Es un grave error porque desconocelas necesidades
La disyuntiva en que parecía estar Mauricio Macri desde el viernes 29 ante la aprobación en la Legislatura de la Ciudad era si vetar o no la ley para atender abortos no punibles en los servicios de salud.
Vetar es un grave error porque muestra que desconoce la necesidad de muchas mujeres y niñas violadas, y sus familias de interrumpir un embarazo que les recuerda permanentemente el agravio que vivieron y a quien las violó. Porque la ley aprobada sólo permite a mujeres y a niñas embarazadas producto de una violación que decidan interrumpir ese embarazo ser atendidas sin poner en riesgo su vida o su salud. La ley no obliga a ninguna mujer o niña a hacer lo que no quiere, pero sí permite a las que lo deciden ser atendidas en un hospital público. Esto no es menor cuando sabemos que la mayoría de estas mujeres y niñas no tienen recursos, ni económicos ni de vinculaciones, para hacerlo sin arriesgar su vida o su salud. Negar este derecho reconocido en el Código Penal desde 1921 y ratificado recientemente por la Corte Suprema, hasta ahora sólo alimentó las estadísticas de muertes o de graves enfermedades de mujeres y niñas. Muertes o enfermedades graves evitables, por eso son un problema de Salud Pública, además de una violación de los derechos humanos de esas mujeres y niñas.
Me dirán que son números pequeños, les recuerdo que un solo caso de una enfermedad o muerte evitable que ocurra es un problema de Salud Pública. Además, el estudio de 2010 de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires y el Ministerio de Salud evidenció que por cada muerte registrada había dos no registradas, o sea hay que multiplicar por tres el número que surge del registro oficial. Pero a esto se agrega que en general las que mueren o se enferman gravemente ya son madres, por ello dejan una familia con serios problemas para subsistir.
Vetar la ley es desconocer esta realidad. Si Macri se confunde pensando que así hay muchos otros que lo apoyaran momentáneamente, demostrará que al igual que otras personas políticas sólo piensan en el éxito inmediato, algo que diferencia al estadista del simple buscador de poder. Así no se construye antes ni ahora, todos nuestros líderes fueron visionarios no seguidores de encuestas, estemos de acuerdo o no con ellos. Apostamos a que nuestros gobernantes actuales, hombres y mujeres, también lo sean, estemos de acuerdo o no con ellos.
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