Navidad y Jánuca: alegría compartida para iluminar el mundo
Navidad no es un día más en el calendario. Sin importar la religión que profesemos, durante todo el mes de diciembre podemos ver y sentir a la Navidad en el aire: tiendas comerciales con decoración tradicional, música festiva en la radio, el aroma a pan dulce en las panaderías y anuncios y promociones que nos recuerdan que se acerca la festividad. Es una fecha especial -para millones de cristianos, quizás la más especial del año- que reúne a familias y amigos alrededor de una mesa para mucho más que una comida o el tradicional intercambio de regalos. La Navidad es tiempo de encuentro, de celebración y de renovación de la esperanza.
Hoy, en vísperas de la Nochebuena, saludamos con afecto a la comunidad cristiana en esta fecha tan significativa, y compartimos la alegría que trae consigo. Pero este saludo no se agota en la cortesía. Es, sobre todo, una reafirmación de la convivencia, entendida como la capacidad de disfrutar juntos las alegrías de los demás. Celebrar la festividad del otro no nos aleja de nuestra propia identidad; por el contrario, nos acerca a una humanidad más unida y solidaria. Nos invita a soñar con la paz.
Argentina, con su rica diversidad religiosa y cultural, nos enseña cada día que convivir no es simplemente coexistir. Convivir es reconocer al otro en su singularidad y celebrar sus logros, sus fiestas y sus símbolos. Es entender que la paz no se construye desde la uniformidad, sino desde el respeto a la diferencia.
Este año, la coincidencia entre Navidad y Janucá nos brinda una oportunidad única para reflexionar sobre el poder de la luz en un mundo que demasiadas veces se oscurece por la indiferencia, el odio o la desesperanza. En hogares cristianos y judíos, las luces se encenderán al mismo tiempo, recordándonos que, desde nuestras tradiciones, podemos iluminar juntos la oscuridad.
Las velas de Janucá conmemoran el milagro, pero también la victoria de la dignidad y la libertad sobre la opresión. Las luces de Navidad simbolizan la llegada de una nueva esperanza. Distintas historias, distintos orígenes, pero una oportunidad compartida: en tiempos de oscuridad, cada uno, desde su fe, está llamado a encender una luz.
Los argentinos sabemos que nuestro país es un ejemplo de convivencia interreligiosa, y afirmamos que la convivencia no es solo una aspiración, sino una práctica cotidiana. Hoy, en este cruce de festividades, renovamos este compromiso y reafirmamos la necesidad de paz que trascienda fronteras. Que las luces que encendemos en la Argentina sean un faro que ilumine no sólo nuestro país, sino también aquellos rincones del mundo donde la oscuridad de la intolerancia aún persiste.
Que esa luz, surgida de la convivencia, se proyecte hacia los rincones donde más se necesita. Y que la Argentina, con su ejemplo de encuentro interreligioso, siga siendo faro de una sociedad que ilumina desde la diversidad.
Hoy, más que nunca, celebremos juntos. Porque la convivencia no es solo tolerar la diferencia, sino alegrarse con el otro para hacer lugar a su luz en nuestra propia casa.
Según como festejemos, ¡Feliz Navidad y Jánuca Sameaj!
Director Ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano