Celebrar la vida de los que hemos perdido
A pocos días de cumplirse el décimo aniversario del perturbador ataque del 11 de septiembre un avión se estrella sobre la costa de Chile estremeciendo al país . Esto nos recuerda la imprevisibilidad de la vida, cómo nos sorprende diariamente de alguna manera y cómo algunas veces la sorpresa se convierte en shock con la muerte de un ser amado, una enfermedad repentina o una tragedia que nos mueve a todos.
Nos recuerda que la vida cambia, algunas veces en forma abrupta, dramática, inesperada. Lo que está presente en un momento puede desaparecer al siguiente: no importa el país, no importa la motivación o la causa, la pérdida nos mueve a todos porque lo hemos vivido de una manera o de otra.
Pero así como la vida es impredecible también es maravillosa. Las oportunidades para compartir amor, descubrir lo mejor de nosotros mismos, dar incondicionalmente y crecer interiormente a cada momento están siempre presentes.
Lo que está presente en un momento puede desaparecer al siguiente
En nuestro interior reposa la fortaleza que nos lleva hacia adelante, la paz y el amor que nos levanta y nos permite sostener a los que nos rodean. Y esto es un llamado a irradiar amor a todo nuestro alrededor.
Cuando estos eventos estremecen nuestro mundo nos llaman a enfocarnos en lo que es real, aquí y ahora y en todo momento. En tiempos de incertidumbre, cultiva tu seguridad interna y encuentra la estabilidad que sólo puede ser experimentada cuando se desarrolla una mayor conciencia de uno mismo. Al hacerlo, incrementamos nuestra capacidad para abrazar la vida, dar sin restricciones, compartir abundantemente lo mejor de nosotros mismos.
Esto es lo que podemos hacer con los que ya no están con nosotros: celebrar lo que han dejado atrás, lo que nos han dado. Todos sabemos en nuestros corazones lo que hemos recibido, especialmente si nos hemos conectado con la experiencia interna de amor incondicional, en la cual incluso lo que vemos como "equivocado" se disuelve en esta energía, dejando tras de sí los mejores aspectos de cada situación y una sonrisa en el corazón.
Así como la vida es impredecible también es maravillosa
La inestabilidad externa nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra mortalidad. Si colocas tu atención dentro encontrarás que más allá del mundo cambiante, más allá de la pérdida y la ganancia, más allá de nuestras preocupaciones y separaciones podemos encontrar nuevas oportunidades para amar, dar, compartir nuestros corazones, que muy profundo en nosotros grita sí a la vida. Este "sí" nos une a todos, crece y nos inspira a dar. Un sí para hacer más por los demás, para dejar nuestra huella con obras que serán rememoradas, recordándonos que la carrera por acumular lo material nunca fue tan importante como el camino al descubrimiento interior y el dar.
Incluso cuando nos sentimos perdidos, confundidos, desorientados o desolados, todos podemos traer nuestra atención a nuestros corazones. Siéntelo latir, siente su tibieza, en su interior puedes descubrir amor-conciencia. Es inagotable, ilimitado.
Crezcamos con nuestras pérdidas y aprendamos a unirnos en un abrazo compartido
Cuanto más das, más tienes para compartir. Este es el momento. Este es el abrazo compartido. Toda familia tiene sus pérdidas y dificultades, todo barrio, toda población y todo país. Así que cuando un evento trágico retuerce el corazón de una nación es muy importante que nos unamos, sosteniendo los mejores aspectos de cada uno.
Es el momento de transformarnos a través de las acciones del amor. La pérdida de vidas inocentes, cerca o lejos, puede inspirar a miles, incluso a millones, a hacer más, a dar entre las comunidades, a sostener a los que quedaron atrás.
Crezcamos con nuestras pérdidas y aprendamos a unirnos en un abrazo compartido y a danzar juntos en la dicha y la pena, en medio de las dificultades, enfrentando lo que la vida nos trae, buscando lo mejor de cada situación, agradeciendo y amando, creciendo y dando en unidad.
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