España, el lugar donde la realidad supera la ficción
En estos tiempos de crisis en Europa, los españoles tenemos una sensación como de resaca, de fiesta terminada...como cuando las luces se encienden ya de madrugada en una discoteca y se iluminan las caras demacradas de los que han estado horas y horas bailando, tomando copas y dando rienda suelta a la vida. Una sensación que, seguro, los argentinos conocieron después de los años 90 y de la crisis del 2001.
En España, nos creímos ricos. Y así se vivió durante muchos años hasta que, como dicen muchos economistas, se creó "la tormenta perfecta" que arrasó con todo en Europa.
Las heridas de esa "fiesta" son bien visibles. La gente se queda semana tras semana sin trabajo -como les ha sucedido a los 2000 empleados de Spanair, aerolínea recientemente en quiebra - y parece que no hay una luz al final del camino que invite a la esperanza. Pero las heridas también tienen otra forma. Aspecto de aeropuertos "fantasma" sin una sola alma y estaciones del tren de alta velocidad de diversas ciudades con un ir y venir de pasajeros casi ridículo . Dinero público dilapidado en inversiones ruinosas y faraónicas.
En España, nos creímos ricos hasta que se creó "la tormenta económica perfecta" que arrasó con todo en Europa
Este es el caso, por ejemplo, de los aeropuertos de
,
, Lleida, Huesca, Murcia, Burgos, o León.
Terminales actualmente o sin pasajeros ni vuelos
o bien con frecuencias semanales que se cuentan con los dedos de las manos. Y este es el caso, también, de la ciudad de Zaragoza, con unas preciosas instalaciones para congresos casi nuevas pero ahora abandonadas después de la Exposición Universal de 2008. Miles de m2 de edificios y de espacios sin uso, donde no se escucha ni un ruido al estar sin ninguna actividad.
Han sido miles y miles de millones de euros gastados en infraestructuras que no eran todas necesarias, que casi nadie usa y que demuestran la gran habilidad para planificar que han tenido los políticos españoles (de todos los colores) ante el crecimiento ficticio de España por la burbuja ("fiesta") inmobiliaria.
Las heridas tienen aspecto de aeropuertos "fantasma" sin una sola alma y estaciones del tren de alta velocidad con un ir y venir de pasajeros casi ridículo
Así lo ha reflejado recientemente un excelente reportaje televisivo realizado por el programa SALVADOS de la cadena española La Sexta, que acompaña esta nota. En clave de humor e ironía fina repasa todos los despropósitos comentados anteriormente (y más), que permiten comprobar sobre el terreno las auténticas barbaridades que, en nombre del progreso, se han hecho. Y se han realizado con el dinero de los ciudadanos, de los contribuyentes, que ahora sufren recortes en los
y en educación por culpa de la mala gestión que los gobiernos estatales, regionales y municipales han hecho de los recursos financieros.
Una parte importante del dinero que se utilizó para pagar esos aeropuertos e infraestructuras "fantasma", sin uso, vino de los fondos europeos aportados por los grandes socios de la UE. No nos engañemos, básicamente procedentes de Alemania. Pues bien, ahora Ángela Merkel, la canciller alemana, es quien
para que pueda superar el mal trago por el que pasa su economía. Los alemanes no se fían de los españoles.
Supongo que los alemanes se habrán dado cuenta de cómo los socios "pobres" del gran club de la UE han "invertido" las ayudas al desarrollo a fondo perdido enviadas desde el norte "rico" del viejo continente. La resaca después de la fiesta está siendo, pues, dramática.