Obra en construcción: Norberto Gómez, la forma del vacío
En el Museo Nacional de Bellas Artes se exhibirán desde el 11 de octubre sus esculturas recientes
En el taller de Norberto Gómez (Buenos Aires, 1941) en Olivos, se ultimaron los detalles de sus más recientes creaciones, antes de que fueran trasladadas a un gran galpón. Son treinta y cinco esculturas nunca antes exhibidas, creadas en los últimos dos años por este maestro argentino a pesar de su frágil estado de salud, y que se presentarán el 11 de octubre en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
Algunas son de madera pintada; otras, de cartón. Están hechas con una técnica que Gómez ideó y transmitió a sus asistentes. El resultado es sorprendente: el cartón se convierte en un elemento rígido con apariencia de metal pulido. Imposible darse cuenta de qué material se trata.
También se exhibirán por primera vez las recreaciones que Gómez realizó a partir de dibujos en 3D de esculturas de 1967 y 1968, casi desconocidas para el público. Las obras originales, perdidas o destruidas en su mayoría, sólo figuran en la bibliografía referida al artista y una de ellas está en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, en La Plata. No son copias de aquellas piezas, sino que fueron reelaboradas y actualizadas en madera pintada con esmalte blanco y negro, en sintonía con las estructuras primarias del minimalismo.
ESTRUCTURAS FORMALES
Después de haber trabajado con Julio Le Parc en París, Gómez regresó a la Argentina en 1966. Hizo obras en madera pintada, como algunas de las que acaba de recrear para la muestra. En esa serie de esculturas, exploró y analizó el desarrollo de la forma y la transformación de la materia: su interés se centró en las estructuras formales. Una década después dejó atrás ese formalismo puro.
CUERPOS SUFRIENTES
Con sus evocaciones de cuerpos sufrientes, Gómez supo meterse como nadie en las entrañas del dolor. Es estremecedora su serie de esculturas con formas de vísceras retorcidas, tripas, dentaduras y osamentas realizada durante la dictadura; algunas de ellas se exhibieron en 2011 en la Fundación OSDE y en la retrospectiva que le dedicó en 1995 el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
“Quizás el misterio –dijo Víctor Grippo– resida en parte en la extracción que Gómez hace al colocar afuera lo que pertenece adentro, en este correlato visceral, esencial en su materialidad e indisolublemente ligado a la vida, eterna portadora de misterio.”
FALSOS HÉROES
En el año 2000 presentó una serie de monumentos conmemorativos (en bronce o en resina poliéster, con pátinas que imitan el mármol) alusivos al poder y a la (falsa) gloria. Sólo conservaron la forma de esos monumentos que recuerdan a personajes heroicos. Acompañadas por símbolos emblemáticos como yelmos y espadas, bajo la mirada ácida de Gómez, las figuras poderosas devinieron grotescas caricaturas con sonrisas desencajadas, emplazadas en sitios absurdos.
REGRESO A LA ABSTRACCIÓN
Tras su potente e inolvidable expresionismo, Gómez opta ahora por la abstracción geométrica, en un regreso a un lenguaje formal y esencialista. Las esculturas actuales son blancas, de factura impecable, prolija, impoluta. La geometría, el ángulo recto y el cubo son claves en esta nueva producción.
GEOMETRÍA DINÁMICA
En las esculturas que se podrán ver en el MNBA, la geometría es dinámica: las formas cambian de manera constante. En una de las piezas, un cilindro deviene cubo tras mutar en diferentes figuras. Del cilindro al círculo es el título de otra obra emblemática de 1968 recreada para esta muestra. Son obras sutiles, simples e hipnóticas. En algunos casos, las formas geométricas parecen volverse blandas hasta derretirse.
Con su poética singular, Gómez desarrolló un estudio morfológico y creó una progresión de figuras geométricas a partir de cubos, cilindros y prismas. Algunas esculturas parecen palabras de un idioma desconocido, como si pertenecieran a un extraño y novedoso alfabeto; otras evocan construcciones arquitectónicas o monumentos simbólicos. Por último, algunas esculturas geométricas aluden a la figura humana.
MATERIA INESTABLE
La alusión a la transformación del material –más aún, a la condición inestable de la materia– siempre ha sido clave en la obra de Gómez. Desde el cuerpo representado con sus órganos, tejidos, huesos y articulaciones hasta sus esculturas abstractas, que adoptan formas geométricas. “La Tierra –escribió Gómez en el texto que acompañaba su muestra de dibujos y esculturas en el espacio Giesso, en 1980– está rodeada en su totalidad por una capa orgánica, una materia infinita cuya virtud es la transformación; materia contradictoria, animal y humana, la única capaz de elaborar la fantasía y de testimoniar el vacío de la propia presencia”