Pedro y el Lobo
En cuanto a manifestaciones artísticas, cada uno desarrolla muy pronto sus preferencias. Ya desde la infancia. Alguna vez confesé en este espacio que, así como están aquellos a los que les encantan las historias de terror gótico, las novelas románticas o las tramas de aventuras, a mí me fascinan las biografías y las historias "basadas en hechos reales". Recuerdo que mucho antes de que a uno de mis hijos le saltaran las lágrimas cada vez que escuchaba la fábula de "El patito feo", y a otra le resultaba irresistible (y desgarradora) la historia del pequeño vigía lombardo, a mí me era imposible permanecer indiferente ante aquella atribuida a Esopo sobre "El pastorcito mentiroso", que muchos conocimos como Pedro y el Lobo (aunque ese título pertenece a un cuento musical de Sergéi Prokofiev).
¿Quién no conoce el argumento? Un día, a un pastorcito que cuidaba un rebaño de ovejas, se le ocurre hacer una broma a los habitantes de su pueblo y llega gritando que se acerca un lobo feroz. Los vecinos salen corriendo para ayudarlo, pero muy pronto se dan cuenta de que no es más que un engaño. El jovencito se divierte una y otra vez con la misma burla. Hasta que un día el lobo aparece de verdad, pero para ese momento ya no le hacen caso. (Parece que, en las versiones más dramáticas, el animal no solo se come unas pocas ovejas, sino también todo el rebaño y al propio pastor).
Cuando uno se pone a observar la cantidad de disparates que se difunden sobre el nuevo virus a veces pareciera que somos como aquellos habitantes del pueblito rural, engañados una y otra vez por afirmaciones que no tienen la más mínima consistencia. Ya hace varias semanas, la especialista en comunicación de la ciencia Guadalupe Nogués, que investigó los sesgos cognitivos que enturbian la discusión pública en Pensar con otros (El Gato y la Caja, 2018), convocó a sus seguidores de Twitter a armar una lista de las noticias falsas sobre el coronavirus. Es de colección. Aquí, algunas de ellas:
-Una investigación descubrió que el Partido Comunista chino ocultó que el coronavirus de Wuhan es sintético y se filtró de un laboratorio.
-Bill Gates fue uno de los financistas del origen del Covid-19.
-Líderes religiosos de distintas creencias aseguran que fue su dios quien creó la pandemia para vengarse de los humanos por el matrimonio gay.
-El coronavirus es un agente neurotóxico que emite 17Hz, causando alteraciones neurales. Utilizando la frecuencia armónica a 17Hz desactiva el CoV, frecuencias ingredientes del remedio: jengibre 41Hz, malojillo 51Hz, pimienta negra 41Hz, limón 91Hz, miel 59Hz. La combinación de estos ingredientes crea un campo de fuerza electrostática de 77Hz, que anula la frecuencia del ADN enfermo de 77Hz, restaurando la frecuencia normal del ADN saludable en 75Hz del ser humano. Un ejemplo de la nanotecnología integrada a la medicina ancestral (sic).
-El Covid-19 demostraría que la ganadería no tiene la culpa del calentamiento global.
-Los testículos hacen que los hombres sean más vulnerables al coronavirus.
Y hay más. Por ejemplo, que el 5G causó un "salto cuántico" que provocó la pandemia; que beber agua caliente con vinagre o sal frena al coronavirus; o que el clorito de sodio (un blanqueador industrial) y una solución denominada MMS (Miracle Mineral Suplement) son remedios "milagrosos" que lo previenen. Hasta hay un sitio llamado Maldito bulo (es español), que se jacta de haber identificado 553 mentiras circulando por las redes.
Si toleramos estas cosas, después no nos quejemos cuando las encuestas revelan la poca confianza que el público tiene en ciertos medios de comunicación. Tomás Eloy Martínez advertía que el único capital que tiene un periodista es su buen nombre. Y lo ilustran las fábulas infantiles: nadie le cree a un mentiroso, ni siquiera cuando dice la verdad.