Tiempo de mudanza, tiempo de rescates
Wuien esto escribe recuperó dos libros que ni siquiera recordaba tener y que, sin embargo, eran fundamentales
Dicen los más pesimistas que acomodar cuerpo y espíritu después de una mudanza lleva un año por lo menos. Pero en esta columna somos optimistas y (como solía observar en algunas definiciones el Diccionario de la RAE), las mudanzas también pueden tomarse "en buena parte".
Por ejemplo, en medio de la vorágine de las cajas de cartón, las etiquetas para diferenciar las pertenencias propias de las ajenas y los papeles que fueron indefectiblemente al cesto, quien esto escribe recuperó dos libros que ni siquiera recordaba tener y que, sin embargo, eran fundamentales para su trabajo en el momento en que los adquirió.
El primero es "extranjero", editado en Perú, en 1972, y comprado en ese país, en La Casa del Libro SA, Jr. Moquegua 179. Se llama El reto del multilingüismo en el Perú, y su compilador era el lingüista Alberto Escobar (1929-2000), profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fundador en aquel año del Plan de Fomento Lingüístico. Participaron del libro diez lingüistas en total, cuatro de ellos no peruanos (muy interesante, por ejemplo, el hecho de que sea el profesor norteamericano Gary Parker el que justamente escribe sobre "Falacias y verdades acerca del quechua"), y algunos temas conservan aun hoy su actualidad: "El castellano en el Perú: norma culta nacional versus norma culta regional", de Inés Pozzi-Escot, o "Enseñanza del castellano: deslindes y perspectivas", de Rodolfo Cerrón Palomino, sobre lengua materna , lengua nativa , lengua natural y lengua secundaria .
El volumen pertenecía a la serie Perú Problema , del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), que buscaba "contribuir científicamente a la construcción de la nueva sociedad [peruana], al situar el reto del multilingüismo como una clara y grave opción política". Si repasamos el momento actual, veremos que el "reto del multilingüismo" del que Perú empezaba a ser consciente en los setenta se repite en España, con el catalán, el vasco y el gallego, como mínimo.
El otro libro, de apenas 75 páginas, encierra un tesoro: se llama Lingüística y poética (Cátedra, 1988) y es la conferencia que el formalista ruso Roman Jakobson dio en el Congreso de Indiana, Estados Unidos, en 1958, en la que proponía tender un puente "entre la lingüística y la crítica literaria" para estudiar las funciones del lenguaje y en particular la función poética en relación con todas las demás.
Todo lo que dice Jakobson allí es interesante y necesario, y no hay que ser un especialista para entenderlo, porque el gran maestro sabe explicar de manera sencilla y atractiva. Rescatemos este fragmento: "Es obvio que debemos estar de acuerdo con Sapir en que «lo que predomina en el lenguaje es la formación de las ideas...», pero esta supremacía no autoriza a descuidar los «factores secundarios», los elementos emotivos del habla... El lenguaje debe ser investigado en toda la gama de sus funciones".
Podemos aventurar que a Jakobson, de haberlos conocido, no le hubieran molestado en absoluto los emoticonos (los argentinos prefieren decir y escribir emoticones ). Y, por favor, esto último también "tómese en buena parte".
© LA NACION