Nada nuevo bajo el sol: la Reserva Federal mantiene su política
En el día de ayer la autoridad monetaria de EE.UU. (Fed), luego de haber realizado a lo largo del año pasado tres bajas de 25 puntos básicos, decidió mantener -con el voto unánime de sus miembros- su tasa de referencia en el rango actual de 1,50%/1,75%.
En lo esencial, el informe respectivo de la entidad no modifica la visión del escenario económico que la misma ha explicitado durante las últimas reuniones. En efecto, la Fed afirma que el nivel de actividad continúa expandiéndose a una tasa "moderada", que el mercado laboral permanece "sólido", que la tasa de desempleo se mantiene "en niveles mínimos" y que el consumo privado crece "moderadamente". Respecto a este último punto, sólo hubo un leve cambio de grado ya que -en el informe anterior- se refería a un "fuerte crecimiento". En relación a la inflación, la Fed se muestra confortable no sólo con el actual nivel ("acercándose" al target del 2% anual) sino también con las expectativas a largo plazo, a las cuales define como "estables".
Para ratificar su posición, en su comunicado considera que la actual política monetaria es apropiada para mantener una sostenida expansión de la actividad económica, un sólido mercado laboral y una inflación cercana al objetivo del 2% anual.
En base a lo anterior, y si bien la entidad no ha presentado nuevas proyecciones para 2020 (sólo lo hace al cierre de cada trimestre calendario), se puede afirmar que mantiene las que presentó en su anterior reunión; esto es: crecimiento anual del 2.0%, tasa de desempleo del 3,5% e inflación del 1,9%. Por su parte, las tendencias a largo plazo para estas tres variables las fija en: 1,9%, 4,1% y 2,0% respectivamente.
Este claro diagnóstico de la Fed se opone a la permanente presión que impone el presidente Trump para que la entidad profundice la baja de la tasa de referencia, a los efectos de consolidar aún más el crecimiento. Incluso, con su ya habitual verborragia, ha llegado a afirmar que la entidad ha perdido su juicio (sic) y que es responsable de niveles de actividad que se encuentran –a su entender- por debajo del potencial de la economía. Más aún, en una reciente entrevista periodística previa a la reunión, llegó a afirmar que: "Si no fuera por el efecto duradero de las subas de tasas llevadas a cabo el año pasado por la Reserva Federal, la economía de nuestro país estaría creciendo a un ritmo cercano al 4%". Continuó su comentario sosteniendo que: "Si no se hubiera hecho la gran subida de tasas, el índice Dow Jones podría tener a la fecha entre 5.000 y 10.000 puntos adicionales". Finalizó de esta manera: "Ha sido letal (sic) la suba de tasas. Fue un gran error".
Resulta evidente, entonces, que -a pesar de la incorrecta y permanente presión del Presidente Trump- la entidad mantiene firmemente su necesaria independencia respecto al Poder Ejecutivo. Este básico principio de autonomía, esencial para separar la política monetaria de intereses políticos que no siempre van en el mismo sentido, es condición necesaria para lograr un crecimiento sostenido de la economía con estabilidad de precios. Una rápida recorrida por las principales economías del mundo, permitirá advertir la validez de la afirmación anterior.
Ahora bien, aclarada la correcta posición "política" de la Reserva Federal, la pregunta que se plantea es la siguiente: ¿cómo seguirá la política monetaria de la entidad? En nuestro escenario base, asumimos que, de corroborarse las proyecciones de la entidad, es muy baja la probabilidad durante el corriente año de un cambio en el actual nivel de la tasa de referencia. Esta hipótesis puede modificarse si, a lo largo de 2020, el escenario base se modificara. En efecto, si el crecimiento se acelerara demasiado y/o la inflación superara sostenidamente el objetivo del 2% anual, sería altamente probable que se iniciara -a pesar seguramente de Trump- un nuevo ciclo de subas. Caso contrario, es decir con caída de la actividad económica y/o baja del nivel de precios, se daría la situación inversa; esto es: bajas de la tasa de referencia.
El autor es analista de mercados internacionales y socio de Fimades