Poemas para el fin del tiempo
La imantación hipnótica del romanticismo alemán procede del hecho de que nos muestra paisajes en los que el tiempo ha sido irrevocablemente vencido. Esta evidencia, que podríamos atribuir a la astucia crítica de Hugo von Hofmannsthal (como todo artista en serio posterior al romanticismo, él también fue romántico a su modo) tiene una validez que no es meramente pictórica. Incluso en las palabras del romanticismo, obligadas como toda palabra a existir en la sucesión, el tiempo resulta derrotado.
La teoría del arte romántico se conoce bien en castellano, pero la poesía, salvo por Hölderlin y Novalis, era una deuda de honor. Preparada por Juan Andrés García Román, la antología Floreced mientras (Galaxia Gutenberg) es justa y minuciosa. Los hermanos Schlegel, Tieck, Heine, el purísimo Clemens Brentano, Arnim. En esos nombres propios está el corazón entero de una poética. También, a veces, en apenas dos versos, como estos de Eichendorff, resentidos apenas sin la rima: "¿Quién viaja más feliz, quien va despierto/ o el pasajero a ciegas por la noche?".