Necesitamos confiar más en las ONG
Imaginemos una sociedad sin escuelas en comunidades rurales, sin refugios para víctimas de violencia, sin organizaciones que protejan nuestros ríos y bosques. Suena desolador, ¿verdad? Pues bien, gracias al trabajo de las organizaciones de la sociedad civil esta realidad tiende a ser diferente en nuestro país.
En un contexto donde las instituciones de la Argentina han sufrido una erosión significativa en la confianza pública, las llamadas ONGs (organizaciones no gubernamentales) se enfrentan a un reto mayor: recuperar su reputación y reafirmar su rol crucial en la sociedad. Según el más reciente estudio Barómetro de Confianza de Edelman, la confianza en las instituciones argentinas cayó del 49% en 2020 al 39% en 2024, ubicando al país en el puesto 26 de las 28 grandes naciones evaluadas. Sin embargo, el dato más alarmante es la caída abrupta en la confianza hacia las ONGs, que pasó del 58% en 2015 al 35% en 2023, según el índice de Cultura de Dar. Es una situación preocupante que exige reflexión y acción inmediata.
Las ONGs son más que simples organizaciones benéficas; son pilares fundamentales que proveen educación, cultura, servicios básicos, cuidado del medioambiente, refugios en tiempos de emergencia, y mucho más. Estas entidades también juegan un papel esencial en sostener el tejido social, especialmente en un país como la Argentina, donde el Estado carece de recursos para abordar suficientes necesidades sociales.
El hecho de que la confianza en estas organizaciones haya disminuido tan drásticamente es un golpe duro, no solo para las ONGs, sino para la sociedad. Sin confianza, las ONGs enfrentan serias dificultades para obtener fondos, influir en políticas públicas y cumplir con sus misiones. La pérdida de confianza es particularmente preocupante porque, en un país con recursos limitados, estas organizaciones representan una herramienta vital para el cambio y el progreso.
El problema tiene dos raíces principales. Primero, existe una confusión generalizada sobre qué constituye una ONG. En la mente de muchos, el término ha sido invadido por agrupaciones con fines sociopolíticos, como movimientos piqueteros, que diluyen la percepción del verdadero trabajo que realizan las ONGs. Segundo, y tal vez más importante, la sociedad no está suficientemente informada sobre cuánto contribuyen las ONGs al bienestar social y al cuidado del medioambiente. La falta de visibilidad de sus logros reduce su capacidad de ser vistas como actores influyentes y con alto impacto en la sociedad.
¿Por qué es importante el posicionamiento de las ONGs? La respuesta es clara: sin un reconocimiento fuerte y positivo de su labor, estas organizaciones no podrán influir en las políticas públicas ni obtener las donaciones necesarias para sobrevivir y prosperar. Esto afecta directamente su capacidad de generar cambios reales y sostenibles. Las ONGs dependen en gran medida de las donaciones de gobiernos, empresas y personas. Sin una sólida base de confianza, la obtención de estos fondos se convierte en una tarea hercúlea, poniendo en riesgo la continuidad de sus proyectos y programas. ¿Qué hacer al respecto? Existen dos acciones clave que podrían cambiar el rumbo de las ONGs en la Argentina: por un lado, consensuar y difundir un nombre unificado para el sector. Hoy hay varios términos en uso: ONGs, OSCs, Tercer Sector, Sector Social Organizaciones Sociales, etc. Es necesario que las ONGs más representativas se reúnan para definir y promocionar un término que abarque a todas las organizaciones del sector y no se confunda con entidades con otros fines. Un nombre claro y coherente facilitará la identificación y diferenciación de las ONGs respecto a otros grupos, eliminando la confusión y mejorando su imagen pública.
Por otro lado, informar sobre las obras y logros de las ONGs. La sociedad necesita conocer el impacto real de las ONGs. Las campañas de comunicación masiva que destaquen los logros y proyectos exitosos pueden elevar significativamente su percepción pública. Por ejemplo, Aedros, la asociación de recaudadores de fondos, podría relanzar una campaña que no solo invite a donar, sino que primero eduque sobre el bien que las ONGs ya están haciendo. Asimismo, cada ONG debe esforzarse por comunicar regularmente sus avances, creando un ambiente donde el valor de su trabajo sea reconocido y apreciado.
Restaurar la confianza perdida es fundamental para que estas organizaciones puedan convertirse en verdaderos motores de cambio en el país
Presidente de Qendar –Marketing Humano para una Sociedad Mejor–