Lengua viva
El Congreso de la Lengua Española , que comienza pasado mañana en Córdoba , está dando lugar a diversas interpretaciones sobre la actualidad de nuestro idioma, sobre sus desafíos y amenazas: desde la profusión de anglicismos y tecnicismos hasta el lenguaje inclusivo y la irrupción de la oralidad y los emoticones en la palabra escrita.
Ayer, la interesantísima nota de tapa de LA NACION Revista abordó esas tensiones. Para los defensores de la pureza de la lengua, son tiempos complicados. Da la impresión de que hoy todo vale. De que lo importante es decir, no tanto cómo se dice. Por ejemplo, las nuevas generaciones de periodistas asumen los errores de tipeo (y acaso no solo los de tipeo) como un derivado necesario y nada grave del imperativo de informar en tiempo real. El problema es considerar que, también en este tema, todo tiempo pasado fue mejor. Ese tiempo no fue mejor. Fue distinto. La lengua es distinta. Las costumbres son distintas. El español, aun con sus desviaciones, está más vivo que nunca, y hasta los que lo violentan lo pueden estar enriqueciendo.
Probablemente en el futuro convivan el español limpio, rico, elevado, que no morirá, y este que surge de la era digital, las redes y la globalización. Retroalimentándose los dos.