gente, ya que significaría la pérdida de una esperanza.
-¿Podría contarnos qué está haciendo con la nuez macadamia y con la teca?
-Hemos facilitado el desarrollo de plantaciones de la nuez macadamia en Costa Rica por ser una zona ideal para su cultivo. Invertimos en una de las regiones más pobres del país ubicada en la falda del volcán Miravalles, donde el suelo estaba destruido por la práctica de la agricultura de subsistencia y la gente no tenía ningún tipo de posibilidad de mejorar su nivel de vida. Se cultivan 1100 hectáreas (otras mil se dejan libres para proteger la biodiversidad) y la plantación da trabajo a unas mil personas. Hemos abierto caminos, construido escuelas para la gente del lugar, alrededor de las cuales se arman centros cívicos.
Siguiendo nuestra experiencia, otros agricultores comienzan a producir macadamia con plantas de nuestros viveros que pagan con nueces. Mediante la actividad creamos empleos, pero también esperanzas y se evita el éxodo. También hemos armado plantaciones de teca en Guatemala y estamos realizando otra en tierras que están frente al Canal de Panamá, trabajando con el asesoramiento de especialistas para llevar adelante un proyecto que resulte sustentable desde todos los puntos de vista.
-¿Cuánto dinero ha invertido a través de Avina en América latina?
-El año pasado, 30 millones de dólares, monto que podría incrementarse considerablemente durante este año. Estoy dispuesto a ofrecer más de mi dinero personal, siempre y cuando encontremos a los líderes apropiados que nos presenten proyectos adecuados. Hay algunos campos, en las áreas sociales y del ambiente, en donde parecería que nos estamos quedando cortos de tiempo. Si no logramos cambiar algunos indicadores de desarrollo no sostenibles y si se mantiene la tendencia actual, las consecuencias serán abrumadoras e inevitablemente habrá sufrimiento. Avina, para mí, es una prioridad.
-¿Hay organizaciones similares,en Asia, por ejemplo?
-Me parece que no, pero me gustaría que existieran.
-¿Avina podría servir de modelo?
-Aunque no es un modelo perfecto (cada uno debería encontrar el camino propio y hacer aquello para lo cual se siente capacitado) me da felicidad compartir mi visión, ideas, planes y mis buenas y malas experiencias con mis colegas interesados en involucrarse más en la promoción del desarrollo más sustentable en lo social, económico y ecológico. Avina nunca podrá por sí sola _tampoco lo pretende_ cambiar los patrones negativos del desarrollo. Espero que un número creciente de mis colegas en el mundo empresarial tomen conciencia de su importancia para la sociedad.
© La Nación
Unidos
Schmidheiny creó el Consejo Empresario para el Desarrollo Sostenible (BCSD son sus siglas en inglés), entidad que nace a principios de la década del noventa, integrada por un grupo de 48 líderes empresariales del mundo que decidieron unirse, independientemente de sus empresas, para investigar y encontrar herramientas capaces de producir las transformaciones que el universo de los negocios necesita tanto para proteger los recursos naturales como para lograr, en definitiva, un sistema de desarrollo social, ecológica y económicamente más equitativo y sustentable. En su primer libro, Cambiando el rumbo , realizado en combinación con el Consejo,Schmidheiny muestra el problema que genera el crecimiento económico ante la protección del medio ambiente, recoge el conocimiento de más de cincuenta directores de corporaciones multinacionales, al tiempo que da solucionesque permiten transformar el costo en beneficio. Hoy, el BCSD está formado por más de 130 líderes del sector privado mundial.
En la obra demuestra que es factible que empresas y gobiernos hagan de la protección del hábitat un imperativo económico, pensando que las necesidades de hoy puedan ser satisfechas sin comprometer a las generaciones futuras. Cambiando el rumbo fue una propuesta a la que la siguió Financig change: eco-efficiency, sustainable development ( Financiando el cambio: ecoeficiencia, desarrollo sustentable ), estudio que sirve como guía para quienes piensan cómo efectuar el cambio de rumbo.
© La Nación
PERFIL
- Stephan Schmidheiny nació en 1947. Proviene de una familia de industriales suizos que practican desde hace largo tiempo la filantropía.
- Actualmente vive en una pequeña localidad cercana a Zurich.
- Está casado y tiene dos hijos: un varón y una mujer, de 22 y 20 años, respectivamente.
- Es doctor en leyes recibido en la Universidad de Zurich.
- Visionario, en 1985 creó Fundes, una entidad sin fines de lucro dedicada a promover y a colaborar en la puesta en práctica de innumerables miniemprendimientos en la región de América latina. Esta organización, junto con Avina y con la Max Schmidheiny Foundation, trabaja relacionada con el Institute for International Economics y con el World Resources Institute .
- De hablar pausado, Schmidheiny dice que la central de Avina está, más que en un lugar físico determinado, en el corazón de su computadora portátil, la misma que lo acompañaa los mil y un rinconesdonde está su gente.