Última visita al mundo de ayer
No es momento de buscar novedades. Más bien, da la impresión de que es un tiempo propicio para mirar hacia atrás. En El mundo de ayer. Memorias de un europeo, Stefan Zweig nos dejó no solamente una orientación literaria sino ética.
"Si busco una fórmula práctica para definir la época de antes de la Primera Guerra Mundial, la época en que crecí y me crie, confío en haber encontrado la más concisa al decir que fue la edad de oro de la seguridad". Así empieza el prólogo. Zweig habla de la disolución del Imperio Austrohúngaro, acaso el único experimento político exitoso de la historia.
Nosotros tenemos alguna ventaja porque nunca conocimos la seguridad. Sin embargo, como señala Zweig, "nada nos fue regalado, hemos tenido que pagar su precio total y real. Aunque la historia no depara excusas para el optimismo, la elegía no siempre es pesimista. Haber conocido el mundo de ayer, evocarlo, traerlo de nuevo, no anula ni impugna el porvenir. Tampoco dice nada acerca de que lo mejor, aun en el pasado, haya pasado.