Antídoto
Son gemelas y tienen 76 años. Tan, pero tan idénticas que poca gente logra distinguirlas. Toda una vida juntas (cuatro matrimonios, mudanzas al exterior, hijos, separaciones). Comparten amistades, largos fines de semana en el club (el Náutico de San Isidro), el fanatismo por un deporte: el golf. Y ahora, la viudez. La cuarentena las agarró separadas, a unos pocos kilómetros. Ninguna quiso ceder y mudarse a la casa de la otra. Pero el confinamiento se fue volviendo más y más prolongado. Cinco conversaciones por día no alcanzaban para reducir la distancia. Al final, decidieron "romper" la cuarentena e imponer su propia versión: se visitan cada dos o tres días y pasan la noche juntas. Las carcajadas son interminables en cada reencuentro. Lo mismo que esas mágicas coincidencias que las acompañaron siempre; el misterioso vínculo que tienen las gemelas. La primera noche se chocaron de frente en el pasillo del departamento, a las 12 de la noche, con el celular en la mano y muertas de risa: querían tomar a la otra por sorpresa y compartir la foto en el WhatsApp familiar. Habían tenido la misma idea, "escrachar" a la otra en camisón y despeinada. Cosas de esta cuarentena: ni a los 76 años uno pierde el sentido del humor. Ni las ganas de hacer alguna travesura.