Geometría vs. geografía
Han pasado más de cuatro siglos desde aquella tarde del 13 de julio de 1573 cuando Felipe II, Rey de España, promulgó las Leyes de Indias en los bosques de Segovia. Sin embargo cientos de ciudades, desde California hasta la Patagonia, siguen manteniendo las manzanas cuadradas y las calles en ángulo recto que allí se establecían. Y son, justamente, esas esquinas ortogonales las que vuelven innecesarias las rotondas en sus cruces.
Pero por muy geométricas que sean las leyes siempre terminan encontrándose con una geografía rebelde: desniveles, barrancas, arroyos, costas de ríos y mares obligan a las ciudades, aún tan planas como Buenos Aires, a adaptar su trazado al terreno. Casi una pulseada entre geometría y geografía.
Y así es como nacen los cruces en extraños ángulos y las consecuentes rotondas, ensanches e irregularidades en nuestro ordenado trazado urbano. Y con ellos la inmejorable oportunidad de lograr, en cada una de estas situaciones, un lugar único, que se fije en la memoria de los vecinos como un espacio con identidad, un símbolo del barrio. Con poco esfuerzo, con acotado presupuesto es mucho lo que puede lograrse, se requiere, fundamentalmente, calidad de diseño.
La esquina de Juncal y Rodríguez Peña sufrió, durante años, las consecuencias de su irregularidad. Para ordenar el tránsito se puso un cordón de bloques de hormigón que sirvió para que se amontonara basura hasta que se instaló allí una fuente. Mínimo costo y máximo resultado, se logró un excelente espacio enmarcado, además, por memorables edificios. Es posible que, con poco presupuesto, los vecinos mejoren notoriamente la calidad de sus barrios. Lo único que resulta imprescindible es un diseño de calidad.
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