Nuestra oportunidad perdida: el costo de no reciclar
La economía moderna depende del uso intensivo de recursos naturales para satisfacer necesidades básicas y aspiraciones culturales y tecnológicas. La agricultura, la minería, la silvicultura y los combustibles fósiles son esenciales para proveer materiales y energía.
Sin embargo, el uso irracional de estos recursos naturales amenaza la sostenibilidad. Anualmente, se extraen 100 mil millones de toneladas de recursos vírgenes, incluidos minerales, combustibles fósiles, biomasa y metales. Esta enorme demanda está impulsada por el crecimiento de la población, el aumento del consumo y la expansión de las economías.
Mientras tanto, la tasa de circularidad ha caído a 7.2%, con más del 90% de los recursos usados solo una vez y luego descartados, impactando significativamente el medio ambiente.
Nuestra economía se basa en un modelo lineal de “tomar, hacer, desechar”,’ insostenible en un planeta de recursos finitos. El Earth Overshoot Day es un indicador crucial que refleja esta insostenibilidad. Este concepto señala la fecha exacta en la que la demanda de recursos por parte de la humanidad supera la capacidad de regeneración anual del planeta. Cada año, esta fecha llega más temprano, lo que subraya la creciente presión que la actividad humana ejerce sobre los ecosistemas de la Tierra.
En 2024, el Earth Overshoot Day global será el 2 de agosto, mostrando el exceso de uso de recursos. Argentina alcanzará su Overshoot Day el 20 de este mes, Brasil el 4 de agosto y Paraguay el 23 de junio. Canadá lo alcanzó el 11 de marzo, mostrando su alta tasa de consumo. Nigeria lo alcanzará el 31 de diciembre, evidenciando un consumo per cápita más bajo.
Estos datos enfatizan la necesidad de una transición hacia una economía circular, promoviendo la reutilización y el reciclaje para reducir la presión sobre los recursos naturales y minimizar los residuos, asegurando así un futuro sostenible.
El reciclaje se presenta como una primera aproximación eficaz para cerrar el flujo de materiales en nuestra economía lineal. Este proceso implica la recuperación de materiales de productos al final de su vida útil para introducirlos en el ciclo de producción, lo que reduce la necesidad de extraer nuevos recursos vírgenes. En Canadá, HP y el Grupo Lavergne fabrican cartuchos de impresora con plásticos reciclados. El país tiene más de 200 instalaciones de reciclaje de plásticos, pero pocas operan a plena capacidad, mostrando un potencial significativo. El reciclaje reduce significativamente los residuos en vertederos e incineradores. En Canadá, solo el 9% de los plásticos se reciclan, y el 86% termina en vertederos, desperdiciando $7.8 mil millones en valor.
La reintroducción de estos materiales no solo conserva los recursos naturales, sino que también contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, las actividades de retención de valor en sectores como el aeroespacial y la automoción en Canadá hicieron que se evitara por lo menos 1620 kilotoneladas de emisiones de CO2 al año.
El diseño circular y la economía de servicios prolongan la vida útil de productos y fomentan la reutilización, reduciendo la demanda de materiales vírgenes. La minería urbana recupera materiales valiosos de productos desechados, cambiando la mentalidad cultural para ver los residuos como recursos valiosos.
La recuperación de metales preciosos de desechos electrónicos es más eficiente que la minería de minerales vírgenes, demostrando su potencial económico y ambiental.
En Brasil, la falta de reciclaje tiene un impacto significativo tanto a nivel económico como social. De acuerdo con el artículo de Brasil de Fato, de las 82,5 millones de toneladas de residuos sólidos generadas anualmente, solo el 1,28% se recicla. Esto resulta en una pérdida de aproximadamente R $2,4 mil millones cada año debido a la falta de tratamiento adecuado de los residuos urbanos.
Este desperdicio no solo implica una pérdida directa de materiales que podrían ser reutilizados, sino que también incrementa los costos de salud pública asociados con la gestión inadecuada de residuos.
La oportunidad económica y climática en el reciclaje y la recuperación de recursos es considerable. Adoptar prácticas de reciclaje no solo reduce los costos de materiales y mejora la resiliencia de la cadena de suministro, sino que también genera nuevas oportunidades de negocio en áreas como la logística inversa, la venta de productos reutilizados y la remanufactura de componentes.
Se estima que la economía circular podría generar un incremento del PBI global de $4.5 billones para 2030 en Canadá. En términos de empleo, la economía circular tiene el potencial de crear millones de nuevos puestos de trabajo. En Canadá, por ejemplo, se estima que la implementación de prácticas de economía circular podría generar hasta 12.000 empleos directos en la industria del reciclaje y la remanufactura.
Adoptar prácticas sostenibles que maximicen el valor de los recursos y fomenten el reciclaje es crucial. Políticas públicas, empresas y ciudadanos deben trabajar juntos para proteger y regenerar ecosistemas, logrando un cambio duradero.
La creación de un sistema integral de colaboración entre los diversos sectores es esencial para el éxito de una economía circular, garantizando que todos los actores, desde los fabricantes hasta los consumidores, estén alineados hacia un objetivo común de sostenibilidad y eficiencia de recursos.
La implementación de políticas que incentiven la economía circular, junto con la educación y concienciación pública, son claves para transformar el modelo económico actual y avanzar hacia un futuro más sostenible.
Licenciado en Gestión Ambiental (Universidad Blas Pascal), responsable de la Estrategia Circular de Richmond, Canadá