Momento de definiciones en el escenario ucraniano
Se está produciendo un impasse en todos los frentes; el militar, el político, el económico, y también en el interno y externo de ambos países
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La invasión de Rusia en Ucrania se encuentra en una fase que podría catalogarse de “impasse”. Impasse que se está produciendo en todos los frentes, el militar, el político, el económico, y también en los frentes interno y externo de ambos países. Sin embargo, en pocos días más ese impasse mutará a la concreción de un momento clave del conflicto que dejará expuesto el andamiaje futuro en todos los frentes involucrados.
Frente Militar
En el militar, se refleja en el reagrupamiento de las fuerzas armadas rusas, luego del cambio de planes tácticos por parte de Putin, dirigidos sus esfuerzos ahora al Donbas, al Este y al Sur de Ucrania y ya no a todo el país, así como tampoco a tratar de conquistar su capital, Kiyv, y así hacer caer al gobierno del Presidente Zelenski.
Por el lado ucranio, los envíos de armamentos por parte de los países de Occidente han aumentado considerablemente, principalmente por parte de EEUU, con una sola aparente excepción en los países centrales, Alemania, cuyos aportes en este sentido han sido en cantidades “homeopáticas”. A dicha situación se añade que los germanos son los principales bloqueadores en la UE de la imposición de mayores sanciones a Rusia en el campo energético (en petróleo, pero principalmente en gas).
El presidente Zelenski señala que sus tropas en el sudeste del país alcanzan a poco mas de cuarenta mil efectivos, siendo además estas tropas las más capacitadas para el combate. Rusia, por su parte, estaría enviando allí a unos cien mil efectivos, a los que agregaría aproximadamente veinte mil mercenarios sirios, libios y chechenos. La diferencia en cantidad de efectivos y las ventajas que podrían tener esas tropas respecto a pertrecharse en territorios más cercanos a sus bases en Rusia, evitando o disminuyendo los graves problemas de logística mostrados hasta aquí, o su mayor poder de fuego, podría ser compensada por la alta motivación y el conocimiento del terreno por parte de los ucranianos, quienes vienen combatiendo allí desde el 2014.
Escenarios posibles
Todo ello hace que predecir un resultado de esta guerra se torne dificultoso. No obstante, sí se pueden hacer pronósticos sobre lo que podría acontecer. En ese sentido, se vislumbran cuatro escenarios
El primero, no por preeminencia de posibilidades o probabilidades sino solo a titulo enumerativo, sería que la Federación Rusa pudiera tomar finalmente la asediada y totalmente destruida Mariupol, ganar también otras pequeñas pero estratégicas ciudades, y afirmarse en Kherson, con lo cual podría abrir todo un corredor continuo en el Sur y en el Este de Ucrania, dándole un control del terreno desde Crimea hasta las regiones separatistas del Donbas. Esta es la hipótesis actual de mínima por parte de Rusia.
El segundo, sería que a esa toma de terrenos en el sur y el Este, Rusia agregue todo el resto del Donbas (toda la superficie de las provincias de Donestk y Lugansk, todavia mayormente en manos ucranianas hasta aqui) así como también poder asir Kharkiv (la segunda ciudad mas importante de Ucrania) y proclamar entonces la “República de Ucrania del Este”, como algunos rumores al respecto circulan en Moscú. Esta seria la hipótesis actual que más agradaría a Putin para “salvar la cara” respecto de su frente interno., pudiendo hacer olvidar con ello su frustrado plan inicial de hacer caer a Kiyv y con ello a toda Ucrania.
El tercero, que la guerra se empantane en la actual situación de “empate” y que se prolongue indefinidamente, con el claro perjuicio de fatiga por parte de ambos contrincantes, pero con el peligro adicional para Ucrania que la contienda se convierta en un nuevo “frozen conflict”, como ya ocurriera con el de 2014, pero esta vez con una superficie invadida mucho mayor.
El cuarto escenario, podría darse si Ucrania hace retroceder a Rusia claramente en las zonas tomadas por ésta y que, aun cuando Rusia en esa situación se sentara a negociar la paz, Ucrania pueda imponer claras y concretas condiciones que salvaguarden a futuro su soberanía e integridad territorial, con lo cual la Federación emergería claramente debilitada y perdedora, tanto en sus frentes interno como externo.
Frentes político, económico, interno y externo
En cuanto al frente político, éste dependerá de como se dilucide la contienda en el terreno militar, como se argumentó en párrafos anteriores.
Si se dieran los escenarios primero y segundo, Rusia salvaría la cara en su frente interno, sobretodo con el segundo escenario, y Putin continuaría gobernando su país (y a sus adláteres) sin demasiadas complicaciones. Estos dos escenarios no le traerían mayores consecuencias con sus aliados (fundamentalmente, China e India) y la mantendría fortalecida respecto de Occidente, de Europa y de la OTAN, aun si Finlandia y Suecia dejan su tradicional neutralidad y suscriben su ingreso a la OTAN. No teniendo que enviar mayores fuerzas a sus frentes asiáticos, bastaría con asignar nuevas divisiones frente a los paises bálticos y/o escandinavos para “prevenirse” de estos nuevos “asedios”.
En el tercer escenario (prolongación en el tiempo de la contienda), cabria pensar que ese tiempo extendido jugaría más a favor de Rusia que de Ucrania. Sobretodo, teniendo en cuenta la vasta destrucción de ciudades e infraestructura ya llevadas a cabo, lo cual debilita a presente y a futuro una eventual recuperación económica de Ucrania.
De cualquier modo, aun en este escenario pero más aun en el cuarto (ganando claramente Ucrania la contienda), Occidente debería ir pensando seriamente en como “reconstruir” a Ucrania.
En el tercer escenario, con el objetivo que pueda no solo seguir soportando el creciente costo bélico del conflicto frente al invasor ruso sino también poder mejorar la destruida calidad de vida ucraniana.
En el cuarto, o sea el escenario mas optimista para el país injustamente invadido, Occidente debería ayudar a que Ucrania vuelva a ponerse de pie, reconstruya y recupere parte de todo lo que la Federación Rusa ha destruido en esta cruel y salvaje invasión.
Desde lo económico, ayudando a la reconstrucción de ciudades e infraestructuras para volver a desarrollarse y crecer. Desde lo político, para que esa mejora económica permita también mostrar avances en una democracia fuerte y arraigada frente a la contracara autocrática y hasta gangsteril de su vecina Rusia.
Los dos factores, el económico y el político, permitirán que, desde lo humanitario, aunque nada se pueda reconstituir respecto de la inmensa cantidad de vidas humanas arrasadas sin piedad, por lo menos prevalezca el sentido de que la verdad y la justicia han prevalecido, aun en las peores condiciones. Y lo mas importante, para que Ucrania termine resultando un claro ejemplo de como un pequeño país democrático, pacífico, y respetuoso de los principios y valores que rigen el derecho internacional, pudo sobreponerse al injusto infortunio causado por un país agresor que no vaciló en pisotear todo ese cúmulo de valores de convivencia en el marco de la comunidad internacional.
Esa tarea de reconstrucción, Ucrania no podrá encararla si no tiene la ayuda de Occidente y de la comunidad internacional que adscriba a esos valores arriba relatados.
Quizás las palabras “Plan Marshall” puedan sonar excesivas para graficar cual es el tipo de ayuda que necesita Ucrania. Porque ese “Plan” que se pergeñó a fines de la Segunda Guerra Mundial, fue dispuesto para la reconstrucción de toda Europa Occidental y además, y precisamente, a fines de la Segunda Gran Guerra que acababa de sufrir todo el planeta.
Pero sea como fuere en que se de en llamar a este “Plan de Reconstrucción”, Ucrania deberá ser ayudada a reconstituirse y para ello, el país que agredió cruel y vilmente también deberá colaborar en esa reconstrucción, como manera de paliar los costos infligidos al país invadido por parte del agresor.
Es así como podría pensarse en que parte de los fondos que se usarían, podrían provenir de los bonos rusos depositados en bancos de países occidentales y embargados al inicio de la tanda de sanciones económicas de Occidente a Rusia, los cuales ascienden a una cifra aproximada de 320 mil millones de dólares.
Ciertamente, hay dos parámetros que deben analizarse detenidamente: uno, si esa confiscación puede pasar de temporaria a definitiva, de acuerdo a las reglas del Derecho Internacional; y dos, si dicha decisión no podría terminar siendo usada como “victimización” por parte de Rusia, tal como ocurriera con Alemania a fines de la Primera Guerra Mundial.
El otro gran “aporte” a la reconstrucción ucraniana, podría provenir de la venta de los activos de los magnates rusos confiscados, que cálculos preliminares estiman también en unos 300 mil millones de dólares. También en este caso, deberá ponderarse debidamente si las normas del Derecho Internacional Privado permitirían el destino de esos fondos para este objetivo, sin vulnerar las reglas y las leyes internacionales.
El resto -cabe recordar que hace dos o tres semanas el Presidente Zelenski había estimado en alrededor de 800 mil millones de dólares los fondos que se necesitarían para recuperar la infraestructura destruida hasta ese momento - podría provenir de créditos privados a tasa preferencial para reconstruir la macroeconomía ucraniana mediante proyectos de inversión, o de la implementación de un sistema de aranceles preferenciales que favorezcan y faciliten las exportaciones ucranianas, sobre todo de alimentos (recordar que las fértiles tierras ucranias podrían alimentar a 400 millones de personas en todo el mundo, si las condiciones fueran favorables), y la renegociación de nuevos préstamos del FMI, del Banco Mundial e incluso del Banco Central Europeo (BCE) en condiciones ventajosas.
Todo ello, dentro del marco de una pronta decisión de ingreso de Ucrania a la Unión Europea, situación que permitiría que los “fondos de cohesión” de esa institución supranacional también traccionen para la pronta mejoría de la economía ucraniana, cumpliendo obviamente con las cláusulas de salvaguardias que la UE estipula para sus países miembros.
Finalmente, hasta se podría invitar a China para que reflote los acuerdos propuestos a Ucrania en el marco del programa One Belt - One Road. Sin dudas, una Ucrania victoriosa hará repensar a China respecto de su ficticia “neutralidad” actual y Ucrania hasta podrá mejorar los términos de los preacuerdos tejidos con la superpotencia asiática.
Conclusión
En síntesis, como todavía no se están desarrollando intensa y profundamente los acontecimientos bélicos que se preven en el Donbas y en el Sur y el Este de Ucrania, todos los escenarios resultantes son posibles o probables e incluso podría existir alguno diferente a los que aquí han sido considerados.
No obstante ello, Ucrania y Occidente deben comenzar a planificar con la debida anticipación las salidas que fueren a cada uno de esas posibilidades o alternativas, para que sus resultados puedan ser percibidos lo más tempranamente posible. El pacífico, democrático y valiente pueblo ucraniano lo merece y Occidente y el mundo libre y democrático también podrían usufructuar los beneficios de esa cooperación, en términos de afianzamiento de las democracias frente a las autocracias, en la búsqueda pacífica del multilateralismo económico, incluso entre países y regiones disímiles o hasta adversarios, y en la reconfiguracion de la arquitectura mundial, siempre basada en los principios y valores del derecho internacional.