El delicado sexo del idioma
Lo primero, en todo, es conocer el campo sobre el que se quiere opinar. Nadie hace propuestas de cambio ni decreta nada sobre física cuántica ni sobre las plantas xerófilas. Pero basta que usted pueda articular unas frases en su lengua nativa para que se sienta habilitado, no sólo a dar sus opiniones sobre este instrumento comunicativo, para lo que es libre, claro, sino a proponer cambios y modificaciones en lo idiomático, y en algunas casos, multas y sanciones de por medio a quien no sigue el cartabón. Son aventuras sobre ignorancias generales.
Una de estas confusiones es no distinguir entre género gramatical y sexo humano e ignorar que el uso genérico del masculino ha sido efectivo en la lengua por siglos y entendido por todos, sin que se perciba en ello ninguna actitud discriminatoria: "hombre" comprende a toda criatura humana; "niño, a los dos sexos; "ciudadano", a mujeres y varones. Hay sustantivos que disponen de dos formas, una para cada género: médico/a (salvo en algunas provincias donde "médica" es "curandera"); azafata y azafato, modista y modisto, árbitro y árbitra. Hay quienes creen que todo sustantivo acabado en "a" es femenino: locutora; James Bond debió ser espío, y como Valdano decía de él, futbolisto. Hay sustantivos comunes para ambos géneros: el y la: mártir, líder, titular, chofer, barman. Muchos de ellos son terminados en "e": confidente, anunciante, asistente, gobernante, viajante, pariente y presidente. En nuestro país se fue imponiendo gradualmente el uso de la forma presidenta, ello data del gobierno de Isabel Martínez de Perón. La prensa repitió la forma y su uso fue cada día más corriente. Hoy son correctas ambas formas, en "e" y en "a". Usted elige.
Una modalidad que avanza a paso vivo de mujer (más vivo que "a paso de hombre") es el desdoblamiento: alumno y alumna, profesor y profesora. Este hábito se inicia entre nosotros en la época de Menem y la ministra Decibe, cuando se incorporaron los documentos de la Logse española, que abundaban en estos juegos de hamaca elemental. Fue una funcionaria española la de la perla: "miembros y miembras". ¿Se anima a usarlo aquí? Que usted use en una introducción de discurso "señoras y señores", o "todas y todos" (primero las mujeres, como en los naufragios) es aceptable, pero que lo extienda a la totalidad de su exposición es agobiante e innecesario. Kirchner troqueló el generoso lema: "Fútbol para todos". No se le pasó por la cabeza que con él estuviera ejerciendo discriminaciones antifeministas y que debió decir, para dar visibilidad a la mujer: "Fútbol para todos y todas". El entendía pueblo por todos, hombres y mujeres de su patria.
Los devotos de las distinciones a ultranza no le corrigieron la plana y hoy dicen "TC para todos". Todos entendieron popularmente lo que quería decir con todos, y sanseacabó. Pero están los nuevos Henry James con "otra vuelta de tuerca": no se debe decir "Juan y María viajan juntos", sino "en mutua compañía"; ni "mis suegros", sino "las personas que engendraron a mi esposo o esposa", según los casos. No ricemos la mota, dijo el peluquero.
© La Nacion
El autor es presidente de la Academia Argentina de Letras
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