Nacer es un derecho
Desde el punto de vista científico ya no quedan dudas sobre el momento de inicio de la vida humana en el cuerpo de la madre, cuando se unen el espermatozoide aportado por el hombre y el óvulo generado por la mujer, dando lugar al inicio de una nueva vida. Estas evidencias, que se fueron acumulando por los últimos avances científicos, son claras: el análisis del ADN demostró que "el niño por nacer" tiene un mapa genético distinto al de sus progenitores, o sea, es ya un ser diferente de sus padres. El embrión es un ser real, distinto y no en potencia, no quedan dudas de que el ser humano en el vientre materno es mucho más que una simple "parte del cuerpo maternal".
Cuando se discute sobre el futuro de nuestro país es esencial destacar la necesidad de construir una sociedad próspera y con igualdad de oportunidades en la cual la protección de los más débiles sea una prioridad política. Esta reflexión es importante en el caso del aborto, donde surge una evidente contradicción entre quienes sensatamente aspiran a una mayor "igualdad" en el área económica y social, para defender a los más débiles, pero al mismo tiempo no consideran importante defender la vida del ser humano más débil que existe: el ser por nacer.
Esta contradicción ya fue puesta en evidencia en el siglo pasado por Norberto Bobbio, ese gran pensador socialista italiano que escribió el libro Derecha e izquierda en 1995, donde señala que la izquierda es primordialmente abortista, en una actitud contradictoria con una de las definiciones más comunes de la ideología izquierdista que significa "ponerse del lado de los más débiles", cuando es evidente que el ser humano más débil y desprotegido es el ser gestado y por nacer. En un reportaje publicado por Corriere della Sera en mayo de 1981, Bobbio expresaba: "Ante todo el derecho fundamental del concebido, el derecho a nacer, sobre el cual, creo yo, no se puede transigir. Es el mismo derecho en cuyo nombre soy contrario a la pena de muerte. Se puede hablar de despenalización del aborto, pero no se puede ser moralmente indiferente frente al aborto". Bobbio sostenía una visión laica de la sociedad, y por eso aclaraba lo que algunos superficialmente consideraban una contradicción, cuando expresaba: "No veo qué sorpresa puede haber en el hecho de que un laico considere válido en sentido absoluto, como un imperativo categórico, el 'no matar'. A mí me sorprende que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar".
Esta visión izquierdista profundamente humanista, centrada en la defensa de la vida humana, fue también compartida por Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay y perteneciente a la agrupación izquierdista Frente Amplio, cuando vetó la iniciativa abortista aprobada por el Congreso. En su decreto del 14 de noviembre de 2008, el entonces presidente de Uruguay expresaba: "La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN en la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una nueva vida humana... El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles".
Ser progresista en serio, es decir, con una visión humanista, exige defender siempre a los más débiles, por ejemplo, la vida de quienes están en el vientre materno. Es hora de reflexionar sobre el respeto a la vida de todos los seres humanos, sin exclusión alguna. El aborto generalizado, más allá de casos en los cuales esté en peligro la vida de la madre, no es un avance social, sino un retroceso, porque niega cualquier derecho al niño por nacer. Por todo esto, es necesario fortalecer la prevención y el acceso a las prácticas que eviten el embarazo no deseado en niñas y adolescentes.
Miembro de la Academia Nacional de Educación