Mujeres a quienes recordar este 8 de marzo
Aquel día de marzo de 1908, Nueva York se cubrió de un espeso humo que lentamente desplegó olores profundos de muerte.
Pasó casi inadvertido en el momento, pero sus efectos llegaron hasta hoy y la memoria de las 129 obreras textiles y los 25 hombres que murieron encerrados en la fábrica textil Cotton se transformaron en un día de conmemoración perpetua a favor de los derechos de la mujer.
Derechos ignorados de las mujeres, niñas y adolescentes que a lo largo de la historia han sufrido y siguen sufriendo la violación no solo de sus derechos, pues en una gran cantidad de casos el maltrato, la violencia y hasta la muerte se enseñorean sobre sus vidas transformándolas en un calvario brutal.
Hago aquí un pequeño homenaje a todas, recordando a algunas de ellas, a quienes la brutalidad o la desidia las marcó de manera definitiva, y entonces sucedió que se fueron, pero nos dejaron inmensas enseñanzas.
Rememoro el asesinato de la policía de la ciudad Maribel Zalazar, quien nos interpela con su muerte, haciéndonos ver que las ideologías obtusas o la falta de convicción para tomar decisiones de gobierno la mandaron a las calles sin la debida protección.
Recuerdo aquellos días de marzo de 2021, en pleno “quedate en casa”, mientras ellos hacían sus fiestas clandestinas en la quinta presidencial de Olivos, la dignidad hecha mujer enfrentando en Formosa a Insfrán, quien estableció una verdadera cárcel social en Clorinda, cuando tuve el honor de acompañar a esas valientes mujeres que se manifestaron pacíficamente vestidas de presidiarias para decirles a la Argentina y al mundo el sufrimiento que soportaron por 190 días, y que comparé entonces al sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial, o el inmenso dolor de Zunilda, que entró sana a un centro de aislamiento formoseño y perdió su embarazo de tres meses.
Pienso también en las palabras de Solange Musse, la joven mujer de 35 años que fue privada del último abrazo de su tía y su papá frente a lo inevitable de su partida, quien en respuesta a la barbarie dejó testimonio en una carta estremecedora. Preocupada no por ella, cuando escribe: “Lo que les han hecho a mi padre y a mi tía es inhumano “. Ella, que tenía plena conciencia del final, pensaba en los dolores en el alma que sufrían sus afectos. Dolores indelebles que les produjo el encierro irracional.
Solange Musse se fue de pie, dejando de rodillas a la infamia que la privó del último abrazo. Dejando al desnudo los pesados monumentos de la inoperancia y del gasto público inmoral que son hoy el Ministerio de la Mujer o el instituto antidiscriminatorio, y todas esas estructuras vacías de respuestas para las ciudadanas y repletas de acomodados que despilfarran recursos estatales sin hacer nada de lo que dicen hacer.
Este 8 de marzo recuerdo las palabras de Solange y las asumo como un compromiso: “Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos, nadie va a arrebatar eso en mi persona”.
Solange, Zunilda, Maribel son mujeres a las que quiero recordar este 8 de marzo.
Presidenta de PRO