Lo sensato
"Las condiciones de comercialización y la gran inversión que implica producirlo nos empujan a que lo sensato sea no sembrar trigo en la próxima campaña."
(Comunicado de la Sociedad Rural de Rosario.)
El filósofo Diógenes de Sinope dijo que el movimiento se demuestra andando. Pobrecito: era griego y, en consecuencia, su mente estaba siempre a un paso del default. Afortunadamente, aquí hemos comprendido que su famosa frase era una insensatez y en el país en que vivimos por suerte nos está yendo muy bien haciendo todo lo contrario.
Aquí los labradores descubren que lo sensato es no labrar, los maestros dan prueba de su equilibrio espiritual no enseñando, los que controlan la eficacia del sistema de transporte público cumplen con su misión no controlando ni los trencitos de juguete, los policías se cruzan de brazos cuando ven un chorro y los gobernantes de distintas jurisdicciones se pelean para determinar quiénes entre ellos tienen el legítimo derecho de no hacerse cargo de nada.
El caso de los subtes es un empate clavado entre el Ejecutivo nacional y el metropolitano: realmente, no consiguen sacarse ni un pelo de ventaja. He aquí la sensatez cocida a punto paradigma. En su empeño por no mover un dedo, Cristina y Mauricio ofrecen a la ciudadanía en su conjunto una clase gratuita acerca de las ventajas de la inacción. ¿Acaso no es una cosa demencial viajar de un punto a otro debajo de la tierra como si fuéramos lombrices, asfixiados como supositorios? ¿Quién habrá sido el loco que inventó el subterráneo?
Menos es más. El mito del esfuerzo forma parte del imaginario burgués. "Preferiría no hacerlo", decía Bartleby, el personaje de Melville, que era un escribiente muy sabio. Sólo cuando no haya más trigo porque los bravos productores fueron inteligentemente inducidos a no plantarlo se podrá decir de Moreno con justicia: "Es un pedazo de pan". Unicamente en la carencia se reconstruye la escala de valores. Cuando todo nos falte, veremos. Mientras tanto, que sigan los feriados.
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