No hay manera de justificar lo que ocurre en Venezuela
No hay manera de justificar lo que ocurre en Venezuela. Desde hace muchos años la población sufre los peores males imaginables: hambre, enfermedad, miseria, persecución, tortura y muerte.
Todo eso fue fielmente reflejado hace pocos días en un informe de 443 páginas elaborado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Allí, el dictador venezolano, Nicolás Maduro, y otros miembros de su gabinete fueron acusados de perpetrar crímenes contra la humanidad contra los propios venezolanos.
El documento asegura que autoridades venezolanas han suministrado ayuda esencial para llevar a cabo ejecuciones arbitrarias y el uso sistemático de la tortura desde 2014, e identifica como responsables directos de estos crímenes a Maduro, así como también a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; y a los ministros de Interior y Defensa, Néstor Reverol y Vladimir Padrino López, respectivamente, entre otros altos funcionarios.
El informe generó la condena de casi todos los gobiernos del mundo por lo que ahora sabemos que ocurre en Venezuela. Solo algunos pocos países mantuvieron una posición cómplice con el régimen chavista, como Cuba, Nicaragua…y Argentina.
Carlos Raimundi, el embajador argentino ante la OEA, realizó una fuerte defensa del régimen de Nicolás Maduro y tuvo el descaro de afirmar que "Venezuela ha sufrido un fuerte asedio de intervencionismo" por lo que "hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones a los derechos humanos en determinados países".
Como no podía ser diferente, esas declaraciones generaron una ola de críticas en la diplomacia regional, desde las Naciones Unidas, la oposición venezolana, el Departamento de Estado, la Unión Europea y, por supuesto, de todos quienes creemos en la libertad, la democracia y la República en el país.
Esto obligó a que el presidente Alberto Fernández y el Ejecutivo nacional traten de desmarcarse de las declaraciones del embajador Raimundi, diciendo que el gobierno argentino sí condena las graves violaciones a los Derechos Humanos por parte del régimen chavista.
El problema es que lo ocurrido en la OEA no es un hecho aislado. El día en que Fernández asumió la Presidencia, se encontraba en el país quien en ese momento era el principal asesor para la región en la Casa Blanca y hoy presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver Carone, quien muy molesto se fue del país antes del acto debido a la sorpresiva llegada de Jorge Rodríguez, alto jerarca de la dictadura chavista, quien también había sido invitado.
Tampoco olvidemos que si bien Argentina no se retiró del Grupo de Lima, en el cual ejercía con el anterior gobierno un rol de liderazgo, en más de una ocasión en el último tiempo se negó a firmar documentos de ese organismo, en desacuerdo siempre con las duras posiciones de condena a la dictadura de Maduro.
Por el contrario, Argentina hoy tiene una gran participación en el Grupo de Puebla, cuyos miembros no solo son cercanos al régimen chavista, sino también a otros de cuestionada reputación democrática, como Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, y otros.
El propio presidente Fernández reconoció hace no mucho en una videoconferencia con el expresidente de Brasil, Luis Ignacio ‘Lula’ Da Silva, que él y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hoy se encuentran "solos" y que extraña a Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa
Uno de los innegables éxitos del gobierno de Mauricio Macri fue el posicionamiento del país en el mundo. Hoy, la posición del gobierno de nuestro país en relación con un tema tan delicado como la tragedia venezolana nos genera una profunda vergüenza y es un escándalo internacional. En la región, solo compartimos esa postura con regímenes no democráticos como Cuba y Nicaragua.
Es muy difícil pensar que todo esto sea solo debido a un tema ideológico. Es posible que tenga más que ver con delitos compartidos entre quienes hoy se defienden mutuamente. Como en tantos otros temas, la que manda y define la línea del Ejecutivo y de lo que hemos llamado la "diplomacia encapuchada" es la expresidente Cristina Kirchner, quien sabe que la caída de Maduro podría tener consecuencias impredecibles para ella y sus socios.
Diputado Nacional Juntos por el Cambio