Las siete lecciones que deja el ballottage para la Argentina
Con los resultados de las últimas encuestas de los candidatos presidenciales de la Argentina que circularon en los ultimos días, sin dudas el país se encaminaría a inaugurar el sistema de ballottage por primera vez en su historia
El ballottage que se realizó en Brasil y el que se hará en Uruguay a fin de noviembre deja varias lecciones para el fragmentado escenario electoral de la Argentina 2015.
Con los resultados de las últimas encuestas de los candidatos presidenciales de la Argentina que circularon en los ultimos días, sin dudas el país se encaminaría a inaugurar el sistema de ballottage por primera vez en su historia. En 2003 Néstor Kirchner y Carlos Menem estaban en condiciones de ir a una segunda vuelta pero el riojano desistió de presentarse. Así, la Argentina podría ir a un ballottage en 2015 si se mantienen las proyecciones electorales que reflejan los actuales sondeos en los que ningún candidato supera el 25% de intención de voto.
Está claro que el ballottage de la Argentina es una suerte de "ballocriollo o invento argentino", como dice el constitucionalista Daniel Sabsay, ya que no rige para aquellos que no superan el 50% de los votos como ocurre en la mayor parte de los países que tienen este sistema, sino para los que no ganan en primera vuelta con más del 45% de los votos y si obtienen el 40%, además, debe existir una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos de la fórmula que le sigue para ser proclamados presidentes.
La palabra diálogo hace tiempo que no figura en el diccionario político de los argentinos
Para un hipotético escenario de segunda vuelta en la Argentina habrá que evaluar muchas de las variables que se acaban de dar en Brasil y en Uruguay. Hay, a simple vista, por lo menos siete lecciones que los candidatos presidenciales argentinos deberán tomar nota de sus vecinos:
- 1- Necesidad de diálogo. La ajustada victoria en Brasil llevó a Dilma Rousseff a comenzar su discurso triunfalista con un llamado al diálogo. Así, convocó a los militantes del partido socialdemócrata que lidera Aécio Neves a sumar apoyo para su segundo mandato. La palabra diálogo hace tiempo que no figura en el diccionario político de los argentinos pero en un escenario de ballottage, los ganadores de esos comicios estarán obligados a desempolvar y poner en práctica la idea de consenso con sus contrincantes.
- 2- Armado de coaliciones. El ballottage obligó a Brasil y a Uruguay a establecer acuerdos y coaliciones partidarias para sumar poder en la segunda vuelta. Eso fue lo que hizo Aécio Neves con Marina Silva . Y el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil necesitará en adelante sellar acuerdos parlamentarios porque el ajustado margen de votos que obtuvo Rousseff le deja un Congreso minado. Algo similar ocurrirá con el nuevo presidente de Uruguay. En la Argentina el Frente para la Victoria gobernó durante los últimos 10 años con una cómoda mayoría en el Congreso y no hay una cultura de coaliciones y acuerdos parlamentarios para gobernar. La última experiencia de este tipo se dio con la Alianza en 1999 y sus resultados fueron nefastos.
- 3- Un fuerte liderazgo. Más allá de contar con partidos sólidos, para establecer acuerdos el resultado de un ballottage obliga a los ganadores a situarse con liderazgos fuertes. Esto ocurre con Rousseff y se está dando con Tabaré Vázquez en Uruguay. La politóloga Ana María Mustapic cree que la construcción de liderazgos fuertes depende en gran medida de la confianza mutua que haya entre electores y candidatos. Es probable que en la Argentina estos liderazgos se fortalezcan luego de las internas abiertas, que para Sabsay constituirán una suerte de primera vuelta en el actual esquema electoral argentino.
- 4- El que gana primero. Según un trabajo realizado por el Centro de Estudios Nueva Mayoría, por lo general, quien triunfa en primera vuelta tiene más posibilidades de hacerlo en la segunda. Así, el estudio menciona que de las seis elecciones en las cuales hubo segunda vuelta en América latina en los últimos 20 comicios presidenciales, en tres ganó quien había quedado primero en la primera vuelta -Chile, Brasil y Guatemala; siendo probable que Uruguay se una a este grupo-, aunque en dos se revirtió el resultado inicial -Perú y Ecuador en 2006-. Este será un factor determinante para la Argentina si se tiene en cuenta que el ganador en las PASO puede llegar a definirse como el ganador de la primera vuelta.
En la Argentina, no hay una cultura de coaliciones y acuerdos parlamentarios para gobernar
- 5- Confrontación interna. Está claro que con el actual esquema de fraccionamiento interno que hay en los partidos y frentes partidarios en la Argentina resultará muy complejo arribar a consensos en las distintas fuerzas más allá de las PASO. En Uruguay y Brasil los partidos lograron unificar posturas detrás de un candidato y mostraron una postura monolítica. Cuesta pensar ese esquema en la Argentina. Sabsay sostiene en un interesante trabajo titulado "Ballottage, su aplicación en América latina y la gobernabilidad" que la segunda vuelta "no puede sino exacerbar tanto la concentración de poder en manos presidenciales, como las dificultades para el logro de acuerdos interpartidarios que ya de por sí son por demás complicados, teniendo en cuenta el diseño institucional del presidencialismo".
- 6- El efecto contagio. Con el resultado de Rousseff y la victoria parcial de Tabaré Vázquez, muchos kirchneristas auguran un efecto contagio de la izquierda en la región. A esas victorias de los amigos de Cristina Kirchner le suman la de Evo Morales en Bolivia. Sin embargo, las traspolaciones suelen ser erradas en política ya que cada país es un universo único y particular. La historia del PT de Rousseff no es la misma del Frente para la Victoria de Cristina o de Scioli y el Frente Amplio de Vázquez no es igual a UNEN o al PJ. Además, como plantea acertadamente el politólogo Javier Zelaznik, "en Brasil y Uruguay hay un voto de continuidad mientras que en la Argentina aún ganando el candidato del Frente para la Victoria mejor posicionado, que es Scioli, la continuidad parece más elusiva. De allí que el kirchnerismo podría perder aún ganando el FPV".
- 7- El contexto económico. El ballotage en Uruguay y Brasil muestra un desgaste de los actuales partidos gobernantes. Esto indica también que tanto Rousseff como Vázquez, si llega a ganar, no podrán mantener intacto su esquema de gobernar y se verán obligados a hacer cambios profundos porque están frente a países que quedaron divididos en dos mitades. Si el kirchnerismo se propone seguir las mismas recetas que tuvo hasta ahora, Cristina no se mostrará acorde al clima que suele reflejar un dirigente ante un ballottage.