Nuestros muertos durante la pandemia de Covid-19
“Debemos reconocer el derecho del público a la verdad objetiva y el derecho a la información veraz”. Con esa frase clara y contundente se expresaba Loreto Corredoira, profesora titular e investigadora de Derecho de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en una entrevista recientemente publicada por La Nación. Hay también allí otras expresiones no menos significativas: “Las noticias falsas incrementan la polarización”; “Si todo es posverdad, si todo es interpretación y relato, olvidaremos que el periodismo es el encargado de dar información verdadera”, y finalmente: “Una de las herramientas tendría que ser la verificación”. Está claro que estas reglas de buenas prácticas no solo son exigibles al periodismo: también a los líderes de una sociedad.
En ese marco conceptual, debemos recordar que, al poco tiempo del inicio de la pandemia de Covid-19 en nuestro país, el tema, desde el punto de vista comunicacional, fue arrasado por “la grieta”.
En estas líneas, se trata de comunicar y reflexionar sobre datos recientes publicados en prestigiosas revistas científicas con revisión por pares e indexadas en PubMed (base de datos de libre acceso de investigación biomédica ofrecida por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos). Son minuciosos análisis retrospectivos respecto del número de muertes que generó la pandemia de Covid-19, en nuestro país y en el nivel planetario. Invito al lector que esté, con todo derecho, aferrado a alguno de los bordes de “la grieta” a abandonar sus preconceptos. Lo invito a leer este artículo como lo que es: una columna con información científica objetiva sobre nuestros muertos durante la pandemia, comparando los datos con otros países. Solo me referiré a un aspecto técnico denominado “exceso de mortalidad”, dejando ex profeso de lado consecuencias psicológicas, educativas y económicas de la pandemia generadas por las restricciones a la actividad.
Un concepto epidemiológico central es que el parámetro “exceso de mortalidad” durante un determinado período de tiempo (aquí, la pandemia de Covid-19) refleja con una exactitud muy superior lo que ocurrió, a diferencia del número de muertes cuya causa reportada oficialmente estuvo basada en el diagnóstico de la enfermedad. El “exceso de muertes” se define como la diferencia entre el número de muertes totales durante una crisis sanitaria comparado con el número de muertes que se esperaría que ocurrieran en situaciones habituales (basado en estadísticas de los años inmediatamente anteriores al período en estudio para un país o región). Esto permite una estimación global del impacto de la pandemia al capturar las muertes directas e indirectas. ¿Por qué no es confiable el reporte de muertes limitado al diagnóstico de Covid-19? Porque, como expresan los doctores Mariani y Macchia en un reciente artículo (Medicina –Buenos Aires– 2024:84), ese parámetro “tiene limitaciones vinculadas al requerimiento de pruebas diagnósticas (y su disponibilidad), a las modificaciones de su definición a lo largo del tiempo y a la precisión de los sistemas de registro en el marco de una emergencia sanitaria”. Estas limitaciones generan subreportes respecto de la verdadera dimensión del problema.
El “exceso de mortalidad” incluye entonces no solo las muertes directamente atribuibles al Covid-19, sino también las “muertes indirectas” producidas por las consecuencias de las modificaciones en el sistema de salud para asistir durante el período de aislamiento y por el temor a acudir a la atención médica (retrasos en el diagnóstico y tratamiento de otras condiciones de salud). Es muy importante entonces analizar artículos recientes sobre exceso de mortalidad durante la pandemia. En el nivel nacional se destaca la investigación ya referida (”Exceso de muertes en la Argentina durante la pandemia por Covid-19: análisis de la mortalidad entre 2020 y 2022″). El estudio siguió las recomendaciones de las guías Gather (Guidelines for Accurate and Transparent Health Estimates Reporting). Entre enero de 2020 y diciembre de 2022 se registraron 1.206.049 muertes en nuestro país, de las cuales 1.192.963 tenían los datos requeridos para ser incluidas en el análisis estadístico. En ese período de tiempo se registró en nuestro país un exceso de 160.676 muertes. En el nivel nacional tuvo su pico máximo durante 2021, pero hubo tres picos: el primero, de agosto a noviembre de 2020; el segundo, entre abril y junio de 2021 (aquí ocurrió el mayor exceso de mortalidad), y el tercero, en enero y febrero de 2022.
En una investigación de Sarrouf, Marconi, Cámera y colaboradores, (Rev. Arg. Med., 2023), los menores de 20 años mostraron un exceso de mortalidad negativo en el bienio 2020-2021 (mortalidad inferior a la habitual); en el grupo de 20 a 39 años el exceso de mortalidad fue negativo en 2020 y positivo en 2021.
En la Unión Europea la cifra de “exceso de mortalidad” fue 26% más alta que las muertes reportadas oficialmente (OECD/European Union-2022, “Covid-19 mortality and excess mortality”). En la literatura científica universal hay absoluto consenso respecto de que el parámetro “exceso de mortalidad” refleja en forma mucha más fidedigna el impacto en términos de muertes durante la pandemia. Un artículo científico de capital trascendencia en el tema, por la rigurosa metodología científica con la que fue realizado, fue publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet. Se basa en 22.223 fuentes de datos de 204 países. Informa que la tasa de exceso de mortalidad global durante la pandemia en el bienio 2020-2021 fue de 1,04 por cada 1000 habitantes. En América Latina, los países que tuvieron menor tasa de exceso de mortalidad fueron Uruguay (0,49), Costa Rica (0,74), la Argentina (0,85) y Chile (1,03). Si miramos la tasa de exceso de mortalidad de la Argentina (0,85) y la comparamos con países de la región y del mundo, observamos que nuestro país tuvo menor exceso de mortalidad que Perú (4,27), Bolivia (4,19), México (2,61), Ecuador (2,58), Venezuela (2,22), Brasil (1,36) y Paraguay (1,11). La Argentina tuvo también una menor tasa de exceso de mortalidad que EE.UU. (1,59), Rusia (3,70), Sudáfrica (3,12), Italia (1,38), Portugal (1,05), Reino Unido (1,02), España (1,03) y Canadá (0,95), entre otros. Por otra parte, entre los países que tuvieron menor exceso de mortalidad que la Argentina se ubican Francia (0,74), Suiza (0,69), Alemania (0,60), Suecia (0,50) e Israel (0,29).
La información sobre una tragedia como la pandemia de Covid-19 no debe ser un insumo usado vulnerando la verdad científica. Más allá de los errores que se cometieron un nuestro país durante la pandemia y las reprochables transgresiones ético-legales que se cometieron desde el poder, es importante conocer estos datos sobre mortalidad, respaldados en una metodología con absoluto rigor científico.
Vayan estas líneas como homenaje a los profesionales de la salud, los que sobrevivieron y quienes perdieron la vida cumpliendo su deber. Ellos lograron con su entrega y profesionalismo una tasa de exceso de mortalidad que, considerando el escenario de nuestro país al ser impactado por la pandemia, nos ubica en una posición destacada en el mundo occidental. Hay mucho para aprender, entre otras cosas, el rol fundamental del Estado a la hora de enfrentar estas tragedias y el imperativo ético de reparar la deuda con el equipo de salud.
Profesor consulto de la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la UBA; doctor en Medicina (UBA), Hospital de Clínicas (UBA)