Ni
"Ni desde el partido ni desde el gobierno se va poner un peso".
(Del presidente del PJ bonaerense, Manuel Quindimil, anunciando la concentración del viernes, con motivo del mensaje de Duhalde.)
Precisamente de eso se trata, de que nadie pone un peso. Aunque no faltan los que elogian ese hoy frecuentísimo divorcio entre gastar y saldar, entre la "dolorosa" y la billetera, y hasta la interpretan como puro desprendimiento, como simpática y sonriente beneficencia. Y bueno, si las cosas son como son y no tienen remedio, y el mago no termina de machacar con su "nada por aquí, nada por acá", ¿qué podrá hacer un hombre tímido y gris sino callar y guardar en la gaveta de las asignaturas pendientes aquello de "amor con amor se paga"?
A Quindimil le prestan micros y camiones. Nos alegramos y lo felicitamos por sus amigos, y a éstos muy especialmente. Gustosos esperamos tener uno de estos días amigos por el estilo a los que podamos recurrir en demanda de favores semejantes.
-Ni lo espere, carraspea una voz de ultratumba. Esas correspondencias, esas lógicas aburridas que enlazan causas y efectos, sólo rigen en casos excepcionales. Veamos: si bien sus amigos son tan buenos como los de Quindimil, usted no está a la altura. Por eso es que le aplican la fórmula de nada antes, nada en el medio y nada al final: "ni desde el partido ni desde el gobierno". Más claro, échele agua: no verá nada, ni chirolas, ni vales, ni bonos, ni le darán las gracias, ni lo invitarán al cine, ni le enviarán pésames: ni siquiera un sentido pésame.
Nada o, a lo sumo, una apología de la sopa de aire. Es para evitar las pesadas reiteraciones que ha aparecido esa fruición por el ni, conjunción cuya virtud es unir infinitas frases negativas: ni esto ni aquello, ni partido ni gobierno, ni efectivo ni crédito, ni tarjeta, ni patacones series A o B, ni dólares, ni segunda moneda ni tercera moneda. ni moneda alguna. Es decir, nada. ¡Pero por favor! No me diga que no lo entiende: ¡ni que fuera usted tonto!