Oblomov
Heilbronn, Alemania.- Nikita Mijalkov filmó Unos cuantos días en la vida de Oblomov en 1980. La película está basada en una novela de Ivan A. Goncharov de 1859 y retrata la vida apacible, como nacida de una inclemente somnolencia, de un terrateniente ruso en cuya ociosidad el autor ve la apatía de la nobleza rusa del siglo XIX. Oblomov casi no abandona su cuarto; se tumba, envuelto en su bata y con gesto indolente, en el diván, sumido en un ensueño vago que no está exento, precisamente, de sueños, aunque estos sean estériles. Esa vida aletargada le trae un padecimiento silencioso; no es mera holgazanería, sino la gandulería de quien no está hecho para la acción. Oblomov sufre. Ciertos lectores han querido ver en esa haraganería el deseo de regresar a la infancia y a la quietud del vientre materno. Lo que aquí vemos es una performance de la artista Susanne Egle, atribuible al genio o, quién sabe, a la pereza.