¿Qué habría hecho Usted en el lugar de Baby Etchecopar?
Ferretti enciende un cigarrillo, tose para ganar tiempo y responde:
- Es una de las preguntas más repetidas e inútiles que he escuchado últimamente. ¿Quién puede colocarse en la realidad extrema del otro para contestar honestamente cuál habría sido su actitud en una situación que para uno mismo no pasa de ser un mal sueño, una hipótesis aterradora?
- La pregunta parecería exigir, además, aprobación o repudio: un juzgamiento moral para una reacción instintiva…
- ¿Usted tiene una Glock en su casa?
- Sólo sé que existen, Ferretti, por mi afición irrefrenable a la novela negra. Pero aunque tuviera un obús debajo de la almohada, y supiera cómo usarlo, seguiría sin poder predecir cuál sería mi conducta. Sobre todo si está amenazada la vida de mi mujer y mis hijos.
- ¿Usted no tiene ninguna duda sobre el relato oficial?
- Tal vez sobre pequeños detalles. Pero sí estoy seguro de que tres delincuentes entraron a robar a su casa. Y de que, cuando todo acabó, el propio Etchecopar tenía tres balazos en el cuerpo, su hijo de 24 años yacía casi agonizante en el piso con un pulmón perforado y uno de los ladrones muerto tras el tiroteo.
- Una locura. Y pensar que hay gente que piensa que "esta vez todo salió bien".
- ¿Bien? ¡Fue un verdadero desastre! Y Etchecopar, le guste a Usted o no, fue una víctima múltiple.
- Explíquese mejor.
- Fue, en primer lugar, víctima de la violencia exacerbada de tres jóvenes para quienes la vida dejó de valer gran cosa. Atravesó días enteros entre el desgarramiento y la esperanza por un hijo que se le moría. Y además mató a un hombre.
- En defensa propia.
- Ya lo sé, Ferretti, y tal vez yo sea un poco ingenuo, pero sinceramente no creo que nadie puede salir totalmente ileso, más que legalmente, de una experiencia semejante.
- Y todavía hay más…
- ¿A qué se refiere?
- Etchecopar puede también ser víctima de esas grandes confusiones sociales que originan la construcción de los héroes. Paradigma, en este caso, del ciudadano común que deviene justiciero por mano propia. Habrá más de uno que, creyendo seguir su ejemplo, se arme hasta los dientes y se atrinchere en su casa a devolver violencia por violencia.
- O todo lo contrario. No faltarán, por supuesto los que adhieran a la idea de que, haciendo lo que hizo, Etchecopar salvó la vida de su familia. Pero tampoco los que no acepten siquiera imaginar que son capaces de atravesar por una tragedia semejante.
- Nadie dormirá tranquilo pensando que puede sucederle lo que pudo sucederle a Etchecopar. Pero, tampoco, nadie dormirá tranquilo pensando que puede sucederle lo que sí le sucedió a Etchecopar.
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