Osmosis
Néstor Kirchner no le habría comprado un auto usado. Máximo, por herencia o convicción, desearía que finalmente tuviera éxito con la música y emprendiera una gira mundial por el resto de su vida. Por qué Cristina lo eligió para acompañarla en la fórmula presidencial y por qué, aunque cada vez con más prevenciones, parece dispuesta a seguir pagando el costo Boudou, son enigmas para los que no tengo ni siquiera una hipótesis.
Dicho lo cual, Ferretti hace una pausa dramática y devuelve su mirada al centro del tablero, donde su dama inmóvil parece ignorar la amenaza de mi alfil.
- ¡Y pensar que le pusieron Amado! Un presagio quizás. Pienso en la funeraria Lázaro Costa, en la concesionaria de autos Piña Hermanos, en los sanitarios Ortelli…
- Ya vi su alfil –me advierte Ferretti-; no trate de distraerme.
- Distraernos es lo que trata de hacer este discípulo simultáneo, según quién lo acuse, de Alsogaray y Firmenich.
- Por ahora no ha abierto la boca.
- Mucho peor, mi amigo: lo único que ha hecho es precisamente abrir la boca para desafinar en recitales de rock, enfundado en una camiseta que pretende trasladar a los medios opositores las responsabilidades que no está dispuesto a asumir.
- Lo que no es otra cosa, Ferretti, que cambiar el eje de la discusión
- ¿Va a hablarme de corrupción?
- Más que de corrupción, del candoroso amateurismo con que algunos funcionarios sienten que la paloma de la impunidad ha descendido sobre sus cabezas para ponerlos a salvo de cualquier castigo.
- ¿Candoroso?
- Se sienten dueños del 54 por ciento y, con una lógica elemental, suponen que la credibilidad que ostenta Cristina se transmite por ósmosis.
- Un silogismo perverso: la Presidenta es creíble, la Presidenta nos eligió, nosotros somos creíbles. No perciben, o les importa un comino, que en esta etapa son ellos los que le están restando credibilidad al gobierno.
- Boudou debería bajarse de la moto, abandonar su sonrisa gardeliana y tratar de hacer algún mérito que ayude a explicar el misterio de su designación…
- En lugar, Ferretti, de proponer con escasos argumentos que todo es producto de las mentiras de la prensa. Que la gente desconfíe de los medios no significa que ha empezado a confiar en funcionarios de los que descree hasta la tropa propia.
- Si en algún momento el Gobierno pensó que el mejor negocio era disimular, patear para adelante, olvidar las causas que comprometían a sus funcionarios, hoy parece comenzar a entender que la transparencia puede arrimarle mejores resultados.
- Dilma lo hizo.
- No faltará por estos días algún literato amigo que le haga llegar a la Presidenta la primera Catilinaria de Cicerón
- Habrá que ver si tiene después la fuerza para recitar ante los micrófonos la frase con que comienza: Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra
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