"No podrán asesinar la memoria de Mitterrand"
La viuda del último gran líder francés lucha en soledad para defender el pensamiento y la obra del ex presidente. Sigue siendo socialista, pero ha roto su carnet de afiliación. Ataca la globalización y defiende la causa zapatista. Comprende a Hillary Clinton respecto de los escándalos sexuales de su marido.
EN un edificio mucho más modesto que el palacio de Chaillot que ocupaba en vida de su marido, y sin las 14 secretarias que el Estado puso al servicio de su fundación, France-Libertés, mientras fue la consorte del presidente de la República, Danielle Mitterrand no sólo sigue la lucha emprendida en 1986 en favor de todos los desheredados de la tierra, llámense kurdos, saharauíes o zapatistas, sino que propaga una idea propia del socialismo nacida de su contacto con todos los que luchan para cambiar el mundo.
Con una silueta de jovencita, que sigue luciendo en un ajustado traje de Yves Saint Laurent, y con la misma expresión de ilusionada ingenuidad, la gran dama caritativa de la izquierda no ha perdido su elegancia ni la fidelidad a todo aquello en lo que viera encarnados sus primeros ideales, llámese Mitterrand, el Che o Castro.
Enamorada de una nueva causa, el subcomandante Marcos, la que fue agente de enlace de la Resistencia francesa cuando tenía 18 años, es hoy agente de enlace de otra resistencia contra la globalización y el gran capital que protagonizan cada vez más pueblos y comunidades.
-Dos años después de su muerte, ¿qué le queda de François Mitterrand?
-Su presencia permanente. Ahora aparece un libro que he escrito con él.
-¿Con sus notas?
-No, con su espíritu. Su envoltura ya no está aquí, echo en falta sus palabras, pero él sigue vivo en todo lo que yo hago, que no es más que una continuación del camino que seguía con él.
-Creía que ustedes vivían separados: el presidente en el Elíseo y usted en su piso de la rue de Biévre.
-No. ¿Quién dice eso? Según las circunstancias, François se quedaba en el Elíseo cuando trabajaba hasta muy tarde, a veces me quedaba yo también, otras veces era él el que venía a casa.
-¿Y los franceses, qué cree que recordarán de Mitterrand?
-Todos los franceses a los que me encuentro por la calle, o cuando visito centros sociales u hospitales, hablan de François como de alguien a quien han amado y que les ha enseñado a vivir.
-Muchos veían en usted al único miembro de la pareja presidencial que estaba en contacto con la vida de la calle y que supo mantener una idea fresca y solidaria del socialismo no contaminada por el poder.
-Pues no. ¿Qué tiene usted contra François para hablar así? El tenía los imperativos propios del cargo que ocupaba. Aun así, supo enfrentarse a muchas limitaciones y ha hecho avanzar muchísimo las cosas. Había que conocer a François. Cuando yo le decía "mira a todos esos jóvenes como Daniel Ortega que quieren cambiar América latina, que aman a su pueblo, ¿por qué no los apoyas más?", hacía lo que podía. Lo que pasa es que el mundo político no estaba preparado para escuchar el discurso de François, de igual manera que no lo estaba para escuchar el del Che o el de los sandinistas. Pero François ha vivido conforme a sus ideales, basta leer sus escritos. Por eso empiezo el libro con una nota que me dejó y que dice así: (abre un cuaderno en el que muestra una anotación de puño y letra del presidente fallecido y me la lee) "Nadie cambia de la noche a la mañana, y la escala de la historia va más allá de las gacetillas. Pero tras la paciencia, siempre llega la primavera". Por eso voy a titular mi libro La primavera de los insumisos.
-¿Lo ha sorprendido que uno de los más estrechos colaboradores de Mitterrand, como el ex canciller Roland Dumas, sea investigado por corrupción?
-Es cosa de una jueza empeñada en destruirlo, y buscará y buscará hasta que encuentre una puntita de la manta de la que tirar. Tomará el rábano por las hojas. Lo que más me duele es que hagan perder toda su energía y su tiempo en probar su inocencia a un hombre con una inteligencia tan notable como Dumas.
-¿Cree que hay relación con el caso de Pierre Bérégovoy, el primer ministro y también íntimo de Mitterrand, que se suicidó tras revelarse que había aceptado dinero de un industrial?
-Sí, es evidente. Se meterán contra todos los que colaboraron con François.
-¿Ese intento de presentarlo como rodeado de hombres que se enriquecieron a la sombra del poder es una ofensiva para asesinar la memoria de Mitterrand?
-Sí, hay una ofensiva, pero hace mucho tiempo que ha empezado. Ya quisieron asesinarlo en 1959, porque muchos pensaron que era el único capaz de mantener las espadas en alto frente a De Gaulle. François molestaba a muchos y sigue molestando. Pero no podrán asesinar su memoria. Su historia ya está escrita por sus actos, por todo aquello que ha dejado. Y esto se ve cuando sales a la calle, o te vas al Africa y oyes hablar de François, ves hasta qué punto es venerado en todo el mundo. Dentro de 50, 100 años, se hablará de Mitterrand y no de todas estas piedritas en el camino.
-¿Forman parte de esa ofensiva libros como el de Jean Montaldo, Mitterrand y los 40 ladrones?
-¡Cómo puede mencionar siquiera algo tan baboso! No he leído ninguno de esos libros, ni pienso leerlos. No quiero llenarme la cabeza de estorbos, con la de cosas por las que hay que trabajar en el mundo y de las que se ocupa mi fundación...
-¿Se puede hablar de un complot?
-Por supuesto que hay un complot. Pero yo me alejo de eso. Es algo que está centrado en un mundo pequeño y mezquino, en una prensa que no llega a más de 300.000 personas. Pero 58 millones de franceses piensan de forma diferente. Son las tácticas de la derecha. Acusan a sus adversarios de sus propios defectos y villanías, así se camuflan tras una pantalla que crean a su imagen y semejanza. Es una táctica tan vieja como el mundo. Sucede donde hay un gran político con un discurso, como hemos visto también en Perú con Alan García.
-Pero la más crítica con el asunto Dumas no ha sido la derecha, sino un socialista, el ex primer ministro Michel Rocard, quien ha aprovechado para decir que Mitterrand se rodeaba de "gente al límite" o "interesada en las ventajas del poder".
-¡Pero, por favor! Todo el mundo sabe desde hace tiempo que el gran drama de Rocard es que siempre ha querido pasar por delante de François y nunca lo ha conseguido. ¡Quién puede hacerle caso, si se mete ahora en bajezas!
-Entre las críticas que se hacen a Mitterrand está la de haber dejado un partido muy dividido y con muchos enemigos. ¿Cree que han salido de ahí algunas filtraciones?
-No lo sé. Son muchos los que se llaman socialistas y no tienen nada de socialistas. Pero yo ya no tengo mi carnet, ya no pertenezco al partido. Tuve que renunciar a él temporalmente en 1981, porque era incompatible la militancia con la presidencia, y luego no he querido volver a tenerlo. Trabajo en lo que entiendo por socialismo desde la fundación.
-¿No tiene relación con Lionel Jospin?
-No mucha.
-¿Se ha sentido defraudada de que nadie en el gobierno o en el partido saliera a defender la memoria de su marido?
-No hay día en que salga a la calle sin que alguien me diga: "Mitterrand era un padre para mí". El resto no me concierne ni me importa.
-¿Qué ha pasado para que Francia, tierra de asilo, tenga hoy un 15% de votantes del Frente Nacional, un partido que quiere expulsar a todos los inmigrantes?
-Es un fenómeno mundial, de rechazo propio de todos aquellos que se sienten contrariados en sus apetitos de poder o dinero. Logran imponer sus bajos valores con demagogia. Lo que hay que explicar a los desocupados es que no se engañen, que su enemigo no es el que sufre tanto o más que él, sino la multinacional que, para reventar precios, hace trabajar a la gente como esclavos.
-El nuevo proyecto de ley de Lionel Jospin para regularizar la situación de los ilegales pondrá a la mitad en la frontera, ¿Es suficiente o habría que asimilarlos a todos?
-Toda esa gente viene aquí por razones económicas o de opresión. Si pudieran quedarse en su casa lo harían. Entonces, hagamos una política de cooperación internacional que les permita quedarse en su casa. Y, por supuesto, abrir el paraguas para que se refugien cuando estén en peligro o lo necesiten.
-¿No es precisamente lo que se propone la ley de Jospin?
-Sólo en parte.
-¿Qué diferencias hay entre la sociedad americana y la francesa para que aquí se aceptase con tanta naturalidad la vida paralela de François Mitterrand?
-No lo sé, son cosas personales que no deberían incumbir a nadie más que a los interesados.
-Hillary ha decidido defender a su marido hasta el final. ¿Es lo que corresponde a una primera dama?
-Hace muy bien. En este tema siento mucha admiración por ella y también compasión, porque, ¿sabe usted?, es muy duro vivir una situación así. Me imagino cómo debe sentirse. Pero ese tipo de solidaridad es precisamente lo que hizo la enorme fuerza de mi relación con François.
-Pero usted era una chica muy romántica cuando se casó a los 20 años. ¿No la hirió descubrir que su marido tenía otros amores y una hija?
-Cuando se produce una situación así hay dos formas de tomársela: con odio o con amor, y decirse: "Una hija ha nacido de un amor, y lo respeto. No soy la única mujer a la que François deba amar en el mundo". François ha amado a dos mujeres, una a la que ha estado vinculado toda su vida -porque había otras muchas cosas que nos unían, intelectualmente, políticamente-, que soy yo. Y luego, ha tenido un gran amor que ha querido marcar con el nacimiento de una hija. Y bien, ¿qué importancia tiene? La única importancia es que he sido un ejemplo de comprensión y de amor. Si así he marcado mi tiempo, no lo lamento.
-¿Qué prejuicios existen para que un jefe de gobierno o presidente no se atreva a divorciarse? ¿Es saludable guardar las apariencias cuando un matrimonio no funciona?
-Desde luego, toda esa pudibundez debería evolucionar.
-¿Se habría usted divorciado si su marido no hubiera sido presidente?
-Cómo podría haberme divorciado si lo amaba y él me amaba. Además, ya conocía la existencia de Mazarine antes de que llegara a la presidencia.
-¿No es suficiente que él tuviera otro amor?
-Pero se pueden tener varios amores. Fíjese usted en mi hermana. Todo el mundo podría pensar vaya hermana tan rara, porque me envía flores por San Valentín. Pero ella dice que "San Valentín es para todos los que se aman, y como yo te amo, te envío flores". Cuando dos seres se encuentran, deciden hacer su vida como la entienden. El secreto entre François y yo es que nunca ha habido engaño. Las cosas eran como eran y las aceptabas o las dejabas.
-¿Cómo es posible ser tan generosa?
-No es una cuestión de generosidad. Yo he sufrido mucho. Pero en todo caso no he sufrido tanto como para dejarlo. He encontrado muchas compensaciones a su lado. Porque usted está hablando de amor físico, pero el amor físico es el amor de la juventud, después viene otra cosa.
-Veo que sigue irremediablemente enamorada.
-Si no fuera así, ¿cómo cree que habríamos podido vivir 52 años juntos?
Por Pepa Roma
(c) La Nacion
Modelo azteca
-TRAS su encuentro con el subcomandante Marcos, ha dicho que en Chiapas encontró un modelo de democracia para el resto del mundo.
-Sí, no sólo ahí. Hay una revolución en marcha en todas partes...
-Por lo que leemos en la prensa parece todo lo contrario, ya que son el neoliberalismo y el mandato de los flujos de capital los que se imponen sobre lo social en todas partes.
-Precisamente, es este diktat del dinero lo que está dando lugar a una resistencia mundial, y eso puede verse en muchas organizaciones locales, aquí en Francia, en los Estados Unidos, donde se han creado ciudades enteras con su propia moneda no especulativa. Cerca de las siete octavas partes de la humanidad están excluidas de la sociedad.
-Más bien parece que a todo el que se opone al nuevo orden mundial lo masacran, como a los zapatistas de Chiapas, o lo bloquean, como a Cuba.
-Pero hay toda una solidaridad y una vigilancia internacional que impiden que el poder en México actúe impunemente, y sin las cuales los zapatistas habrían sido ya exterminados. Con Internet se sabe todo lo que pasa en todas partes. Hay un exceso de información, nos ahogamos en ella, pero al final la gente capta la sustancia.
-¿El comandante Marcos, al que ha dedicado un libro, es un nuevo Che?
-Lo que el Che no pudo hacer en su momento tal vez podamos hacerlo hoy. Marcos es otra etapa, al igual que François.
(c) La Nacion
Perfil
Danielle Gouze nació el 29 de octubre de 1924 en Verdún (Francia), hija de un matrimonio de maestros borgoñeses y socialistas.
Tras la invasión nazi a Francia (1940), Danielle se incorporó a los 17 años a la Resistencia. En 1944 adhirió al maquis de Borgoña para atender heridos, por lo que recibió una medalla condecorativa.
En plena Resistencia conoció a "Morland", nombre de guerra de François Mitterrand, un joven abogado que hacía de nexo con el gobierno libre en Londres. Se vieron tres veces y a la cuarta, el 17 de octubre de 1944, se casaron.
Al finalizar la guerra, Danielle se dedicó a su casa, la encuadernación y la artesanía. Su primer hijo murió a los dos meses. Luego, en 1946 nació Jean Christophe, periodista, y en 1949, Gilbert, político.
Socialista antes que su marido, Danielle volvió a la política como primera dama en 1981. Creó cuatro fundaciones para el respeto de los derechos humanos y bregó por ellos en países del Tercer Mundo. Por su solidaridad con los kurdos, casi muere en un atentado en Irak en 1992.