Con Cris y Kicillof, los buitres no pasarán
La orden que recibí por WhatsApp fue rotunda: "Hay que arreglar lo de los buitres. Ponete a laburar". Me lo mandaba MNELDA, que es la forma cariñosa que tengo de identificar a Zannini en el teléfono (significa: monjes negros eran los de antes). Me sorprendió que me pidieran una misión económica, pero lo atribuí a que todavía tengo contactos en Wall Street. Pregunté: "Necesitan tender puentes?? Ta complicada la cosa??" Respuesta de MNELDA: "No, idiota. Con ellos está todo bien." A pesar del "idiota", seguí leyendo los otros dos WA que llegaron inmediatamente: "Queremos pagar, pero hay que ajustar el discurso, venderlo bien". "Ponete a laburar."
Eso hice. Pedí una reunión urgente con Kicillof, que en la conferencia del martes había sido un desastre. Como decía un amigo, la enciclopedia del error: de la A a la Z, todo mal. Lo más grave fue afirmar que "los buitres van por todo". ¿Se dan cuenta? ¡La estaba tratando de buitre a la señora! Kichi, my friend, ¿desde cuándo está mal ir por todo? Después dijo: "Los buitres no negocian", y enseguida anunció el envío a Nueva York de una misión de abogados para negociar con Griesa y con los buitres. Otra frase desafortunada fue: "Quédense tranquilos, esto lo estudiamos bien". ¿Eso significa que otras cosas las estudiaron más o menos?
Además, si bien Kichi no es el monumento a lo fashion, esa noche se lo veía particularmente desaliñado. Me reuní con él y le pregunté qué le estaba pasando. Su respuesta me conmovió: "Ella me dice que tense la cuerda, que amenace, que me haga el malo, y tengo miedo de que los buitres se enojen y pateen el tablero. Ya sabés, no tengo ninguna experiencia internacional. Pasé de ir en Buquebus a Colonia a un vuelo en business a Francia. Estoy como deslumbrado, ¿me entendés? Lo mío es ir y pagar sin discutir. Eso hice con el Ciadi, con Repsol y con el Club de París. En este último caso se quedaron tan pero tan contentos que están por cambiar el nombre: quieren llamarse Club de la Risa de París".
No me animaba a interrumpirlo. "Ya sé que cometimos errores, que fuimos contradictorios. Es que nunca pensamos que iba a filtrarse tan rápido que lo primero que dijeron nuestros abogados en la audiencia con Griesa fue que queríamos arreglar. Casi como que les preguntaron los nombres y los tipos contestaron: "¡Venimos a negociar!" Imaginate cómo quedamos la señora y yo, que acabábamos de decir que los buitres eran unos extorsionadores. Además, Griesa salió a decir que no creía en la buena fe de Cristina. Tiene razón, pero esas cosas no se dicen. Es un juez sin códigos, ¿me seguís? Por eso sacamos el comunicado en el que dijimos que íbamos a defaultear. Me temblaban las manos. Claro que a la mañana siguiente le pasamos a Reuters, en un off, que eso no era tan así. Mi ministerio desmintiéndose a sí mismo, ¿no está buenísimo?"
Le pregunté en qué podía ayudarlo. "Mirá, no sabemos cómo presentar esto. La verdad es que queremos pagar, pero nosotros no somos neoliberales: no podemos aparecer como que vamos, pagamos y todos felices. ¿Qué sugerís desde lo comunicacional?"
Odio la palabra "comunicacional", pero entendí el cometido: tenía que elaborar una estrategia discursiva en la que el pago quedara disimulado. "¡No!", me gritó Kichi (y si ya se me anima este pibe estoy en problemas). "La señora no habla de disimular: quiere presentarlo como un gran triunfo, pero sin descuidar a Griesa y a los holdouts."
Me la hicieron bien complicada. Igual, les hice llegar mis propuestas. 1) Para el frente interno. La convocatoria pública al acto por el Día de la Bandera en Rosario tenía que hacerse bajo la consigna "Patria o buitres". Para los buitres. Comunicación reservada en la que quede claro que la consigna es "pagar o pagar". 2) Para el frente interno. Dura cadena de la señora en Rosario, en la que presenta a Griesa como líder de los buitres. Para Griesa. Los abogados que representan al país se reúnen con él y le explican que lo de Cristina es un elogio: ella y su marido hicieron parte de su fortuna comprando terrenos fiscales en Santa Cruz a precio vil y vendiéndolos 20 veces más caros, rentabilidad que envidiaría cualquier fondo buitre. 3) Para el frente interno. Organizar una masiva movilización a Rosario de ómnibus repletos de militantes. Al ver esa multitud, la Presidenta se entusiasma y da a entender, como había dicho Kichi el martes, que "no pasarán". Frente externo. Organizar un viaje de Kichi a Nueva York. La llegada allí del mejor pagador de deuda externa que haya tenido el país entusiasma a los buitres, a los que les promete que no pasarán, no pasarán muchos meses antes de que empiecen a cobrar. 4) Frente interno. Pronunciamiento de Carta Abierta respaldando la intransigencia del Gobierno. Frente externo. Carta reservada al Fondo Monetario para comunicar que el Gobierno ha cumplido otra de sus recetas. 5) Frente interno. Presentar el acuerdo como un proceso de desendeudamiento. Frente externo. Comunicar a los organismos internacionales que la deuda pública bruta del país asciende hoy a 204.000 millones de dólares, la más alta de nuestra historia.
No sé si harán todo lo que les propuse, pero me parece que les gustó. Me dijeron: qué lástima, tardaste 10 años en aprender los secretos del relato.