Mondongo a la romana
Gira europea: el grupo formado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha inauguró su primera muestra en Italia
La calavera, símbolo de la muerte y tópico clásico de la historia del arte, está llena de vida. Contenedor conceptual, en su interior hay metáforas, ironía, denuncia social, política, Borges, las islas Malvinas, Hitler tomando el té, la Gioconda en miniatura. Realizada con una técnica que asombra, con plastilina de colores, en la calavera se descubre el mingitorio de Duchamp, que es la nariz, mientras que los ojos son una escena de batalla histórica de Cándido López. También están Homero Simpson, Miss Piggy, Blancanieves y los siete enanitos, un rebaño de ovejas atrapado en un alambrado. El cerebro, una villa miseria.
De la mano de Juliana Laffitte y Manuel Mendhana, el sorprendente dúo Mondongo llegó por primera vez a Italia. Y lo hizo con una muestra cautivante inaugurada el martes en uno de los lugares más importantes de Europa: el Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI (Maxxi), que presentará en marzo su colección en Fundación Proa.
Situado en el barrio del Flaminio, donde se levantaba el cuartel militar de Montello y donde existía una fábrica de camionetas militares, se trata de un espacio espectacular, que lleva la firma de la famosísima arquitecta angloiraní Zaha Hadid. Con su elogiadísimo proyecto, en 1999 ella ganó el concurso internacional para este megamuseo de 10.000 metros cuadrados de superficie expositiva, que en 2010 se hizo realidad con una obra arquitectónica moderna, innovadora, sobria y elegante.
"Nos costó, pero el espacio D del Maxxi fue el único en Roma que encontramos donde no hubiera columnas y donde pudiera exhibirse la instalación Paisaje de Mondongo", cuenta a LA NACION Massimo Scaringella, curador junto con Laura Buccellato de la muestra con la que el arte argentino volvió a brillar en Italia, después de años de silencio.
La instalación –15 paneles colocados en forma circular; 45 metros de un paisaje tridimensional creado en plastilina que demandó más de cuatro años de trabajo– tuvo gran éxito cuando pudo verse en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. "Surgió de un viaje a Entre Ríos, a un campo virgen, donde quedamos impactados porque el lugar cíclicamente se inunda, pero vuelve a renacer; una metáfora interesante de la Argentina", cuentan sus creadores. Y destacan que la obra, inquietante y atractiva, evoca los Nenúfares de Monet.
Juliana y Manuel trabajan juntos desde hace 16 años. Lo suyo fue experimentar: "Éramos pintores de caballete al óleo; nos juntamos en grupo y nunca más estuvimos solos". Influenciados por Antonio Berni, aplicaron su creatividad, audacia y originalidad en el uso de materiales. Hicieron cuadros con carnes ahumadas, galletitas y un retrato con espejitos de colores de los reyes de España que significó el comienzo de una serie con la cual ganaron fama internacional. Expusieron en Estados Unidos, España, Suiza, Dubái y el sudeste asiático.
La instalación del paisaje entrerriano que muere y renace fue una obra inclusiva. "Éramos nueve trabajando y hasta participó nuestra hija de 8 años, Francisca. Más energías ayudan a hacer un retrato caleidoscópico", apunta Juliana, llena de entusiasmo.
En el mismo período en el que elaboraron los paisajes, en simultáneo hicieron una serie de doce calaveras. Dos mundos opuestos, aunque no tanto, porque siempre está la dialéctica vida-muerte. "Cada calavera tiene un foco distinto, pero los fondos son iguales porque hay unos Pac-Man: comer o ser comido, la alegoría del capitalismo", dice Manuel, que no quiere explicar demasiado sus obras. Prefiere que cada uno perciba lo que tiene delante, a su manera.
"Las calaveras fueron un hit", reconoce Juliana. Y cuenta que se vendieron de inmediato a distintos coleccionistas extranjeros. De hecho, las tres que se exhiben hasta el 15 de marzo en el Maxxi son prestadas. El paisaje entrerriano, compuesto por quince paneles que no pueden separarse, en cambio, hasta el momento no se vendió, aunque hubo ofertas. "Queremos que siga circulando –dicen–. Es un proyecto alejado de lo comercial, que busca interpelar la realidad. Queremos que gire y se vea, no que termine en un galpón de un museo."