No estamos en el mismo barco sino en la misma tormenta
Está claro que el gran tema hoy es la toma de decisión en la política y está debe ser y es con el ciudadano, por el ciudadano y para el ciudadano. No por ello, decimos que debemos ir a una democracia directa y un estado asambleario, sino que hay que interpretar al votante, honrarlo y sostenerlo en la acción política diaria.
La política argentina ha sido influenciada por el método del kirchnerismo, éste ha deteriorado y degradado todos los espacios institucionales del debate público y lo ha impregnado todo. Se ha instalado una rutina cultural aceptada acerca de cómo ver y hacer las cosas contra la cual hay que luchar. Se ha instalado un relato al cual hay que oponerle otra narrativa que ponga claridad a la caracterización política verdadera del gobierno y sus intenciones, que siempre esconden algo detrás de lo aparente. En definitiva, hay que darle entrada a la realidad suprimida por el gobierno.
Este método es replicado en sus acciones por un porcentaje sustantivo del país y de la política, casi por sugestión. Hoy la tarea es democratizar la política desde la política, no contra la política, para modernizar la democracia. Esa tarea es grande y tiene como norte, desde la batalla cultural, hacer que se salve la dignidad.
Cristina Kirchner quiere profundizar más aún esos métodos y la corrupción del pasado kirchnerista. Una retrotopia decadente. El desafío es restablecer las instituciones para que funcione la República. Para muchos, hablar de la división de poderes puede sonar a viejo, pero más viejo es la Santa Inquisición a la que nos quiere llevar Cristina. Por eso, nos espera un 2022 siniestro pero cargado de desafíos.
Los resortes en los que Cristina se apoya para gobernar se exacerban. Los gobiernos siempre perecen por la exageración de sus principios. Regreso exacerbado el método de usar al sindicalismo para apretar empresarios y frenar los reclamos salariales, que siempre fue usado como fuerza de choque y para llenar los actos. Por eso, el Kirchnerismo hace la vista gorda, cuando Moyano bloquea y extorsiona una empresa por semana. Por eso, desde que volvieron al poder los maestros no tuvieron más reclamos. Baradel se olvidó de todo lo que reclamaba anteriormente y Biró logro su cometido, que solo Aerolíneas Argentinas volara en el país.
Movimientos sociales
Volvió la defensa del método de los movimientos sociales para repartir los planes y tener controlado el Conurbano y los alrededores de las grandes ciudades del interior. No hay más movilizaciones reclamando, porque ahora son todos funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social. Milagro Sala es el fiel reflejo de una patatera que se hizo millonaria con cooperativas que recibieron millones de pesos que tenían que darles trabajo y dignidad a los necesitados y termino siendo utilizado para someter a la gente según sus necesidades.
Volvieron los Soria, Mena, Tailhade, Valdes y Moreau de la vida para apretar a la Justicia y a los opositores con causas armadas en juzgados amigos con pruebas flojas. Todos bajo el control férreo de Carlos Zannini, diseñador excelso del ataque a la Corte y a la división de poderes, gurú del diseño del método electoral a implementar que haría que el gobierno gane perdiendo, todo bajo la excusa de un plan que logre una convergencia de todas esas acciones de demolición institucional mediante una reforma de la Constitución Nacional.
Y también están de regreso los Parrilli y Heller, que se dedican a embarrar la cancha y sacar las leyes de impunidad que necesita Cristina.
Volvió recargado el ataque a la prensa y a los periodistas independientes, con los medios de comunicación comprados con la plata del Estado (C5N), pero además todos financiados con la pauta pública para que estén al servicio del gobierno.
Vuelve el intento de reflotar la obra pública en mano de testaferros (como sucedió con Lázaro Báez) y los amigos de los Kirchner, para robar todo lo que se pueda y además jactarse de que se hicieron dos cuadras de asfalto. Por estos actores es que hoy tenemos esté presente en el país. Décadas y décadas fomentando este mismo sistema, donde solo se logró empobrecer y embrutecer a la población argentina.
Cuando algunos hablan de ampliar Juntos por el Cambio el límite es esta gente, aunque sean arrepentidos de Cristina. Tenemos que mostrarle a la sociedad que no somos lo mismo que el Kirchnerismo. Durante el gobierno de Mauricio Macri se demostró que se puede hacer política republicana, con honestidad. No podemos transformarnos en mas Kirchnerismo, no lo vamos a permitir. Las candidaturas en Juntos por el Cambio se van a decidir en las PASO del 2023, aunque algunos estén apurados por querer cerrar filas y dejar de lado un sector.
Los líderes mundiales te reciben según como gobiernas. Argentina se insertó en el mundo durante los 4 años que gobernó Juntos por el Cambio. Se logró el acuerdo comercial con la Unión Europea, con el EFTA, se organizó el G20. Las empresas no se iban del país. Volvió Cristina y el mundo nos cerró la puerta. Cristina solo se puede juntar con los presidentes antidemocráticos, Maduro, Diaz Canel, Ortega y otros tantos que oprimen a los pueblos que gobiernan violando todos los derechos constitucionales, además de los DDHH.
El dialogo es en el Parlamento. No es en Olivos, ni en la Casa Rosada, ni en el Instituto Patria, ni en un despacho del Senado, ni en Tigre, El Calafate, ni en reuniones secretas y clandestinas. El debate es en el parlamento a plena luz del día. No se es responsable acordando con irresponsables. De ese modo, también sería responsable y hasta democrático acordar con tiranos, bajo la idea vana y vacía que hay que hablar con todo el mundo. El radicalismo en particular y la coalición de juntos por el cambio en general no pueden ser un espacio opositor manso y sobón, que trate los temas con liviandad, en una actitud que propicie normalizar la forma de ejercer el poder del oficialismo, su método y el rumbo de sus intenciones.
No se puede naturalizar y normalizar lo irracional. Hay muchas acepciones de lo que significa la locura. Pero la más simple y a veces no tenida en cuenta es el acto de locura que consiste en ir a un lugar o reunirse con quien a uno le hará daño, lo tratará mal, le mentira y hasta lo hará sufrir. Ponerse voluntariamente en ese lugar es un acto de locura. Esto ocurre cuando uno quiere explicar que es bueno someterse a una puesta en escena, no sólo con quien no quiere dialogar, sino con quién no cree en el dialogo y solo busca tomar aire para continuar su plan de demolición institucional e ir a un sistema de pensamiento único. No estamos en el mismo barco con el gobierno, estamos en la misma tormenta.
Una coalición debe compartir el para que de su existencia. Respetar el objetivo que da origen a esa unidad y el fin final de la misma. La unidad de la coalición es sólo un medio, una herramienta, pero no es el fin; el fin final es salvar y rescatar el país. De tal modo, que las unanimidades forzadas u artificiales, las imposiciones de aliados contra natura, los hechos consumados en la toma de decisiones, no solo atentan contra la pluralidad y la sanidad de la coalición opositora, sino que resultan “un efecto espejo” del método contra el cual luchamos y no podemos reproducir internamente. Los “lúgubres, vanidosos, codiciosos u oportunistas” tienen “al enemigo en el espejo”, son de vuelo corto, y los argentinos con su voto los van a castigar.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el Ministerio de Guerra en Londres, Inglaterra, envió un mensaje codificado a uno de los puestos de avanzada británicos en las zonas inaccesibles de África controlada por los británicos, diciendo: “Guerra declarada, arreste a todos los extranjeros enemigos en su distrito.” La respuesta pronto volvió, “Han detenido a diez alemanes, seis belgas, cuatro franceses, dos italianos, tres austríacos y un estadounidense. Por favor avise inmediatamente con quién estamos en guerra.”
En el libro, El Arte de la Guerra, escrito por Sun Tzu, dijo: “Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no tienes que temer los resultados de cien batallas. Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada victoria ganada también sufrirás una derrota. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla.” Si eso es verdad en las guerras terrenales, aún más es verdad en la lucha espiritual que todo cristiano está involucrado. Eso pensando con buena fe; otros “acuerdan”.
Algo peor, habría que agregarle a ese gran clásico libro de estrategia. Y es, cuando no se sabe que el enemigo puede estar dentro de tus filas. Como me dijo María Corina Machado, líder opositora en Venezuela, al marchar juntos por las calles de Caracas, en las peores protestas callejeras de mayo de 2017: “Álvaro, lo duro de esta lucha contra la dictadura de Chávez y Maduro ha sido después de tanto, tomar conciencia que el enemigo no estaba solo enfrente, sino que lo teníamos en nuestras espaldas”. No podemos en la Argentina, ser el espejo, que replique los errores que cometió gran parte de la oposición en Venezuela, que fue colaboracionista y cómplice y traicionó a su pueblo que moría en las calles. Una dirigencia que no era funcional al régimen, sino que trabajaba para el régimen.
El kirchnerismo va a poner en crisis la democracia. Esta no pasa por ganar una elección sino por incumplir las promesas electorales. En nuestro país, faltan varias crisis hasta llegar la revolución francesa. Algunos creen que no se le puede ganar al peronismo, entonces hay que ser peronistas. Al menos no cuestionando sus métodos y aceptándolos, Son corridas hacia el peronismo. Son huidas del republicanismo. Son atajos. Es aceptar lo que el kirchnerismo magnifico, que solo importa ganar. De ahí su nombre desde sus orígenes en Santa Cruz. Frente para la Victoria. ¿Para qué? Para ganar. Solo importa ganar.
La crisis es porque han puesto en crisis la democracia. Si Cristina Kirchner triunfa y se sale con la suya, triunfa una persona, no triunfa ninguna idea. No podemos hacer lo mismo. Ganar la elección de cualquier manera a riesgo de no poder cambiar la Argentina y hacer los cambios de fondo y estructurales, que el país no aguanta más que no se hagan, no puede pasar.
Luchamos para impedir que el ciudadano se transforme en consumidor y vuelva al individualismo acérrimo que descree de la política y se aleja de la política. Leandro Alem, fundador del radicalismo y faro republicano y federal de la Nación, decía que “cuando en un país se despolitiza la vida social y el debate político, solo triunfan y se imponen quienes tienen el poder en ese momento y concentran más poder y discrecionalidad”. Atacar a la política y denostarla, desacreditarla y señalar su innecesaridad, es sin saberlo, trabajar para quienes tienen el poder.
El Estado, en el presente del kirchnerismo en el poder, deja al azar el desarrollo. El gobierno está para cualquier cosa, no tiene plan, esta hasta para alquilar dirigentes, apoyos e ideologías. Luchamos contra esa miserabilidad.
La batalla es cultural, impedir que las cosas en una sustancial mayoría se afiancen de manera irreversible e irreductible en el país en el “método del kirchnerismo”. Si eso ocurre, tendremos más nuevos caudillos medievales que se van a parecer más a Insfrán. Zamora o Manzur, que, a Merkel, Lacalle Pou u Obama.
Algunos no entienden lo que pasa. Discuten el tamaño del Estado, eso es para más adelante. Hoy hay que recuperar el Estado. Menem privatizó las empresas del Estado, pero los Kirchner privatizaron el Estado para sí mismos y sus testaferros. Hicieron del Estado un Estado delincuente. Con Menen teníamos relaciones carnales con Washington, con los Kirchner tenemos relaciones delictivas con el hampa, el terrorismo, el narcotráfico y los más grandes dictadores violadores de los DDHH.
Somos un Estado y una Nación, pero no somos una República. En una República no puede darse un permanente abuso de poder porque hay rendición de cuentas. En una República el poder no puede ponerse por fuera de la ley.
Hay que concretar la Republica. Debemos ir por más “republicanismo”. Esto requiere dejar las frivolidades y ponerse a trabajar por propuestas alternativas para hoy, para mañana y la gran propuesta para ser alternativa en 2023. Voy a seguir trabajando como lo vengo haciendo para dar esta batalla, contagiando cada día a más ciudadanos, porque nuestra última oportunidad para no perder la Argentina depende del empuje de la enorme mayoría de la sociedad.
Ese es el desafío, por eso marchamos y para bien de la gente “que está sola y espera”. No podemos permitir se siga agraviando al Pueblo Argentino y a nuestra democracia. Quién no asume esta realidad tiene de mínima un estado de inconsciencia inhabilitante y alguien con atribuciones debería investigar si existen otras motivaciones. Hay que sostener y honrar los votos, la voluntad de la gente; darles soluciones a sus problemas. Hemos machacado con perseverancia para instalar nuestras ideas al debate. Lo que nos jugamos y cuál debe ser el rumbo correcto de la oposición. Ha llegado el tiempo de que la sociedad las haga propias. Cómo decía el gran escritor Víctor Hugo: " Nada es más poderoso que una idea a la cual le ha llegado su tiempo”-
Diputado Nacional (MC) Juntos por el Cambio