No hay tiempo que perder en materia de cambio climático
A pesar de las 26 reuniones celebradas, cada año siguen aumentando los gases contaminantes acumulados; la respuesta a este problema demanda liderazgo claro y cooperación de todas las naciones
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Nicholas Stern, profesor de la Escuela de Economía de Londres, en julio de 2005 fue asignado por el gobierno del Reino Unido a la tarea de estudiar los aspectos económicos del cambio climático. Así nació el famoso informe Stern, publicado en 2006, en el cual se trata al cambio climático como una externalidad económica de alcance global que originó la falla del mercado provocada por el hecho de que los responsables del cambio climático, emitiendo gases contaminantes, no pagan por este daño, que perjudica a todos los habitantes de esta Tierra. El informe Stern señaló acertadamente que las demoras en actuar para abatir las emisiones contaminantes aumentarán los costos futuros generados por los cambios climáticos, que siendo un fenómeno global exigen una respuesta también global. Esto demanda liderazgo claro y cooperación internacional de todas las naciones.
Las Naciones Unidas han tenido una activa participación tendiente a enfrentar este desafío climático, considerado en la Convención Marco sobre el Cambio Climático. Las reuniones anuales (denominadas COP) comenzaron en 1995, cuando la acumulación de CO2 llegaba a 361 ppm. Tener presente que antes del inicio de la Revolución Industrial, a fines del siglo XVIII, las emisiones acumuladas del gas contaminante CO2 que rodeaban la Tierra llegaban a 280 ppm. A pesar de 26 reuniones, año a año siguen aumentando estos gases contaminantes acumulados. En la COP-3 (1997) se acordó el Protocolo de Kyoto, cuando la acumulación ya había trepado a 364 ppm. En la COP-21 se firma el Acuerdo de París (2015), cuando los gases ya habían trepado a 401 ppm. En la actualidad ya estamos en 419 ppm; a este ritmo cruzaremos la barrera de 450 ppm en apenas 12 años. El escenario conocido como 450 es compatible con un aumento de la temperatura global de la Tierra que no supere 2°C sobre el nivel existente antes de la Revolución Industrial, impulsado por la utilización de fósiles contaminantes. La tala de bosques también contribuye a un aumento de estas emisiones.
La amenaza del cambio climático no se resolverá por el agotamiento de los recursos energéticos de carácter fósil (carbón, petróleo y gas). En 1980 las reservas comprobadas de petróleo en el mundo cubrían consumos por 30 años, y en la actualidad estas reservas petroleras pueden cubrir 50 años del consumo actual. Las reservas mundiales de gas pueden cubrir 55 años de consumo actual. Las reservas de carbón, que es el combustible más contaminante, tienen más de un siglo de duración.
Los fósiles están concentrados en pocos países. Por ejemplo, China, Indonesia, la India y Australia producen el 75 por ciento del carbón de todo el planeta, La mitad de todo el petróleo es producido por Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia y Canadá; también la mitad el gas es producido por apenas cuatro países: Estados Unidos, Rusia, Irán y China. Esto significa que para poder concretar negociaciones internacionales que sean exitosas, en el sentido de que sean capaces de abatir aceleradamente las actuales emisiones contaminantes, es clave el apoyo de estos países.
Estas negociaciones climáticas deben además tener en cuenta que no todos los habitantes del mundo contaminan lo mismo; China es hoy el primer contaminador mundial, pero un chino emite menos de la mitad que un habitante de Estados Unidos, un europeo emite 40 por ciento menos que un ruso, y un habitante de los Emiratos emite 40 veces más que uno del Congo o Nigeria.
Las advertencias que nos está dando año a año el clima no están siendo tenidas en cuenta. Los últimos años son los más cálidos registrados desde el siglo pasado El calentamiento del planeta continúa a un ritmo alarmante. El fenómeno es una muestra clara del rápido avance del cambio climático e implica una transformación de las perspectivas del planeta. Cada vez hay más evidencia que relaciona el cambio climático con olas de calor más probables e intensas, algo parecido a lo que está pasando con las tormentas y los huracanes. Se estima que los ciclones tropicales intensos y las velocidades máximas promedio del viento de ciclones aumentarán a escala global con el aumento del calentamiento global, lo que significa que el planeta va camino de un peligroso sobrecalentamiento, con repercusiones alarmantes para las generaciones actuales y futuras. Nosotros somos los responsables del cambio climático, ya que la actividad humana viene acumulando desde la Revolución Industrial, debido al creciente consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), enormes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, la acumulación de estos gases afecta el clima en la Tierra y genera impactos que pondrán en riesgo los suministros de agua, la agricultura, los sistemas de transporte y la energía, el medio ambiente natural y hasta la salud y la seguridad.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC-Naciones Unidas) hizo público en febrero su informe sobre cómo la actividad humana está afectando al planeta. El documento expresa: “El cambio climático causado por el hombre está generando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza y afecta la vida de miles de millones de personas a pesar de los esfuerzos por reducir los riesgos”. Este documento reafirma la relación entre el calentamiento global, la biodiversidad, la salud ambiental y el sistema económico global. Este informe IPCC advierte que el carbón y otros combustibles fósiles están asfixiando a la humanidad, explicó el secretario de las Naciones Unidas. Asimismo, advirtió a los productores del petróleo y el gas: “No se puede pretender ser ecológico mientras se tienen planes y proyectos que socavan el objetivo de lograr emisiones netas de valor cero para 2050 y que ignoran las importantes reducciones de emisiones que deben producirse durante esta década”. Además sostuvo que es el momento de acelerar la transición energética hacia un futuro basado en energías renovables, señalando: “Los combustibles fósiles son un callejón sin salida para nuestro planeta, para la humanidad y también para las economías”.
La COP26 se celebró en Glasgow el año pasado con 200 países. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 será la cumbre número 27 que, se llevará a cabo este año en Egipto. No hay tiempo que perder, ya que, si no modificamos rápidamente nuestro patrón de consumo energético, el clima continuará deteriorándose. La buena noticia es que es tecnológicamente posible propiciar un nuevo modelo de generación y utilización de la energía que acompañe el crecimiento económico pero sin perjudicar nuestro medio ambiente. No hay tiempo para perder, es necesario comenzar ya.
Miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente