Dejó de ser ficción
En su versión original, El día que la Tierra se detuvo, estrenada en 1951, hacía foco en la amenaza de una guerra nuclear, el principal riesgo de extinción que enfrentábamos en esa época. En 2008, la remake del largometraje -que llevaba el mismo título- recurrió a otro posible motivo de apocalipsis, la destrucción del medio ambiente. Lo hizo con un remate que, una década atrás, a muchos les sonó exagerado. En la película, para evitar que una coalición extraterrestre aniquilara a la humanidad, había que desandar el abuso demencial al que la civilización venía sometiendo a la naturaleza.
Ninguna exageración. El informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (https://www.ipbes.net) parece darle la razón a la predicción de la película protagonizada por Keanu Reeves y Jennifer Connelly. La degradación del medio ambiente se está acelerando, y resulta que el medio ambiente es nuestro hogar.
LA NACION publicó ayer un extenso artículo sobre el informe del Ibpes, y una cosa queda clara. No hace falta ninguna coalición alienígena; estamos marchando hacia el abismo por las nuestras. Ojalá recapacitemos. Estamos a tiempo.