Murmullo de vidas
ROMA, Italia.- Todavía índigo, el cielo recibe la luna para conquistar la noche. También recibe el peculiar vuelo de los estorninos, starlings en inglés, un sustantivo más cercano al observador metafórico: estos pájaros están relacionados con las estrellas. Antes de que finalice el día, las pequeñas aves procedentes del Viejo Mundo -importadas a Estados Unidos casi en paralelo a los gorriones que llegaron a Buenos Aires- se reúnen en grandes bandadas y comienzan una danza sincronizada llamada murmuration. Cientos y miles de ejemplares a brevísima distancia entre sí suben, giran, cambian rápidamente de dirección sin jamás chocarse, dibujando en el cielo del anochecer una nube cambiante, de formas redondeadas o finitas, disímil a cada instante. Los estorninos bailan en noviembre. A pesar de que su población se ha reducido en un 80% por la contaminación humana, aún bailan para algunos de nosotros.
Edición fotográfica Dante Cosenza