Nace el Museo Evita
Todo está listo para que en pocas horas se inaugure oficialmente el museo consagrado a la vida y la obra de la “abanderada de los humildes”. El Museo Evita está a metros del Botánico, sobre Lafinur 2988, en uno de los barrios más caros de la ciudad. La casa de estilo español, con patio andaluz en su interior, fue encargada por la familia Carabassa y reformada por el arquitecto Estanislao Pirovano antes de ser parte de la cruzada solidaria de la Fundación Eva Perón.
Allí funcionó el Hogar de Tránsito Nº 2 para madres solteras, y allí se exhiben fotos, recortes, zapatos, carteras, vestidos, sombreros, películas y juguetes, que testimonian la vida de Eva Duarte, desde el nacimiento en Los Toldos hasta la cima de su poder político; la feroz embestida de la enfermedad; la prematura muerte.
Su sobrina nieta, Cristina Alvarez Rodríguez, rubia y pálida como Eva, tuvo a su cargo la organización del museo, que rinde homenaje al personaje más controvertido y marketinero de la historia argentina a cincuenta años de su muerte. En una vitrina está el recibo del primer sueldo ganado como actriz y el traje sastre de corte estricto que usaba para los actos públicos, cuando batallaba por la conquista del voto femenino.
Tenía 24 años menos que Perón, una figura espléndida y el gusto por las cosas buenas. Sus zapatos eran de Peruggia, de la Rue de la Paix, París. Conquistó la primera tapa de la revista Antena con un rodete alto y un vestido negro firmado por Paco Jamandreu. Pocos años más tarde, entraba triunfal a la función de gala del Colón, un 9 de julio, enfundada en un fourreau negro de seda y plumas, diseñado por Jacques Fath. La gargantilla y los aros de rubí que lució esa noche seguramente eran de Cartier, parecidos a los que llevaba puestos cuando posó para el retrato icónico, comprado años atrás en una subasta de Posadas SA por el empresario Carlos Spadone.
Como Dulce Liberal, la mujer más elegante de París en los años veinte, casada con el turfman Eduardo Martínez de Hoz, Evita tenía un mannequin con sus medidas en la casa Dior de la Avenue Montaigne. Es de Dior el vestido que se exhibe en el primer salón de la planta baja del museo a metros de la tienda de souvenirs y del café, donde la sobrina nieta de Eva Perón conversa con sus asesores catalanes, especialistas en la ciencia moderna del consumo: el marketing.
Para Eva Perón, todo pasó demasiado pronto y demasiado rápido. En la última foto, se la ve demacrada, piel y hueso. Apenas sonríe, envuelta en un tapado de visón.
Más información en el especial que preparó LA NACION LINE: Evita, medio siglo después