De Zaffaroni a Romano, un sonoro silencio periodístico
Hace menos de un mes el "caso" Zaffaroni escandalizaba a muchos que ahora hacen silencio. Las acusaciones no tenían medida, y todo estaba basado más en suposiciones y prejuicios que en hechos concretos. Y el centimetraje de acusaciones al juez de la Suprema Corte parecía interminable.
Poco y nada se lee, en estos días, respecto de la fuga del ahora ex juez Otilio Romano, de los tribunales federales de Mendoza, quien fue suspendido en su cargo por estar acusado de 103 delitos de lesa humanidad durante la dictadura.
Cobardemente, para colmo, este sujeto que según parece no alquiló departamentos a nadie, ni fue traicionado en su buena fe, ni fue acusado de sostener "putingclubes", ahora huyó a Chile, donde recibió una visa de ocho meses y ha tenido la caradurez de pedir "asilo político".
Hace menos de un mes el "caso" Zaffaroni escandalizaba a muchos que ahora hacen silencio
Y todo para evitar el inminente juicio político al que el Consejo de la Magistratura lo iba a someter con todas las garantías de la ley, mismas que él se encargó de escamotear a por lo menos 103 víctimas de la represión hace treinta años.
El Consejo de la Magistratura tendrá ahora que debatir el cese del pago de haberes al fugitivo Romano. Y la Justicia y la Cancillería argentinas se ocuparán de reclamar la extradición del prófugo, seguramente con el auxilio de Interpol.
Hay silencios que son abrumadores, vergonzosos. Y los hay que sirven para desnudar a los torquemadas del periodismo argentino. EZaffaroni puede sentirse reivindicado. Con toda justicia.
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