Obama y el dilema americano
Martin Luther King Jr. Boulevard y Adam Clayton Powell Boulevard, la esquina de la 125 y Séptima Avenida, Manhattan. Aquí, en la explanada del Edificio Federal, al lado de donde Bill Clinton tiene su oficina, una multitud se congregó en la noche del martes, frente a una pantalla gigante, para escuchar el discurso de victoria de Barack Obama. La multitud, unas cinco mil personas según la policía, era menor que la que en ese momento acompañaba al presidente electo en Chicago; pero no era el número lo importante, sino la intensidad de la experiencia, el sentimiento concentrado que atravesaba a todos los presentes, una mezcla de alegría y comunión religiosa. Porque esa multitud era también una muestra de la transformación social y étnica encarnada por el vencedor de los comicios, el rostro emergente de la nación norteamericana.
Esto es Harlem, la capital negra de los Estados Unidos, la Jerusalén del éxodo rural afroamericano de comienzos del siglo XX. La calle 125 es el corazón comercial, político y artístico de esta comunidad, con el Teatro Apollo, en donde decenas de estrellas, desde Ella Fitzgerald a Stevie Wonder, conocieron el primer halago de la fama, y el Hotel Theresa, que albergó a las mayores personalidades negras del espectáculo y los deportes, desde Louis Armstrong a Muhamad Ali, y en donde Malcolm X supo tener su cuartel general. A unas cuadras de aquí están la famosa sede del YMCA en donde artistas y escritores como Paul Robeson, W.E.B. Du Bois y Ralph Ellison dieron forma al Harlem Renaissance, el gran movimiento cultural negro de los años 20, y el Schomburg Center, el archivo más importante de la diáspora africana.
Pero Harlem es también el barrio de moda de los developers inmobiliarios, imán de una creciente oleada de jóvenes profesionales blancos que, a pesar de estar en general enamorados de la tradición del lugar, son resistidos por muchos otros que los ven como la vanguardia de un copamiento que terminará desplazando a la población local hacia sectores más marginales de la ciudad. Esa multitud de negros y blancos, de viejos y nuevos residentes, es la que estaba celebrando aquí, en la más absoluta armonía, el triunfo de su candidato común.
Este clima de unidad y pacífica redención es el signo de un cambio transcendental ocurrido en la sociedad norteamericana durante el último medio siglo. En 1944, el Premio Nobel de Economía Gunnar Myrdal publicó An American Dilemma , uno de los libros que con mayor claridad definió el carácter del conflicto racial en Estados Unidos. El dilema al que hace alusión el título es la diferencia cualitativa que históricamente existió entre blancos y negros (y en menor medida, otras llamadas "minorías étnicas", como los hispanos). Aun después de la abolición de la esclavitud, los beneficios de la república democrática seguían siendo básicamente para los primeros, mientras que los segundos eran una subclase condenada a la postergación económica y social. El futuro de la democracia norteamericana, advirtió Myrdal, dependía de que los blancos reconocieran las inequidades cometidas contra los negros y que éstos tuvieran plena participación en el sistema político. Su tesis fue puesta a prueba pocos años después, con éxito, por el movimiento de derechos civiles. La elección de Barack Obama es su corolario.
La esclavitud es el pecado original de EE.UU.; el siglo y medio transcurrido desde la Guerra Civil ha sido un largo y complejo proceso para tratar de asimilar y remediar sus efectos. A pesar de no ser descendiente de esclavos, Obama encarna el punto de inflexión de ese proceso: el país cuya constitución originalmente contabilizaba a la población negra como "tres quintas partes" de una persona, eligió a una de esas personas como presidente. Al hacerlo, saldó la deuda pendiente de la Declaración de la Independencia, haciendo más real la igualdad proclamada como principio, lo cual tendrá un impacto profundo no sólo aquí sino en el mundo entero.
Esto lo sabía muy bien la multitud en Harlem, que siguió festejando hasta la madrugada.
El autor es director del Hispanic New York Project del American Studies Program, Columbia University.