Nota mental. Volver a la butaca después de un año en el sillón
¿Volveremos a ser el mismo público despreocupado, inocente y predigital que colmaba las salas en 2019? ¿Quién vuelve después de todo esto a la organización típica del escenario de un lado y la audiencia del otro?
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Hoy vuelve el superclásico, en el Monumental, por primera vez con público desde que empezó la pandemia. Gran noticia para los hinchas, pero sobre todo para los de River, que es local. Un estudio de la revista The Economist y la consultora 21st Club analizó más de 1500 partidos jugados en Europa durante la pandemia –sin público–, y los comparó con los anteriores. Encontró que –sin hinchada– los referís fueron más ecuánimes al sacar tarjetas. En cambio, en medio de gritos y cantitos, como será hoy, tienden a beneficiar al local.
Ya se habían hecho experimentos para probar la influencia del público, pidiéndoles a los referís que juzguen partidos grabados, con sonido y en mute. Pero esta es la primera vez que se mide el efecto de la hinchada en la vida real y con una cantidad de casos relevante.
Definitivamente, la pandemia nos enseñó mucho sobre nuestro rol de público en vivo. Y ahora que estamos de regreso en las butacas, como siempre que aprendemos algo, las cosas no serán iguales.
Los argentinos volvemos a un trabajo que sabemos hacer muy bien, tal vez mejor que nadie. Por algo las grandes bandas de rock venían a filmar sus videos acá, con nuestros pogos y chicas lindas que cantan a caballito de novios musculosos. Lo que no está claro es cómo cambió el oficio.
Después de largos meses de aislamiento, nos embarga el deseo de socializar con extraños. La historia ya lo vio. A la Primera Guerra Mundial y la gripe española las siguieron los años locos, una época dorada del espectáculo en vivo, con la explosión de los conciertos de jazz y los salones de baile.
Todavía no estamos ahí, porque algunas restricciones siguen en pie. Los cines 4D volvieron a abrir, con sus butacas que tiemblan cuando los personajes disparan, vuelan o saltan, pero no tiran agua ni olor como antes, para evitar contagios. En efecto, las restricciones tienen su costado positivo. Quién no aprovechó la butaca de al lado libre para apoyar los abrigos, en los teatros porteños con aforo del 70%.
Algunos eventos, además, piden un hisopado negativo para entrar. El coloquio de IDEA se hace en 10 días y los asistentes presenciales –toda la dirigencia argentina– deberá presentar el resultado del test. Varios laboratorios incorporaron un servicio de hisopado in situ, que ofrecen para eventos masivos, casamientos y fiestas de quince. En Estados Unidos se habla de un nuevo tipo de invitados vip: los vacunados con dos dosis o Vaccine-Inoculated People.
Pero además, no está claro si podremos volver a ser el mismo público despreocupado, inocente y predigital que colmaba las salas en 2019. Para entonces se empezaba a hablar de espectáculos híbridos porque las audiencias se sacaban una foto y la subían a las redes. Hoy eso suena prehistórico.
Pero además, no está claro si podremos volver a ser el mismo público despreocupado, inocente y predigital que colmaba las salas en 2019. Para entonces se empezaba a hablar de espectáculos híbridos porque las audiencias se sacaban una foto y la subían a las redes. Hoy eso suena prehistórico.
Durante 2020, millones de chicos vivieron sus primeros recitales de manera completamente virtual, en los shows de Fortnite. Fueron al concierto del rapero Travis Scott, donde el artista –en tamaño gigante– se desplazaba por todo el lugar y los participantes se le podían acercar volando. Fueron a eventos sin ningún artista, donde el espectáculo fue una pelea entre un monstruo símil dinosaurio y un robot. Fueron a ver a Ariana Grande, en un ambiente virtual que cambiaba de color según la ropa y el aspecto que cada uno hubiera elegido para ir, en una especie de récord de la personalización. Uno mismo, como asistente, podía verse sobre el escenario rescatando a otros jugadores en un homenaje a las víctimas del atentado perpetrado meses antes en un show de la misma cantante.
¿Quién vuelve después de todo esto a la organización típica del escenario de un lado y la audiencia del otro? ¿Quién soporta un recital en estadio de fútbol, con sonido defectuoso y la pantalla a 20 metros de distancia?
Fortnite compró un estudio en Los Ángeles –un espacio físico– ultraequipado con tecnología, desde donde produce estos shows. La serie, de hecho, empezó en un estadio desde el cual transmitieron los mundiales de Fortnite, con público en vivo, antes de la pandemia. Es esperable que –como público– cada vez mezclemos más lo real y lo virtual. Hopin, una app para congresos online que pasó de seis a 660 empleados en 2020, acaba de comprar una empresa que se dedica a procesar admisiones a eventos… presenciales. Tal vez la próxima vez que vayamos a un recital no mostremos la entrada, sino que nos logueemos con algún dato biométrico. Falta ver si podremos salir con solo hacer clic, o seguiremos caminando decenas de cuadras, agotados y felices, hasta el primer medio de transporte que nos lleve de vuelta a casa.
Directora de Sociopúblico