Mujeres que hacen red y arman proyectos en el sur del país
En la senda de las antiguas pioneras, nacidas en la Patagonia o llegadas de otras regiones, todas apuestan a la creatividad y la colaboración
- 8 minutos de lectura'
Mujeres patagónicas. De distintas edades y procedencias, con diferentes formaciones, algunas nacidas y criadas en Río Negro o Neuquén, otras que adoptaron Bariloche o San Martín de los Andes como su propia tierra para echar raíces, montar sus emprendimientos, encontrar un nuevo rol o dar un significativo giro profesional a sus vidas. Se trata de emprendedoras enfocadas en gastronomía, paisajismo y diseño, algunas con proyectos personales, otras con propuestas de trabajo colectivo y con el sostenido propósito de tejer redes donde, a su vez, fortalecen vínculos y transmiten sus conocimientos a otras mujeres. Todas con la misma misión: conquistar espacios físicos y simbólicos y hacerlos cada vez más expansivos para dar a conocer sus saberes en cocina, botánica, diseño de indumentaria, objetos y accesorios, entre otros.
Cuando, a mediados de los años 30, la británica Renée Dickinson llegó a San Martín de los Andes, seguramente no imaginó que casi un siglo después la joven Ornella Aristizábal emularía –con creces– ese espíritu aventurero. Es que, así como Dickinson fue la fundadora de la emblemática casa de té Arrayán, Ornella se puso al frente de la recuperación integral de ese predio, una leyenda viva para toda la Patagonia. ¿Cómo llegó? La convocó su papá, que antes había gerenciado el cerro Chapelco, y ella, sin dudarlo, interrumpió sus estudios en diseño industrial y se puso al frente del proyecto. Esto pasó hace siete años, cuando procuraron restaurar la casa de madera diseñada nada menos que por un discípulo del arquitecto Alejandro Bustillo. ¿El objetivo? Devolverle la mística a este sitio mágico, que posee una de las vistas más privilegiadas del lago Lácar en el Parque Nacional Lanín.
Tea lover (“amante del té”) no en vano dice su presentación en Instagram. Es la propia Ornella quien prepara los blends que se sirven en el lugar. Olivia, Nelly y Angélica son algunos de los nombres que eligió en homenaje a la historia de este destino. “Hoy, cuando vienen a Arrayán, pueden volver a comer los mismos scons que comían hace 50 años”, indica. Esos que están cocinados con el horno a leña original, donde producen otras delicias que conforman tanto el menú del típico afternoon tea como el del más aggiornado pícnic, que incluye ahumados regionales, quesos, pan artesanal de masa madre y cookies. ¿Qué la conmueve de su fundadora? Que batalló sola para poder instalar la casa y que lo hizo sorteando no solo adversidades climáticas, sino también burocráticas. Según Ornella, se emparientan en esa valentía; ambas tuvieron que lidiar con las dificultades relativas a la nieve que se acumula en los trayectos para ascender por la montaña, además del suministro de agua, gas y electricidad.
También en San Martín de los Andes, la paisajista Daniela Rayneli se abrió un extenso camino. Conoció este pueblo de montaña a los 9 años, cuando fue a esquiar por primera vez con sus padres. Dos décadas después se instaló con su propia familia y trasladó el emprendimiento que ya tenía en San Isidro a la Patagonia. Y si bien, inicialmente, Almacén de Flores arrancó con todo lo relativo al métier del jardín, luego, de a poco, fue probando con la gastronomía. Lo hizo desde una propuesta innovadora, aunque simple, estacional, casera y saludable, compuesta por platos que en un setenta por ciento se basan en productos cultivados allí, sobre todo en primavera y verano, mientras que durante el resto del año eligen cocinar con los hongos y conservas que lograron atesorar previamente. “Comer de tu propia cosecha tiene otro sabor”, subraya.
Esta pasión después se extendió a la pastelería desarrollada con fermentos naturales y a la radio que lanzaron durante el último año, escuchada en los locales que tiene en San Martín de los Andes y también en los que están en el margen del río Luján, en la provincia de Buenos Aires. “Me ayuda a estar conectada con el clima que hay en ese momento en los almacenes, me pone en sintonía”, explica. “Lo mío es estar en el gallinero, en la huerta, siendo la gran proveedora”, revela Daniela. ¿Qué le aportó al lugar? Por un lado, destaca que al llegar lo primero que demostró tuvo que ver con sus capacidades como paisajista, ya que si bien los parques y los jardines eran bellos, hasta ese momento solo eran cuidados por sus propios dueños; por otro lado, insistió en los horarios de apertura y de cierre; que la cocina de un restaurante tiene que estar abierta todo el día y todo el año, algo no habitual en esa ciudad.
Organizadas
“Privilegiamos la calidad, el diseño y la identidad patagónica”, indica Alejandra Franco, al otro lado del río Limay, en la provincia de Río Negro. Como a otros tantos, a ella también la erupción del volcán Puyehue le cambió la vida. Tras ese trágico acontecimiento, decidió unir su expertise como diseñadora de interiores con la preocupación por dar a conocer el trabajo de hacedores de la región. ADN Patagónico es el emprendimiento que comenzó a pergeñar hace poco más de diez años, y ahora cuenta con una tienda propia en el centro de Bariloche.
A tono con la idea de transmitir el valor local, Alejandra promueve la labor de artesanos enfocados en productos textiles, cuero y cerámica. Aquellos que, por la naturaleza de sus materiales y modo de producción, contrastan con la manufactura importada de venta masiva y consolidan una propuesta diferente para los turistas extranjeros que copan la ciudad. Eso se traduce en delantales, repasadores y libretas, cuyas ilustraciones están realizadas por artistas de la zona, inspiradas en lugares emblemáticos y en los pájaros que se pueden avistar en el Parque Nacional Nahuel Huapi, además de caminos realizados en telar, gorros, pantuflas y los pintorescos muñecos tejidos en lana, por caso el que imita a un ciervo huemul, uno de los más solicitados.
Algunas piezas artesanales son producidas por tejedoras de la región sur. También trabajan con grupos vulnerables en vínculo con la empresa social Maquinando, bajo la órbita del dispositivo de salud mental Camino Abierto, del Hospital Zonal de Bariloche. “El ida y vuelta se da yendo a los talleres, generando relaciones, intercambiando conocimientos, además de capacitaciones para lograr aprendizajes mutuos”, relata Alejandra. “Este emprendimiento –analiza– nos permite ganar espacio para que muchas mujeres puedan mostrar sus saberes, tengan una retribución justa y se sientan orgullosas de su arte y de lo que pueden lograr con él”, señala. “Estamos convencidas de que ayudamos a cambiar realidades”, sintetiza.
También en Bariloche, y con foco en el mismo rubro, está el Colectivo de Diseño. Nacido en 2012 por iniciativa de cuatro emprendedoras, primero contó con un espacio en el km 8 de la avenida Bustillo, para luego tomar la modalidad de una feria itinerante, hasta que seis años después volvió a instalarse en un sitio fijo y finalmente alcanzó el formato actual. Así se dio el surgimiento del grupo, que cuenta con una veintena de mujeres diseñadoras con título de grado, otras autodidactas, además de artistas y artesanas con diferentes oficios. Indumentaria, objetos para el hogar, accesorios, joyas y cuadernos son algunos de los artículos entre la enorme cantidad de piezas producidas en ediciones limitadas.
“Somos un proyecto ciento por ciento autogestivo, alquilamos un local en el centro y tenemos una tienda online”, explica Eugenia Argüelles, quien oficia de portavoz del grupo. A su vez, al estar constituido como una cooperativa, todas las emprendedoras alternan como vendedoras, lo mismo con tareas referidas a la comunicación, administración, imagen y decoración, entre otros temas. Organizadas en comisiones, cada una puede elegir qué hacer, dónde y cómo aportar para afrontar cuestiones que pueden ser más estructurales o del momento, como el reciente lanzamiento del fashion truck, que les permite moverse a distintos puntos de la ciudad. Además, funcionan como incubadora que potencia y acompaña con créditos propios a los emprendimientos. ¿Cómo se expresa el hecho de que sean todas mujeres? “Nos hace trabajar la empatía constantemente, escucharnos y acompañarnos para poder construir un ámbito más amable tanto en lo laboral como también en la sociedad”, concluye.
La pionera que se enamoró de la Patagonia
Cambió el modelaje y sus aspiraciones de convertirse en actriz por una aventura lejana en uno de los parajes más espectaculares de la Patagonia argentina. Si bien Renée Dickinson llegó a San Martín de los Andes con la idea de visitar a su hermano Barney, terminó quedándose para siempre. Y aunque tuvo una corta vida, su estancia y la permanencia de su espíritu emprendedor trascendieron ese momento para perpetuarse en el proyecto de la legendaria casa de té Arrayán –que, como su nombre lo indica, es “donde caen los últimos rayos del sol”– constituye el legado que durante décadas llevó adelante su sobrina Janet, y donde ahora Ornella Aristizábal y su familia hacen lo propio con la puesta en valor de los tres edificios principales, pero sobre todo transmitiendo la historia de esta pionera.